Inicio

El sitio

W. C. Handy

Por Ulises F. Prieto.

Génesis 6:2-4: “Mi Espíritu no luchará para siempre con el hombre, porque ciertamente él es carne. Serán, pues, sus días 120 años”. La fundación de la República de Cuba fue el 20 de mayo de 1902. Si los hombres siguen respetando al Creador, en el próximo aniversario todos los niños que nacieron ese día ya habrán muerto. Tal vez cuando volé de La Habana, a mediado de los noventas, aún vivían ancianos que recordaban aquel primer día. Mis recuerdos son los de una ciudad sitiada por su propio sitio. En el avión leía el cuento “El Perseguidor” de Cortázar, inspirado en Charlie Parker. Al llegar a Madrid tropecé con el texto de Borges “La historia Universal de la Infamia”. Con ese título seguro debería decir algo sobre la Isla de Cuba.

Sí, mucho, pero no explícito. Reconocía a la Habanera como madre del Tango, y confundía al Manisero con una rumba: “la atroz rumba el manisero” .- A Borges le gustaba ese adjetivo. Me resultó curioso leer que se interesara por la música popular de sus días. El escrito empieza: “En 1517 el P. Bartolomé de las Casas tuvo mucha lástima de los indios que se extenuaban en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas, y propuso al emperador Carlos V la importación de negros que se extenuaran en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas. A esa curiosa variación de un filántropo debemos infinitos hechos: los blues de Handy…” Fue la primera vez que escuché el nombre de Handy. Antes era sólo la manera en que los alemanes le llaman al teléfono celular.

Durante años Handy me fue tan imaginario como el tal Falucho, quien también aparece en el texto, y del cual dicen que tiene una calle en Buenos Aires, pero que ningún argentino ha podido decirme quién es. La segunda vez que leí el nombre de Handy fue en Memphis, Tennessee. Aún está la pequeñísima casa azul de madera al final de Beat Street, donde él creció. A pesar de estar en la calle, parece como apartada y tímida ante el bullicio, como intentando distinguir el sonido del Mississippi entre la estridencia de Elvis, quien aún suena. La humildad de la casa de Handy contrasta con el aparatoso carro de Jerry Lee Lewis. Todos los edificios de Beat Street están pegados los unos a los otros, menos aquella cabañita, que observa un terreno alrededor. Tal parece que la hubieran construido antes de que la ciudad existiera.

Creo reconocer en su pieza más conocida, St. Louis Blues, un recuerdo de los días en que  W.C. Handy fue ciego. Tal vez por eso Borges se fijó en él. Quizás también soñó que durante alguna puesta del sol (siempre inútil para los ciegos), él podría confundir una ciudad en Missouri con el Cairo  y encontrar algún gitano que le devolviera los colores (tal vez el azul de la casa de Handy, y que sugiere la palabra blues) a la orilla de algún río de América. Si estás en alguna rivera de un río grande, no puedes evitar la magia. Con el tiempo me he convertido en un perseguidor de Handy. 

Dicen algunos geólogos que la Isla de Cuba proviene desde el Pacífico, y que entró al Caribe en un descuido del istmo, donde las Américas estuvieron separadas. Actualmente navega lentamente hacia la desembocadura del Mississippi para fundir La Habana con New Orleans. El Río lanza al Golfo constante tierra fértil arrancada desde el Norte, extendiendo el delta, y ampliando el territorio el blues. Ignoro lo que atrae la Isla hacia el continente, pero de lo que sí estoy seguro es que New Orleans ya está preparada para el encuentro. Cuando esto ocurra habrá que elegir cuál de las dos plazas será la del Cabildo, cuál de las dos catedrales será la de la ciudad, cuál de los dos sentidos escogeremos para la palabra bayou. En resumen, cuál de los dos sentidos elegiremos para la palabra Sitio.

 

Ulises F. Prieto es Profesor de Matemáticas y escritor.

 

One Comment

  1. Pingback: El sitio – – Zoé Valdés

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*