Por Manuel C. Díaz.
Los dramáticos sucesos de la embajada del Perú y sus consecuencias -actos de repudio, golpizas y el éxodo del Mariel- fueron quizás los más bochornosos episodios de la historia reciente de Cuba.
Es difícil imaginar una degradación mayor que la de un pueblo capaz de perpetrar, contra sus propios compatriotas, los abusos que allí se cometieron.
Los escritores cubanos del exilio no tardaron en ocuparse literariamente de ellos. Sin embargo, antes de que se publicasen los primeros cuentos y novelas que se escribieron sobre el éxodo del Mariel, ya el escritor José Abreu Felippe lo había hecho con su obra de teatro, Amar así, escrita en Cuba justo en los momentos en que comenzaba todo: asilos, marchas combatientes, asedios, golpes, escupitajos y travesías hacia la libertad.
La obra, que Abreu logró sacar de Cuba clandestinamente antes de que él mismo saliera de la isla hacia España algunos años más tarde, fue publicada en Miami en 1988 por ediciones Universal y llevada a escena en 2010 por Eddy Díaz Souza, para conmemorar el 30 aniversario del éxodo del Mariel.
Y ahora, tres décadas después de haber sido publicada por primera vez y apostando por la vigencia y universalidad de sus temas, ediciones El
Ateje acaba de reeditarla para beneficio de los que no tuvieron la oportunidad de leerla ni de ver su puesta en escena.
Amar asi es una obra compleja que está estructurada en dos planos narrativos diferentes. El primero de ellos, tal vez el más importante, es el drama personal de Orestes, provocado por la pérdida del ser amado y el desgarramiento de su familia. Y el segundo, es la tragedia colectiva que significó el inesperado asilo de diez mil personas en la embajada del Perú en La Habana y el desesperado éxodo de ciento veinticinco mil cubanos hacia Estados Unidos.
Ambos planos, por la gran cantidad de actores, cambios en los decorados y coreografías varias, son de una tremenda dificultad escénica. Es por lo que Abreu debió utilizar múltiples acotaciones referentes a los movimientos de los actores (“Una docena de adolescentes desnudos, seis varones y seis hembras, entran danzando por la izquierda y se abren en un círculo”) y a la utilización de objetos de utilería (“En el momento que se cierra la puerta comienza a descender, lentamente, una plataforma bellamente engalanada”).
Los personajes principales, que soportan la progresión dramática de la obra y aparecen desde la primera escena, son El Exiliado, La Exiliada, El Oficial de Inmigración y Orestes.
Los tres primeros lo hacen interactuando entre ellos en el marco de los acontecimientos que condujeron al éxodo del Mariel mientras que Orestes, quien sale por la derecha vistiendo una túnica blanca, lo hace contándole a los espectadores -directamente y de una poética manera- su historia de amor.
A pesar del tono lírico que subyace en los monólogos de Octavio, Amar asi no deja de ser, más que nada, una obra de denuncia. Es también, por la presencia de un corifeo y un coro, una suerte de tragedia griega que -sin un “prólogo” que anteceda, pero con varios “estásimos” de fuertes ideas políticas- avanza hacia un final de proporciones épicas en el cual El Exiliado y La Exiliada, son acosados por El Jefe de Zona, La Presidenta y La Manifestación Espontánea, quienes los golpean sin misericordia.
Es en ese momento que comienza el asalto a la casa de El Exiliado y La Exiliada con el propósito de castigar al resto de los familiares. La tensión aumenta cuando unos integrantes de La Manifestación Espontánea golpean la puerta tratando de derribarla; otros lanzan huevos contra las ventanas mientras gritan: “no los queremos, no los queremos, que se vayan”.
Después de una sucesión de violentas acciones colectivas, la obra cierra dramáticamente cuando El Exiliado y La Exiliada, ensangrentados por la golpiza, comienzan a caminar hacia la casa bajo el ataque de la turba que, justo cuando alcanzan la puerta, se abalanza sobre ellos. Es imposible leer -o ver- esta escena sin que le tiemblen a uno las manos de rabia.
Amar así es una magnífica obra de teatro que recrea, de una manera contundente y para beneficio de nuestra historia, los terribles sucesos de la embajada del Perú y el éxodo del Mariel. No encuentro una mejor forma de describirla.
Ha hecho bien Ediciones El Ateje en volverla a publicar. También sería bueno que pudiésemos verla otra vez en escena. Aunque solo fuese para que el eco de los insultos y golpes de aquellos ignominiosos actos de repudio castristas no deje de resonar en nuestra memoria.
Manuel C. Díaz es escritor y crítico literario.
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