Por Zoé Valdés.
(Título original Pobrecita).
En su perfil de Facebook, la señora Mónica Baró, tanto ella como sus seguidores, se burlan de los votantes de Trump, de Melania, y además afirman que existen numerosos géneros con ese poder que le dio la izquierda a los izquierdosos para creerse superiores e impunes, siendo tan escandalosamente brutos e irresponsables.
En un comentario, uno de esos Joebidenistas y Kamaleros indigentes de mente puso que, “ahora son (apuntando a nosotros) muy científicos” al referirnos a XX y XY como las dos únicas posibilidades de géneros de sexo, pero que somos la misma gente que creemos que una virgen parió a Jesús.
Bien, esa es la prueba de que este tipo de placenta, ameba, anélido, no puede ni siquiera aceptar la complejidad de la Creación, del pensamiento, de la imaginación, de la Fe. Están muy lejos de entender a un prominente matemático cuando expresó que al final de cada ecuación le estaba esperando la poesía. Para ellos se es gris o negro, resaltando invariablemente el conjunto de colores mortuorios; menos el blanco, el blanco de la pureza no existe para ellos, el blanco de lo infinito posible e invisible, menos. Para ellos todo es materia, ultramaterial y finita. Dan mucha compasión, de verdad.
Mónica Baró es la periodista -cagonia entonces, ahora charconia-, a la que desde la Escuela de Periodismo Gabo, en Colombia, le regalaron una beca Gabito y, luego obtuvo (obtener, qué verbo tan espantoso) otra distinción en España. Distinción que aprovechó para crear la situación en la que se le brindó la oportunidad de pegarse al Rey de España, para después publicar la foto en X, con un pujo escrito debajo, que ella creyó burla -antipática- contra la monarquía.
Esta gente son los mismos pioneritos comunistas muy tarajallúos ya, aquejados del complejo de peterpan sin pan, que se chorreaban por la emoción incontenible de mi3rd4 los blúmeres ahuecados y los calzoncillos amarillentos de granulosa baba durante los actos revolucionarios obligatorios en los que esperaban largas horas al tirano para que les autorizara a recitar los versículos en su honor, garabateados penosa y apresuradamente; para colmo malos, malísimos, como ese poema contra Melania que sólo destila hiel y huevo clueco. Pero que si, al contrario hubiera sido para Kamala, en el caso improbable de que hubiese ganado, de su contenido sólo emanarían la adulación y el hueleculism0 habitual de la izmierd4 súbdita de su propia ideología estéril y rancia.
Un sólo comentario digno vi, de un ex preso político. Gracias, Pablo Pacheco Avila. No sé si perdió el tiempo porque estos “habitantos” no conocen nada de Libertad, ignoran todo de Patria, y no se interesan humanamente en los Presos, como no sean por los detenidos saltimbanquis fabricados para su conveniencia Grantsiana.
A ese tipo de oligofrénico desatinado lo que le importa es la invasión de las fronteras y es con lo que gozan plenos de maldad.
Sinceramente, yo Trump aprovecho ahora y devolvería a todos estos pobrecitos de espíritu estimulados con sus medallas socialistas regaladas o jineteadas a donde jamás debieron de haber salido: al infierno nuevamente. Allí volverán a extrañar el huevo roto, sin sentido o con él, en otro “peoma” amargo y francamente feo. Feo y ausente como sus almas.
Zoé Valdés.
Grandioso texto