Por Raúl Izquierdo.
Dicen que por estos días hubo frío en La Habana y como ya ni monos hay en el zoológico, supongo que chiflaron también los curieles.
Estos roedores son ahora la nueva opción. Una especie de animal «comestible» que el Castrismo ha puesto de moda como el nuevo gran descubrimiento del plan alimentario oficialista.
Las grandes aportaciones culinarias del Castrismo, sin excepciones, han sido todas fallidas, pues lo han intentado antes con impensables ingredientes, la Moringa, no hace mucho con el avestruz, que no hay ni nunca hubo, pasando también por las jutias en peligro de extinción debido al hambre del pueblo, que ha terminado por comérselas todas. Así han ido de bandazos, pasando allá en la Isla, por recomendar cuanta cosa se coma, sea que se siembre, camine, nade o vuele y en ese largo peregrinar del cubano saliendo a «resolver» parece haberse ya agotado todo.
Pero si creíamos que ya lo habíamos visto todo, lo de comerse los curieles ya es demasiado, porque el curiel, queridos amigos, no es siquiera una liebre, o un conejo, aunque sean medio parientes. Un curiel es más un bien ratón algo más bonito y este «tupe» del «alto poder nutritivo» que posee, me suena a burla, me parece un chiste; un mal chiste porque nada tiene de particular comer conejo, torcazas, rana toro, hasta iguanas o jicoteas, a quien le guste, es opcional, algunos en otros países comen Cuy, pero ojo, que un curiel no es un Cuy. Es una especie de «capibarita» ya mas grandecita, que la consumen en algunos países de América, como Ecuador, por ejemplo.
La jutía, ya fuera enana, conga o carabalí, algo más grande que un Cuy, era un plato típico de la campiña cubana. Yo mismo las comí algunas veces y cuando el hambre apretó debido a las escaseces de los castristas, debí hasta probar caimán, caguama, caballo, sin embargo. Pero… ¿un curiel? No.
Lo que no aclara la prensa castrista es que este nuevo invento no puede ser la base alimenticia de una nación porque lo que no se cultiva o cría a niveles comercializables, no alcanza para alimentar las poblaciones. Así las cosas, si esta locura sigue, los próximos serán los hamsters, o quizá los lemnings, o las musarañas y por supuesto, ni hablar del Almiquí, esa especie de ratoncito endémico de Oriente ya medio extinguido. En fin, una locura, todo menos dejar que la gente crie ganado vacuno (que ese si nos alimenta y de yerba, que es barata y abundante se alimenta él) o cabras o corderos, incluso cerdo, que al parecer ya no se consigue. ¡Carajo! ¿No es mejor criar y comer lo que es normal? Acaso no es elemental que los cubanos puedan alimentarse de lo que se alimenta el Mundo, que puedan criar todo lo que allí les está prohibido a los cubanos, o dejarlos pescar en todo el litoral libremente, sin apresarlos si agarran una langosta o un pargo. Prefieren la represión, todo, menos que la gente sea libre, produzca cosas, las comercialice y solucione la perpetua crisis alimentaria que no nos creemos los que sabemos por la historia de crueles «holodomores» genocidas por hambruna, todo menos dejar vivir en paz y felices a los pobres cubanos en libertad y derechos, sin tenerlos entretenidos perpetuamente en la supervivencia mas precaria. Por más de 60 años han logrado dominar a un pueblo por hambre y carencias. Y parece que están dispuestos a seguir haciéndolo.
Si dejaran que los cubanos pudieran criar libremente animales para consumo, créanme que de la noche a la mañana, se acaba el hambre y alimentan a todo el pueblo. Recordemos cómo apenas unos cuantos hábiles campesinos cuando aquel Mercado Libre de los 80s pudieron satisfacer la demanda nacional. Entonces el gobierno se asustó tanto que vetó esa forma de comercialización poco después, porque era un canto a la iniciativa privada y a la economía de mercado. Era una vía para que el cubano con la barriga llena tuviera tiempo de pensar en cosas más importantes como su libertad, por ejemplo. Fue una época en la que unos cuantos emprendedores con unos realengos de tierra, llenaron los mercados campesinos de los pueblos de todo lo imaginable en productos. ¿Entonces?
Cada vez es más onírica y surreal la realidad cubana, no me creo para nada la ineficiencia, ¿tanta? ¡Imposible!
Lo que estamos viendo con estos inventos desde la Moringa hasta el Curiel es sólo un mal pretexto, una estrategia malvadamente planificada, sufrimiento planeado. Hambre programada buscando a propósito la agonía y la desesperanza.
Es un guión marcado para ser ejecutado temporada tras temporadas si que les dé un ápice de vergüenza.
La única manera de impedir que sigan burlándose del pueblo cubano valiéndose del hambre, es borrando del mapa a ese gobierno que irrespeta a su pueblo y de los que desde el exilio mantienen como pueden a sus familias en la isla. Y hay que hacerlo rápido y sin diálogo con la infamia, sin transición pacifica. Si fuera necesario, sacarlos a como de lugar, porque un día recomendarán comerse los Tomeguines del Pinar los Pececitos de colores, las ratas de cloaca o las eternas cucarachas o a nuestros propios hijos y habrá siempre quienes aplaudan tanta barbarie.
Raúl Izquierdo es arquitecto.
«Menos tren, carro o avión, todo lo que corra o vuela, se come.» Dicen que así decían los chinos en Cuba.
Hay que entender que el régimen Castrocomunista está haciendo lo que puede. Seamos gentiles.
Recordemos que el último desastre nuclear en hubo en La Habana, mató todas las vacas, los chivos, los carneros, los pollos, los patos y los guanajos de toda la Isla. ¿Qué otra cosa se puede hacer, verdad?
Lo que no hay en ese gobierno es madre.
Y… ¿qué vendrá después que falle la aventura de los curieles (como falla todo)? ¿Ratas?
¡No lo dudo!