Por Zoé Valdés/El Debate.
Pese a que a Marine Le Pen, líder de Reagrupamiento Nacional, no le aceptaron el recurso en el tribunal contra su condena y que probablemente no podrá gobernar en el futuro, el discurso que recién ha hecho como moción contra el Gobierno del primer ministro Sébastien Lecornu es de los más relevantes que se ha podido oír en la Asamblea Nacional en años. Con una retórica firme y argumentos contundentes, Le Pen ha logrado captar la atención tanto de sus seguidores como de sus detractores, marcando un antes y un después en el debate político nacional. Su intervención ha generado un amplio debate mediático y social, reflejando la polarización existente en la sociedad francesa.
Desde hace un buen rato la política en la Asamblea se reduce a los rebuznos de los militantes de la izquierda y la ultra izquierda, a las bajezas y cobardías del centro derecha y de la derecha, y a los knockouts prominentes de los miembros del partido de Marine -a la que salvo en España casi nadie en Francia le llama por su apellido. En España lo hace la prensa para «rebajarla» a su padre, como si su padre no hubiera sido una gran figura, polémica, pero una gran figura en la política francesa. Sin embargo, la ignorancia de la prensa en España se corrobora a diario hasta en el noticiero de Vicente Vallès, que llega un momento que da vergüenza ajena, como hace apenas unas noches cuando se afirmó en ese telediario que la paz en Medio Oriente tiene que ver con el pasado de constructor del presidente Donald Trump; vamos como si construir fuera lo peor del mundo y destruir como lo hacen los terroristas de Hamás fuese lo ideal. Así va el periodismo oficialista, camino de convertirse en réplicas de los lacayos castristas, el mismo estilo, idéntica estupidez ideológica.
Aunque numerosos iban por la moción de censura, el Gobierno de Lecornu salvó a rente, de a poco y con no pocas dificultades, gracias a pactos de última hora y a la fragmentación de la oposición del bipartidismo -al que Marine tuvo el coraje de criticar argumentando que es una herencia enclenque de Charles de Gaulle. Tres diputados verdes no votaron la moción de censura presentada por Francia Insumisa: los ex ministros Delphine Batho y Dominique Voynet, así como Catherine Hervieu. El resultado, lejos de ser una victoria contundente, evidencia la fragilidad del Ejecutivo y deja abiertas muchas incógnitas sobre su capacidad para mantenerse en el poder durante los próximos meses.
Este escenario augura una nueva oleada de tensiones políticas, donde la confrontación entre Le Pen y los sectores de izquierda podría intensificarse en la Asamblea. Aunque el objetivo común de forzar la salida de Macron mediante una moción de censura marca una etapa inédita en la dinámica parlamentaria francesa, situando al país en un periodo de incertidumbre política que podría redefinir el futuro inmediato del Gobierno. Y que recuerda más -en lo que una mayoría coincide- a la Cuarta República.
Macron también salvado, el contexto financiero sitúa a Francia ante el reto de implementar reformas significativas y recortes para garantizar la sostenibilidad de sus cuentas públicas. El debate presupuestario se perfila como uno de los más complejos de los últimos años, con el Ejecutivo bajo presión para lograr consensos tanto dentro del Parlamento como frente a la opinión pública. Las medidas propuestas por el Consejo de Análisis Económico abarcan desde ajustes en el gasto social y sanitario hasta posibles incrementos fiscales, mostrando la amplitud del abanico de opciones para controlar el déficit…
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