EDITO, Política

Cuba en la encrucijada

Armando de Armas

Por Armando de Armas.

Acaban de acontecer eventos inéditos durante los últimos 62 años en Cuba. Un levantamiento popular masivo a lo largo de toda la isla a partir del 11 de julio y días siguientes con una respuesta violenta, como era de esperar, por parte de las fuerzas represivas de la tiranía comunista con un saldo aún indeterminado de muertos, heridos, presos y desaparecidos.

A partir del 18 de julio y en apenas dos semanas la muerte de ocho altos cargos del estamento militar del régimen: Agustín Peña Porres (nada menos que general de división y jefe del Ejército Oriental de Cuba), Marcelo Verdecia Perdomo, Rubén Martínez Puente, Manuel Eduardo Lastres Pacheco, Armando Choy Rodríguez, Gilberto Antonio Cardero Sánchez, Pedro Gerardo Gutiérrez Santos, uno de los asaltantes al Cuartel Moncada, y el Coronel de la Reserva Santiago Hernández.

Vamos a ver, no del todo inéditos, a lo largo de la sexagenaria dictadura ha habido protestas públicas en la isla, la más sonada en 1994 con el levantamiento popular conocido como El Maleconazo y otras de índole menor, inclusive individuales como la que costó una fractura de cráneo al autor de este artículo en 1989 en Camagüey, por cierto, justo en el mismo momento en que tenía lugar la Causa Número Uno en la que el general Arnaldo Ochoa, el coronel Antonio de la Guardia, el mayor Amado Padrón y el capitán Jorge Martínez Valdés fueron condenados a muerte por fusilamiento, mientras los oficiales Antonio Sánchez Lago y Eduardo Díaz fueron condenados a 30 años, en tanto el general Patricio de la Guardia resulta sentenciado a otros 30 años, así como el capitán Miguel No, la capitana Rosa María Abierno y el oficial Alexis Lago Arocha quienes fueron condenados a igual a período de reclusión. Luis Pineda Bermúdez, Gabriel Prendes Gtmez y Leonelt Estévez Soto, subordinados del mayor Amado Padrón, fueron sentenciados a 25 años de prisión. El coronel Antonio Rodríguez Estupiñan, ayudante de campo de Ochoa, recibió la condena más leve: 10 años de cárcel.

Por no decir que tan temprano como 1959 es fusilado el comandante Humberto Sorí Marín y desaparecido misteriosamente en el mar el comandante Camilo Cienfuegos. En ese tiempo el grado de comandante era equivalente a general dentro del régimen castrista.

Así en el caso de las protestas lo inédito estaría en la extensión a lo largo de la isla, la masividad, la duración y la coordinación con que acontecieron. En el caso de la muerte de los militares lo inédito estriba en que no se dan explicaciones de la causa de esas muertes (excepto la última en que el finado contaba con 92 años, una buena edad para irse de este mundo).

Lo inédito está también en que todo ello acontece bajo un desabastecimiento generalizado de alimentos y medicinas y en medio de un explosivo repunte del Covid-19 con los hospitales colapsados. En este agosto las autoridades comunistas han reportado récord de muertes en el país debida al virus chino, con 87 fallecidos en 24 horas el primero de este mes, la cifra más alta desde que comenzó la pandemia. Hasta esa fecha el número más elevado de muertes era de 80, reportado el pasado 24 de julio.

Por norma unas protestas de la envergadura de las que acabamos de presenciar requieren de organización y liderazgo. Por norma también ocho miembros de la cúpula militar no se ponen de acuerdo para morirse de causas naturales. Luego surgen varias interrogantes: ¿Fueron fortuitas las protestas? ¿Quién o quienes organizaron y dirigieron las protestas? ¿Habrá más protestas? ¿Fueron fortuitas las muertes de los militares? ¿Quién o quiénes hicieron la gestión para que estos altos jefes militares murieran en este preciso momento? ¿Murieron el mismo día y después nos han ido dosificando las noticias en días distintos? ¿Morirán más militares de alto rango? ¿Están conectadas las protestas con las misteriosas muertes?

¿Fueron estás protestas organizadas por el mismo régimen que se adelanta así y controla unas protestas que comoquiera habrían de ocurrir espontáneamente por el desespero de un pueblo que ya no tiene nada que perder? ¿O las organizó por el contrario una facción disidente dentro del mismo régimen? ¿Las organizó la embajada estadounidense en La Habana? ¿Las organizó la embajada estadounidense en complicidad con el régimen? ¿Las organizó la embajada estadounidense en complicidad con una facción disidente dentro del mismo régimen?

Nada de ello importa, acá lo que importa es que a partir de ahora ya nada será igual. Ese pueblo ha mostrado que sus hijos no temen morir por la libertad y pronto aprenderá además que sus hijos no temen matar por la libertad.

Estas protestas han dejado claro algunas cosas.

El liderazgo opositor pacifista dentro y fuera de la isla no es la solución sino parte del problema. Ese liderazgo lleva una vida pidiendo -siempre piden- que el pueblo indefenso se tiré a la calle y cuando se tira son incapaces, por ineptos, de encabezar y capitalizar las protestas.

Las protestas han dejado claro que un pueblo indefenso no puede luchar exitosamente contra una dictadura comunista que no quiere ceder el poder. El Bloque Este se desmontó desde arriba y, en Rumania, donde la dictadura no decidió desmontarse el cambio se dio con la intervención de los militares a favor del pueblo.

A partir de este momento la lucha tendrá que ser clandestina, hay que invertir la ecuación. El miedo tienen que empezar a sentirlo los represores no el pueblo como hasta ahora. Los muertos tienen que empezar a ponerlo los represores no el pueblo como hasta ahora.

El análisis de los últimos acontecimientos apuntaría a que el régimen pudiera estar en una fase previa de fragmentación (en medio de fuertes rumores de que el general Raúl Castro ha pasado a peor vida) y a su vez apuntaría a que elementos dentro del mismo apuesten por ponerse de parte del pueblo, sobre todo entre militares con mando de tropa, coroneles que libraron las guerras del África sin los beneficios capitalistas de la cúpula y por lo mismo tan hambreados como el mismo pueblo.

Me atrevo a aventurar que de aquí a diciembre pudieran desencadenarse dramáticos sucesos que den al traste con la dictadura comunista en la isla. Una coyuntura favorable además para que las fuerzas nacionalistas -dentro y fuera de Cuba- aúnen esfuerzos para poner fin a la tutela del tenebroso Deep State norteamericano sobre los destinos patrios.

 

Armando de Armas. Escritor cubano exiliado, autor en los géneros de periodismo investigativo, ensayo, narraciones y novelas. Entre sus libros destacan La tabla, una abarcadora novela sobre la sociedad isleña, y Los naipes en el espejo, un ensayo sobre la historia de los partidos políticos estadounidenses que augura además el triunfo electoral de Donald Trump en 2016 y un profundo cambio de época en el mundo occidental. Editor Educación/Cultura ZoePost.

 

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