Por Milagros López de Guereño/El Debate.
Este verano se cumplen tres años de la aprobación de las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) en Cuba. En este periodo han ascendido a 11.000 las registradas bajo ese paraguas. Mientras que extranjeros y cubanos con acceso a divisas las aman y no podrían vivir sin ellas, los nacionales que dependen de un salario en pesos cubanos reniegan de ellas.
Su expansión ha permitido el crecimiento de pequeñas cafeterías, restaurantes y negocios. El principal problema es que nacieron con precios elevados y la ventaja es que ofrecen un suministro estable de mercancías.
«Las MIPYMES tienen de todo, pero más caro porque lo compran todo afuera. Una libra (unos 500 gramos) de queso gouda cuesta casi 2.000 pesos –6 euros al cambio no oficial y 16 al oficial–. Con un salario mínimo de 2.500 si se paga por casa, servicios de luz y agua, teléfono, etcétera. ¿qué queda?», nos dice Yamilé, una sanitaria que optó por trabajar de cocinera en una casa que alquila habitaciones a turistas…