Por Zoé Valdés/El Debate.
En 1976, Emmanuel Todd publicó su libro ‘La Caída Final’ (Editorial Robert Laffont), cuyo título juega con uno de los principales estribillos del himno comunista La Internacional –en francés–, porque su autor sustituyó chute por lutte («es la lucha final»… c’est la lutte finale… ) dándole sentido a una visión recurrente en su interior. Con este volumen el historiador predijo y anticipó la caída, más bien el desmoronamiento, del comunismo que, como saben, no se produjo hasta 1989 tras el derrumbe del Muro de Berlín.
En su libro más reciente, El Fracaso de Occidente, y con menos años de adelanto, Todd anuncia lo que es una evidencia, que Occidente ha fracasado sometido frente al infantilismo norteamericano. Y, en cada una de sus entrevistas nos sacude con un puñetazo de pura verdad en el pecho.
Si Occidente ha fracasado, qué podemos esperar de Cuba, esa isla sojuzgada bajo más de sesenta y cinco años de tiranía, con un supuesto amigo/enemigo (según el ángulo y la orilla desde donde se mire) a noventa millas, que no ha hecho ni lo más mínimo y coherente por liberar a esa malogrado país del comunismo, que ellos mismos ayudaron a imponer: Nada. Con más de un veinte por ciento de su población desperdigada en un exilio que ya no crece solamente en dirección de Miami sino también hacia el resto del mundo, con 1062 prisioneros políticos, entre los que se encuentran presos que han estado entre rejas muchos más años que el sudafricano Nelson Mandela, con una ciudadanía hambreada y disminuida a los niveles de miseria de Haití, con médicos esclavizados que son cruelmente revendidos en el área internacional, y universitarias cuyos títulos no les sirven más que para prostituirse con extranjeros, graduados por mediocres, porque el adoctrinamiento está muy por encima de las exigencias educacionales de cualquier profesión u oficio, el país se fue a la deriva hace ya mucho tiempo y continúa en su desescalada de salvajismo totalitario…