Esteban y el gallo azul

Por Enaida Unzueta.

Estaba dando los últimos toques en Unzueta Gallery, la galería de arte que abrimos en 2004 mi hermano y yo cuando apareció en la puerta, obra en mano, Esteban Álvarez- Buylla.

Hablamos brevemente y me enseñó su pieza de arte. Era un gallo azul (no me gustan los gallos ni todo el estereotipo enaltecido de Rey del Gallinero que rodea su figura en la pintura cubana) pero aquel gallo tenía algo, era casi humano. Pintado sin concesiones, un poco pelón y como después de una pelea, aunque con una fuerza y gallardía que dominaba desde el lienzo.

Fue la primera obra NO Unzueta que colgué en la galería por orden de mi hermano, que le encantó.

Ese fue el comienzo de nuestra amistad.

Esteban es un pintor cubano singular, alejado de todas las escuelas y modismos, ha bebido de las mejores fuentes para crear un universo personalísimo, rico y diverso, cubano y universal. Me recuerda lo mejor de la nueva objetividad, esa forma vehemente de realismo que distorsiona las apariencias para enfatizar lo real.

A veces sarcástico, a veces duro, siempre sensual, mezcla esa melancolía caribeña donde el color es otro componente importante.   A veces saturado, emparentado con el expresionismo, aporta un carácter simbólico a toda su pintura.

Las sensaciones del pintor, sus emociones e incluso los sentimientos del artista te atrapan y enamoran, es capaz de convidarte a disfrutar de sus ambientes, te arrastra a su universo.

La luz es otro elemento a mi juicio importante en la obra de Álvarez-Buylla, porque manejando sabiamente la técnica, y de forma muy suya, nos “cuela” en su atmósfera, íntima, perturbadora, misteriosa. La atmósfera de Álvarez-Buylla simplemente nos enseña la alegría de pintar de este artista.

Prefiero la simbología cristiana donde el gallo es la voluntad de pelear, de luchar y triunfar. El gallo no se rinde, pelea hasta morir. Como Esteban. 

Enaida Unzueta es galerista, y geógrafa.