Carta abierta a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba

Por Ray Luna.

Ninguna monarquía fue absoluta sin el apoyo del ejército. Ningún tirano podría sobrevivir sin un ejército que lo proteja. El poder absoluto no existe sin su apoyo. Ha llegado la hora de actuar.

Las Fuerzas Armadas no deben ser Revolucionarias, sino Nacionalistas. No deben defender a un determinado grupo político, sino a Cuba toda.

La mayoría del ejército cubano está compuesto por hombres y mujeres de honor. De no actuar hoy, tomando el control de la nación —para evitar una posible intervención extranjera— el ejército quedará deshonrado ante el pueblo. Y ese es un delito que no prescribe.

El ejército debe evitar que las fuerzas del Ministerio del Interior masacren a la población que hoy se levanta pidiendo justicia y libertad.

Es momento de detener la degeneración de la patria y poner el poder en las manos adecuadas, para que el cubano vuelva a ser
exitoso, viril, y rico.

Hoy se puede ver a ese cubano en casi todas partes, menos en su propia tierra.

Las Fuerzas Armadas deben saber que existe una filosofía política, una alternativa, una revuelta contra las dos filosofías políticas dominantes en la Cuba moderna, el capitalismo liberal y el comunismo marxista.

En última instancia, en lo que todos los cubanos deben estar de acuerdo es en la oposición acérrima al individualismo y al materialismo (tanto del capitalismo como del comunismo).

El noble pueblo cubano tiene el deseo de unir a las personas en torno a un ideal superior. El ideal es simple, un estado orgánico, todas las partes de la sociedad trabajando en armonía para el beneficio de la sociedad. (Así como todas las partes de un cuerpo trabajan juntas en armonía para el beneficio del cuerpo.)

Nuestra nación se ve afectada por estas dos corrientes ideológicas: por un lado, el materialismo (la falta de un ideal unificador) y, por el otro, el individualismo a ultranza (la falta de un sentido del deber social) como síntomas de una sociedad decadente y degenerada.

La nación cubana, como un cuerpo sano, simplemente no puede tener sus partes persiguiendo intereses individuales a expensas de todos los demás porque conducirá a la muerte del cuerpo. Las personas tampoco pueden perseguir sus intereses individuales o de clase a expensas del cuerpo social.

Por tanto, una NUEVA NACIÓN CUBANA estaría en contra del parasitismo del estado de bienestar, y el parasitismo de una clase capitalista que vive en el lujo, verdadera explotación del resto de la sociedad.

Con la ayuda de las Fuerzas Armadas podemos forjar una NUEVA NACIÓN CUBANA donde predomine la cooperación de clases. Los trabajadores obtendrán un salario justo y beneficios por su trabajo, mientras que los empresarios serán compensados por su innovación, siempre que respeten a sus trabajadores. Mientras que el estado debe servir como intermediario para garantizar la cooperación de clases en beneficio de todos.

Una NUEVA NACIÓN CUBANA debe oponerse al capitalismo y al comunismo, porque son doctrinas materialistas, y tratan al hombre como una entidad maleable (abstraída del mundo que lo rodea).

Una NUEVA NACIÓN CUBANA debe hacer énfasis en la importancia de la estirpe nacional, la cultura y las creencias religiosas.

Hay que regenerar al pueblo, dándole importancia a su vida.

Se necesita formar un nuevo estado que se oponga a la tendencia del capitalismo a destruir estas fuentes tradicionales de significado; sin dejar nada para reemplazarlo, sino el individualismo nihilista.

Con la ayuda de las Fuerzas Armadas, se puede forjar ese nuevo estado basándonos en la importancia de la jerarquía. Quienes trabajan duro deben ser recompensados, los más aptos para gobernar deben gobernar y la sociedad debe esforzarse por producir grandes hombres, grandes escritores, artistas e innovadores.

Un nuevo estado totalmente opuesto a la tendencia marxista de oponerse a todas las jerarquías como injustas. Sin embargo, la falsa jerarquía del capitalismo, en la que la única jerarquía que gobierna es la del dinero y la cultura superior, es destruida por la mercantilización y el dominio de la cultura popular.

El noble pueblo de Cuba no sólo desea una revolución política, sino una revolución del yo. Es un secreto a voces que muchos cubanos —incluidos los miembros de las Fuerzas Armadas— sienten disgusto por el estado degenerado en el que vive la gente bajo el castrismo.

Sepan que un ejército nacionalista es un ejército tradicionalista. Un ejército emanado de un pueblo que cree en la eternidad, universalidad e inmutabilidad de ciertos valores como la libertad será indestructible.

El noble pueblo de Cuba sabe muy bien que existen valores humanos universales y atemporales. También sabe que las religiones no son más que lenguajes diferentes que expresan esa Verdad única.

Con ayuda expedita y propicia de ustedes, soldados de la nación cubana, el pueblo podrá reencontrarse consigo mismo. O sea, con sus tradiciones, de modo que pueda regenerar y borrar el halo materialista y deshumanizante que lo cubre con su terrible sombra.

La tradición es la totalidad de los aspectos intelectuales, culturales y artísticos que unen a un pueblo a un origen sagrado: Cuba. Por tanto, la Tradición se considera sagrada.

El pueblo quiere un estado colectivista, porque cree que “el todo es más grande que la suma de sus partes”; pero sin desintegrar al individuo dentro del ente colectivo.

Nos hemos convertido en un pueblo sin historia. Si la tradición no se mantiene unida y protegida por los hombres valerosos, entonces la nación volverá a caer nuevamente en la decadencia y degeneración en que hoy se encuentra.

Las Fuerzas Armadas deben fungir como un centinela, un protector de las ideas y las tradiciones del pueblo cubano. Lis padres de la patria creían en la tradición porque ofrece significado y porque la tradición funciona. ¡Honrémoslos!

Ray Luna es bloguero reaccionario.