EDITO, Mundo

Contra España

Juan Abreu

Por Juan Abreu.

 

Hay mucho revuelo en España por la llamada Ley Celaá, cuyo propósito es igualar al español (no el castellano, que es desde hace siglos una lengua muerta, con los dialectos regionales españoles. El español, lengua monumental (a Cervantes, Quevedo, Lope y Góngora me remito) hablada por más de quinientos millones de personas en el mundo, ahora es por ley igual al euskera o el gallego o el catalán, dialectos insignificantes numérica y literariamente. La guerra de los castro-chavistas y los tribales antiespañoles (sobre todo los antiespañoles catalanes y vascos) es contra el español. Sin español no hay España.

 

Hay mucho revuelo, decía, pero sin razón, la Ley Celaá no es más que un paso más en la desespañolización de España a mano de socialistas y sus aliados castro-chavistas de Podemos e independentistas vascos y catalanes. La principal tarea del Gobierno español del PSOE y sus aliados antiespañoles es continuar con la desespañolización de España. Diluir España en un magma de pequeñas tribus enfermas de racismo cada una con su dialecto insignificante, acabar de una vez por todas con los ciudadanos españoles libres e iguales.

 

Se habla mucho de la Constitución española, de la concordia que trajo, del empeño de vivir juntos los distintos que encarnaba. Monsergas. Nunca hubo tal deseo, nunca hubo tal concordia, nunca hubo tal empeño; desde el primer minuto los redactores de la Constitución española conspiraron por cobardía o pura traición, da igual, a la vista de los resultados, contra una España de ciudadanos libres e iguales. Nunca han existido los ciudadanos libres e iguales. Y semejante despropósito está avalado por la Constitución a través de los privilegios vascos y catalanes; si hay privilegios no hay igualdad, no hay ciudadanos libres e iguales. La aclamada Constitución española permite y respalda la mentira de las nacionalidades culturales y de los privilegios históricos bombas de profundidad en el corazón de la Constitución española. A la vista está, cuarenta años de Constitución española de 1978 han hecho posible una España balcanizada que se permite prohibir el español como lengua vehicular del país como lengua nacional y se permite comparar el español con los insignificantes dialectos de las provincias españolas y de sus nacionalistas antiespañoles.

 

España como poder cultural y ciudadano ya no existe en España. Semejante atrocidad ha sido posible no sólo por la traición de las tribus regionales catalana y vasca, también por la cobardía o el oportunismo o la irresponsabilidad de los redactores de la Constitución española.

 

Tal ve sea hora de dejar de cantar las maravillas de la Constitución española y empezar a verla como lo que es, el inicio del fin de la España de ciudadanos libres e iguales, la puerta abierta a la traición tribal y al fin de los ciudadanos españoles libres e iguales. Es decir, el documento que ha servido durante cuarenta años de cimiento a la destrucción, al desmembramiento de España.

 

Juan Abreu es escritor y artista. Su blog Emanacionesha sido publicado en varios volúmenes en papel, además de su obra literaria.

 

 

One Comment

  1. Alejandro González Acosta

    ¡Cuánta razón tenía el poeta!: “¡Cuídate, España, de tu propia España…!” Tenían al enemigo dentro, esperando dar el zarpazo… Gracias a Juan Abreu por recordarnos tan certeramente “la verdad verdadera” que seguramente, por fortuna, incomodará a algunos.

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