EDITO

Cuba, hacia 70 años de comunismo de la mano de Estados Unidos

Por Zoé Valdés/El Debate.

Si Cuba –con un pueblo desarmado y los militares convertidos en hombres de negocios mediante empresas esclavistas y fraudulentas–, no se ha liberado del comunismo ha sido porque a Estados Unidos no le ha dado la gana

Cuba se dirige hacia siete décadas de más comunismo (el castrismo lleva ya 64 años en el poder), sin ningún tipo de cambio radical en el horizonte, como no sea el del cambio–fraude que impusieron el régimen de Castro II y el gobierno de Barack Obama, y que ha continuado con el gobierno de Joe Biden.
Si Cuba –con un pueblo desarmado y los militares convertidos en hombres de negocios mediante empresas esclavistas y fraudulentas–, no se ha liberado del comunismo ha sido porque a Estados Unidos no le ha dado la gana.

A Estados Unidos le conviene mejor una Cuba castro-comunista hundida en la miseria que una isla próspera

Intervenir no intervienen, pero permitieron (con la complicidad mundial) 30 años de invasión militar soviética; sólo porque según ellos, a Estados Unidos le conviene más una Cuba castro–comunista hundida en la miseria que una isla próspera que le haga competencia turística a las islas aledañas y a Estados Unidos, algo que previó el financiero de la mafia norteamericana Meyer Lansky hace muchos años, y que fue la razón por la que invirtió en los casinos de La Habana, perdiendo una gran fortuna en cuanto Fidel Castro y sus pandilla llegaron al poder y le quitaron todo como se lo robaron a todo el mundo, para apoderarse ellos de Cuba y hacer de ella su finca personal con once millones de esclavos.
64 años después, y tras la toma del poder por Raúl Castro al suceder en un acto dinástico a lo norcoreano, el que algunos consideraron que sería un reformador, y que lo único que reformó para peor fue la manera de asesinar a los verdaderos opositores: no los mandó a fusilar directamente como hacía su hermano, Castro I, sino que empezó a eliminar a los líderes de la oposición mediante accidentes de tráficoinyecciones letales (muy a lo Vladímir Polonio Putin), y desapariciones sin que nadie pudiera reclamar nada.
Qué van a reclamar, si al mundo no le importa para nada lo que sucede en Cuba. Al mundo, en cuanto a Cuba sólo le importa la visión de Estados Unidos, y ya habrán comprendido que a Estados Unidos lo único que le importa es eternizar la tiranía (lean por favor El cuarto piso, del embajador norteamericano en Cuba en época del presidente Fulgencio Batista y Zaldívar, Earl S. T. Smith).
Raúl Castro, su hijo Alejandro Castro Espín, formado por Putin en Rusia, y los militares beneficiados económicamente, son los que mandan en Cuba, maniobran a su antojo detrás de la marioneta de turno Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Díaz-Canel es el exmilitar que se puso la guayabera de senador republicano (traje que estuvo prohibido en Cuba durante décadas hasta que Gabriel García Márquez, el cartero de Aracataca y de las FARC y Fidel Castro se vistieron con ella y el «Coma Andante» adoptó además la marca Nike); y se vendió al mundo como el presidente aperturista, cuando en verdad no es más que otro títere que no dudó en amenazar a los cubanos con una guerra civil en medio de las protestas del 11 y 12 de julio.
De esas protestas el saldo ha sido de 1079 presos políticos, entre ellos mujeres y 38 menores de edad (algunos cumplieron la mayoría en la cárcel) condenados a penas de entre 9 a 30 años de encarcelamiento en celdas de castigo o tapiadas. Estoy contando solamente a los presos de la última redada del 2021, sin añadir a los que antes de esa fecha ya llevaban meses y años en prisión y a los vinieron después…
Foto: Miguel Díaz-Canel y Rául Castro. AFP.

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