Por Carlos Carballido*
Las elecciones de Estados Unidos se acercan y la objetividad de los medios de comunicación para hablar con precisión sobre las debilidades del candidato demócrata Joe Biden para ocupar la presidencia es esencialmente nula.
Como era de esperar Joe Biden ha recibido la cobertura de prensa más favorable de cualquier candidato presidencial moderno en la historia incluso mucho mayor que el trato cálido y genuflexo que Barack Obama recibió durante su carrera presidencial en 2008 por parte de sus amigos en los medios. A estas alturas ya no importa qué puede decir o hacer el candidato demócrata, cuan incoherente u ofensivo puedan ser en sus declaraciones porque lo que jamás escucharemos a un periodista es cuestionar si Biden está en capacidad mental para ocupar el cargo más importante del planeta tierra.
Si Donald Trump hubiera dicho solo un cinco por ciento de lo que ha dicho públicamente el ex vicepresidente demócrata, ya hubiera tenido que renunciar a la Casa Blanca. Pero Biden es diferente. Se le perdona y se le pasa por alto la idiotez más absurda. En los últimos cuatro meses el también ex senador ha enlistado una serie de actos que cualquier médico lo entendería como totalmente incapacitado para el cargo presidencial. A saber:
- Preguntó a un periodista si era un “adicto”
- Dijo a los votantes negros que no son realmente negros a menos que voten por él
- Aseguró que hubo ” más de 120 millones de muertos por COVID en EEUU ”.
- Ha confundido la ubicación desde donde estaba hablando.
- Un miembro de su staff ha tenido que guiarlo de la mano como si estuviera ciego.
- Ha perdido el hilo de sus pensamientos durante una mesa redonda en la que preparó notas frente a él y solo pudo decir : “Sabes el rápido aumento ….umm uh, con… uh.. con …no sé”,
- Muestra mirada disociada y perdida en ciertos momentos del discurso.
¿Alguien puede imaginarse cuáles serían los titulares y el constante aluvión de indignación de los medios si el presidente Donald Trump hubiera dicho o hecho alguna de esas cosas?
Los principales medios de comunicación encuentran a Trump tan moral y éticamente repugnante que prefieren arriesgarse a perder la credibilidad que les queda a sugerir, por ejemplo, que un Biden tambaleante y a menudo confundido es el candidato por el que los americanos deberían votar el Noviembre próximo.
En lugar de informar sobre lo que debería ser bastante obvio para cualquier persona con ojos u oídos, la media convencional y los algoritmos de las redes sociales parecen creer que su trabajo principal no es solo proteger a Biden, sino apuntalarlo haciéndolo parecer un líder lo más coherente y eficaz posible mediante titulares de prensa aduladores y de un servilismo aberrante como el aparecido en el New York Times , “Biden habla una vez más, con sentimiento“.
Biden ha servido en el Senado durante 36 años y ocho años como vicepresidente y todo aquel que siguió su trayectoria puede comparar que la persona que vemos corriendo en la competencia electoral no es la misma. El Biden de hoy es incoherente, adicto a meter la pata al abrir la boca y eso es sin contar los videos en los que inapropiadamente toca a mujeres y niños.
Después de que Trump recibió un notable impulso en las encuestas por parte del RNC , quedó claro que la estrategia de la campaña de Biden de mantenerlo escondido en su sótano simplemente no sería suficiente. Los reporteros rara vez han tenido la oportunidad de hacerle preguntas en los últimos meses y, en las raras circunstancias en las que se les brinda la oportunidad, casi nunca preguntan nada sustantivo o contradictorio. Jamás ha tenido que enfrentarse a la ira de los reporteros beligerantes o la hostilidad, la grosería y las interrupciones habituales que esperamos de las reuniones informativas de Trump en la Casa Blanca.
El favoritismo de la prensa hacia el candidato parece ignorar sus desaciertos y en contramedida continúan su tarea de apoyar su imagen al máximo de lo permisible. Se ha visto a su personal de campaña hablar amigablemente con los periodistas y dictarles por donde debe ir la conferencia de prensa que jamás o en raras ocasiones solo recibe una o dos preguntas medio incómodas que Biden evade con muchísimas más imprecisiones.
Hasta la fecha ningún periodista a los que se les permite llegar cara a cara con Biden se ha molestado preguntar por qué no condenó la violencia que ha dominado las calles en las principales ciudades del país durante los últimos tres meses. Ningún periodista preguntó por las pruebas que permitan acusar creíblemente a Trump o sus partidarios de que de alguna manera tenían la responsabilidad de los disturbios y saqueos, cometidos principalmente por manifestantes de Antifa y Black Lives Matter en las ciudades controladas por los demócratas.
A muy pocas semanas de las elecciones, los americanos tienen un solo punto de preocupación y es cómo se podrá reactivar la economía nuevamente luego de los encierros por el Covid. A Biden nadie le ha preguntado como lo haría y cuál es su plan para lograr una economía saludable y sólida de prosperidad. En cambio solo vemos la adulación como estrategia y el encubrimiento de las habilidades cognitivas en declive de Biden para concentrar la meta en brindar todas las oportunidades para atacar a Trump en un Mantra que es repulsivo. Con periodistas así cualquiera gana la Casa Blanca si no existiera esa América profunda con seres pensantes de ambos partidos.
Solo queda por creer que tanto periodistas como los algoritmos de Facebook, Twitter, Google y demás medios aumentando censura conservadores, son cómplices todos de uno de los mayores encubrimientos jamás orquestados por quienes mueven los hilos de los principales medios de comunicación y redes sociales.
*Carlos Carballido es periodista cubno en el exilio, actual Vicedirector de ZoePost
Y dijo qué él era la esposa de Joe Biden para presentar a su esposa.
Bravo !!!
Tristemente todo lo que se dice en este artículo es cierto. Cabe pensar que a la prensa, los actores millonarios de Hollywood, los jugadores de equipos de fútbol, basket, etc. y que se arrodillan cuando escuchan el himno nacional o ven la bandera americana ondear, porque detestan a este país, así como la izquierda que sigilosamente trabaja en la sombra para aniquilar lo que siempre ha representado en el mundo la forma de gobierno de este país, quieren al “viejito” Biden porque él es una marioneta en sus manos. Saben que lo pueden utilizar a su conveniencia y que cuando ya sea un estorbo, lo liquidan y les queda la izquierdista Harris.Ah, y no olvidemos que la Hilaria sigue al pie del cañón.
Muy buen artículo y tiene usted toda la razón
La inmoralidad de los medios de comunicación es Indignante.
Artistas de Hollywood, deportistas, políticos, millonarios de diversas procedencias, etc, están tratando de acabar con la presidencia de Trump entre otras cosas porque ha destapado la gran corrupción política, moral y criminal de muchos de ellos. Si Biden gana todo se seguirá encubriendo.