Sociedad

Arguyendo con los buenistas

Surfeando en el cielo de la isla oscura. Obra de Walfrido Hau Ferrer

  

Por Andrés R. Rodríguez.

Ya no somos más manadas superviviendo gracias a la partida de caza y al héroe que le corta la cabeza a la bestia depredadora o “al otro”, al enemigo. Ahora somos una enorme manada planetaria, en estampida biosférica, imbricados cada día más en cultura global,  proyectados hacia la evolución cultural por mandato científico, o sea, por equipos (team work) de cerebritos excepcionales. Es por ello que no prosperarán el comunismo y el igualitarismo en sus variantes, asi como los métodos colectivizantes. Una manada planetaria de iguales, igualitos soldaditos de plomo, sería un desastre cósmico. Mataría el humanismo, lo humano, y la humanidad.

La igualdad es idea agazapada y recurrente en muchos, por limitaciones de sus raciocinios, que subducen a sus pasiones. Pero no a las buenas sino a las malas pasiones: envidia y vanidad.

La idea de la igualdad como Norte social es absolutamente insostenible y está en contra toda evidencia empírica, geológica, biológica o histórica. Partimos de la igualdad del comunismo primitivo. Mientras más evolucionados seamos, más nichos y tipos de individualidades tendrán las sociedades, de manera similar a como sucede en la Evolución en general y en la sucesión ecológica en particular de un ecosistema. Evolución y sucesión son tendientes siempre a la complejización, no a la simplificación.

Los igualitaristas obvian lo anterior. Se guían más por sus deseos, sensaciones y atavismos, que por su raciocinio. Pero una lectura cuidadosa de la historia humana muestra que es nuestra tendencia ancestral el que las sociedades se vayan haciendo más complejas. Es mucho más complejo la Grecia de Demis Rousssos que la de Pericles y el EEUU de Elon Musk que el de Franklin (las XIII colonias).

Nos cuesta trabajo comprenderlo, sentados hoy, cómodos en un sofá, a escuchar un locutor de noticiero o ver una película, en la que el que habla pretende tener una agenda “humanista” y “buenista”, que es propuesta muy arraigada en nuestros mitos y “la cultura”. Los emisores de cultura, sea locutor, guionista, escritores, generalmente hablan en términos de todos somos buenos o todos merecemos una vida digna o un auto de último modelo. No hacen más que pretender que sin mucho esforzarse, todos los que vivimos en sociedades industrializadas merecemos una vida llena de lujos, objetos y sustancias. Pero no olvidemos que cualquier ser humano que, en la actualidad, maneje un auto con un motor de 300 caballos, tiene 50 veces más potencia en su pie que el cochero de Luis XIV que conducía una carroza de 6 caballos.  Y este Rey era el mas poderoso de su época.

Las sociedades humanas ya no son partidas de caza de una decena de valientes, han evolucionado haciéndose más numerosas y cualitativamente muy complejas, liberadas dentro del entramado de la cultura de aquellas condiciones externas extremas. Pero vivimos dudando entre tener un comportamiento socialmente responsable o caer al pantano de la anarquía. Pero pretender hoy que nos reunamos alrededor de la hoguera, plenamente responsable cada uno de su palabra y sus acciones, es un imposible.

En todo caso, está claro que ya no hacemos la vida igualitariamente incierta del cazador recolector, aunque esa no sea la añoranza de tantos intelectuales trasnochados y académicos que con su tenure track han perdido el pulso de la sociedad en nombre de su “libertad de cátedra”. En sus fábulas sociales, pretenden las condiciones sociales del comunismo primitivo, la igualdad de la manada, ahora arbolados con una serie de ingenios tecnológicos y comiendo garbage food.

Pero una cosa es fabular y otra gestionar una humanidad tan numerosa. Si queremos una sostenibilidad planetaria, se trata de crear las condiciones para que los mejor dotados mental y físicamente (no olvidar lo que creían los griegos clásicos: “mente sana en cuerpo sano”) sean los que primero suban ligeros al Olimpo del saber, y manejen los hilos de una humanidad cada vez más tecnologizada y compleja. Solo asi se podrá empujar la humanidad montaña arriba. Entretejiendo ese difícil saber, los muchos (no ya los proletarios, ya eso no se usa) podrían alcanzar cotas de saber y sostenibilidad. Es la hora de la evolución del individuo humano y de sus grupos, con métodos científico-tecnológicos y no con filosofía, utopías, to er mundo e güeno y demás sandeces de los buenistas.

Andres R. Rodríguez es Científico, Biólogo. Investigador premiado con varios libros editados, entre los que se encuentran: «Lista de Nombres comunes y científicos de peces marinos cubanos (Nomenclator)» (1984, CIP, 82 pp); «Breve Diccionario de Biología Pesquera” (Mar y Pesca, 1986-1987 80pp), «Peces marinos importantes de Cuba» (1987, Ed. Científico-Técnica, 236 pp), “Ecología Actual, Conceptos Fundamentales” (2000, UdO, 134 pp.), “Maritime Dictionary-Diccionario Marítimo (Eng-Spa)” (2009, Ed. Myths and Books, 400 pp) ¨Fábulas vivas¨ (Amazon/Alexandria Library, 2015), «Colonial Havana˗Trinidad” (2018, Amazon/Ed. Alexandria 150 pp), «Havana 500 Anniversary” (2019, Amazon/Ed. Myths and Books 120 pp). ), «Destellos al Alba” (2019, Amazon/Ed. Myths and Books 120 pp, Ensayo). «Caribbean Touristic Dictionary” (2019, Amazon/Ed. Myths and Books 165 pp), «Ecologia para Ecotourismo» (2020, Amazon/Ed. Myths and Books 380 pp), «La Verdad es llama” (2020, Amazon/Ed. Myths and Books 180 pp) En preparación: «Caribbean Ecotourism and Submarinism Eng-Spa”, «Ecotourism Multilingual Dictionary”, «Diccionario de Biología Pesquera”. Ha sido finalista en los concursos literarios “Historias sobre la Historia”. Silva Editorial (2006, Barcelona.) y Premio Orola con “Tacto”, (2009, Madrid). Actualmente es hombre de negocios, consultor de pesca, turismo, medioambiente, periodista freelance.

Walfrido Hau Ferrer es un pintor cubano.

2 Comments

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  2. Heidys Yepe

    Excelente cómo siempre. Disfruto mucho sus escritos. Muchas gracias.

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