Sociedad

El Delano

Por Federico Wilkins.

Siempre había un pequeño plato plateado incrustado al lado de la puerta de la habitación y encima del plato una manzana verde tan pulida que parecía una vela… así te recibía El Delano en su época dorada allá por finales de los noventa cuando Madonna y Ricky Martin eran sus embajadores y las fiestas de fin de semana en su bar eran un desenfreno hedonista… leyendo el muro de Sergio León me enteré que estaban vendiendo en barata la mueblería del hotel tipo los restos de un naufragio o los pedazos de un hermoso cadáver ofrecidos a la rapiña… la noticia me trajo una secuencia de recuerdos nítidos y quemados en blanco (como sus habitaciones imperio del cloro)… Por ese entonces regresando al Delano, Lidia Parets y yo hicimos un photobomb en un video de MTV que se filmaba de madrugada con unas pipas que tiraban una lluvia artificial, eran los tiempos de buscar el mejor martini en el Loews, de sentarme con Ayleen en el happy hours del piano bar del National para escuchar a Renée Barrios, del brunch en el Biltmore de Coral Gables, de irme con Silvia Pinal a la barra del Laundry Bar de la novia de Ellen DeGeneres y de meterme debajo de la cascada de la piscina del Fontainebleau, el mismo de “El Especialista” con Sylvester Stallone y Sharon Stone…

Parodiando a Jack Nicholson cuando dice al final de About Schmidt: “Cuando yo muera y todos los que me conocieron mueran también, será como si nunca yo hubiera existido”, creo que cuando mueran (como El Delano) los lugares donde fui feliz, será como si yo nunca hubiera existido…

Federico Wilkins es productor y escritor.

 

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