Sociedad

Duelo, etapas, resolución

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Por Lucimey Lima Pérez.

 

El duelo (dolus – dolor en latín) se define como la reacción ante la pérdida de una persona valorada y amada. Puede existir duelo ante pérdidas materiales o afectivas no relacionadas con la muerte, que han tenido un significado de envergadura. En esta ocasión nos referiremos a las partidas definitivas, a los viajes sin retorno, mientras otras situaciones de vida quedan aun con cierta posibilidad de cambio, de vuelta atrás o incluso de progreso.

No hay cultura ni nación que esté exenta del sentimiento que embarga a un duelo, luego tiene un valor universal. Sin embargo, aun cuando tenga tanto en común se trata de un proceso individual y único cargado de emociones y de pensamientos hermosos o deletéreos. Porque así es el cariño, un regalo y una pérdida.

Se han descrito varias etapas en el proceso del duelo, valiosos autores han contribuido a la descripción y a la evolución que implica. Aprecio el trabajo de Elizabeth Kübler-Ross On Death and Dying (1969), en el que describió cinco etapas del duelo. Estos tiempos son actuales y resumen el proceso mental, emocional y conductual ante una inmensa pérdida.

Me permito señalarlos con comentarios sobre lo sabiamente acotado y estudiado por Küble-Ross, con la experiencia de mi práctica profesional y con mi propia vivencia.

Escribo con agravio, el tiempo no me ayuda, llueve, el viento del sur es atroz y vivo… pareciera que nos arranca del suelo que pisamos.

Quisiera ayudar a todos aquellos que vivimos duelos inevitables. Desde luego, no es nada de “librito”, pero las etapas ayudan a entender.

1.La noticia. Tomada de diferentes maneras, esperada, sorpresiva, dolorosa, definitiva, y el clásico NO. En mi experiencia terapéutica me atrevo a decir que muchas veces el NO es un SI disfrazado por la no aceptación de la verdad que implica. A este nivel una intervención terapéutica podría ayudar mucho y reforzar el sentimiento de pérdida en términos claros, positivos y sin culpa.

2.El enojo. Este aspecto es muy complejo, porque implica una molestia sin sentido y un malestar consigo mismo por tantas causas como pudieran imaginarse, aunque no sean justificadas ni por falta de atención ni por inconsciencia de realidad.

3.La vulnerabilidad. Somos más frágiles de lo que creemos, estamos sujetos a los golpes sin estar preparados. Es una etapa que maltrata, confusa, nublada, muy dura porque no nos damos cuenta de lo que está pasando. Indefensión, propio acoso, fragilidad, yo lo describo como debilidad física, porque hasta ahí repercute: en el cuerpo.

4.La tristeza. A diferencia de otros aspectos del duelo, la tristeza es “pasiva”, pero extraordinariamente convulsiva. El dolor emocional paraliza, la motivación disminuye, existe confusión, olvido, la mente está obnubilada como si hubiera un déficit cognitivo.

5.La aceptación. Consiste en una conjunción con la inevitable realidad, no es un alivio ni una resolución. Algunos autores consideran que la aceptación es la cura del duelo, sin embargo, muchas veces cursa en conjunto con profunda tristeza por la pérdida que la ausencia significa.

Existen tantos tipos de duelo como personas que lo experimentan. Las etapas no se arreglan en orden cronológico. De manera que una persona en profunda tristeza puede expresar ira o negación. El tiempo resulta sabio y reconfortante, el proceso debe llevarse a cabo sin menoscabo de la expresión de los sentimientos. Sucede en todos los duelos no complicados. Esto significa que la represión de las emociones interfiere con la fluidez en la resolución del duelo dentro de niveles naturales.

Hasta el 2013 el duelo estaba incluido en los trastornos mentales. Desde el surgimiento de la versión número 5 del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Psiquiátricos (DSM-5, American Psychiatric Association), el duelo es considerado como una reacción ante la pérdida de una persona querida. La Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-10, World Health Organization) incluye al duelo ¨normal¨ separado del duelo complejo o complicado incluido en los trastornos de adaptación.

Ciertamente es un tema inagotable, cargado de fuerzas de vida y de muerte, de recuerdos, de apegos, de falta. Un duelo no elaborado se eterniza, por tanto, el proceso de sanación amerita oportuna atención, como un absceso se cura cuando se drena el contenido.

Lucimey Lima Pérez es Psiquiatra, Psicoterapeuta, Máster y PhD en Neuroquímica.

 

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