Cultura/Educación

Adiós al poeta Francisco Brines

Una de las más recientes fotos de Don Francisco Brines, junto a los Reyes de España. Foto Fundación Francisco Brines

Por Redacción ZoePost.

Ha fallecido en España el último gran exponente de la poesía de los ’50, Francisco Brines. En paz descanse.

“Francisco Brines nació en Valencia (España) en 1932. Licenciado en Derecho y también en Filosofía y Letras. Forma parte del movimiento literario nominado “Grupo de los años 50” y trabajó como lector de Español en la Universidad de Cambridge (Reino Unido).

Por su obra poética ha sido galardonado en reiteradas ocasiones; entre los premios más importantes se encuentran el Adonais, el Nacional de la Crítica y el Nacional de las Letras Españolas. Algunas de sus obras más importantes son “Las brasas“, “Palabras a la oscuridad” y “El otoño de las rosas“. En la web Poemas del alma podrás leer poesías de su autoría, tales como “La última costa“, “Lastimoso enamorado” y “Palabras para una mirada“.”
Francisco Brines estuvo más de 15 años sin publicar; tan sólo apareció en algunas antologías y lecturas públicas. Sin embargo, no ha dejó de leer y de compartir con sus lectores los nombres de aquellos poetas que le han cambiado la vida, entre los que se encuentran Luis Cernuda y Juan Ramón Jiménez.

Francisco Brines fue laureado con el Premio Cervantes 2020.

Este inmenso poeta era aficionado a los toros, lo que lamenta esta misma web; llamándola “una de las costumbres más primitivas y nefastas que existen y que tienen muchos intelectuales”. Frente a los extremismos ni siquiera una gran poesía como la de Francisco Brines salva de la crítica por meras razones de gusto y elección.

Publicamos en su honor este poema de su autoría:

CUANDO YO AÚN SOY LA VIDA

La vida me rodea, como en aquellos años
ya perdidos, con el mismo esplendor
de un mundo eterno. La rosa cuchillada
de la mar, las derribadas luces
de los huertos, fragor de las palomas
en el aire, la vida en torno a mí,
cuando yo aún soy la vida.
Con el mismo esplendor, y envejecidos ojos,
y un amor fatigado.
¿Cuál será la esperanza? Vivir aún;
y amar, mientras se agota el corazón,
un mundo fiel, aunque perecedero.
Amar el sueño roto de la vida
y, aunque no pudo ser, no maldecir
aquel antiguo engaño de lo eterno.
Y el pecho se consuela, porque sabe
que el mundo pudo ser una bella verdad.

Portada Fahrenheit Magazine

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