Por Gloria Chávez Vásquez.
La educación no es la respuesta a la pregunta.
Es el medio para encontrar la respuesta a todas las preguntas.
William Allin Storrer (1936), arquitecto y profesor estadounidense.
Gelasia Marinas-Márquez llegó a los Estados Unidos en 1980 junto a su esposo José, contador de profesión y exprisionero político y su pequeño hijo Pepito. En la Habana había sido directora del Instituto Secular de Cooperadoras Diocesanas (1966-69) cuando la Iglesia y sus miembros sufrieron los efectos devastadores de los violentos cambios que destruyeron su país de origen. Muchos fueron expulsados, otros apresados y un gran número se asiló, acogidos en países de Europa e Iberoamérica, pero mayormente en EE.UU.
En Tampa, Florida, su ánimo de guiar en el exilio a sus compatriotas, la llevó a la radio y a publicar una selección de los programas Pensando en ti (1981) de orientación moral y espiritual a las familias en proceso de adaptación a la nueva cultura. En Nueva York trabajó por varios años en la Diócesis de Brooklyn en la Oficina de Educación Católica también con inmigrantes recientes. En el ínterin, revalidó sus grados universitarios, concluyó una maestría en educación religiosa y un doctorado en psicología en Fordham University. A partir de 1993, se vinculó al Sistema Escolar del Estado de Nueva Jersey como Psicóloga Escolar Bilingüe. Desde 2021 emite su programa radial Viviendo con Sabiduría en Radio Paz, de nuevo en la Florida.
Enseñar y educar
Cuando estaba en 6to. grado, –nos cuenta la psicóloga– teníamos una asignatura llamada Educación Moral y Cívica. La profesora nos enseñaba el origen de los conceptos antes de explicarlos. Así fue cómo aprendí la diferencia entre enseñar y educar. Así también conocí al Maestro por Excelencia de mi Patria: José de la Luz y Caballero (1800-1862), el “maestro que nos enseñó a pensar” y cuya frase clave era “Enseñar puede cualquiera, educar, solo quien es un Evangelio vivo”.
Para la Dra. Márquez, el proceso ideal educativo sigue siendo el de la escuela al centro, entre el hogar y la comunidad y maestros que sean y actúen como educadores y educadores que sean y actúen como maestros. El vínculo familia–escuela–comunidad, entraña no solo comunicación, interacción, y cooperación sino también complementariedad para lograr de manera positiva la trasmisión de información y la formación de ciudadanos efectivos en la comunidad.
El primer contacto de la psicóloga exiliada con el sistema escolar estadounidense fue como alumna de los programas públicos para adultos de inglés como segundo idioma. Con el tiempo se dio cuenta de que, en el sistema educativo de los Estados Unidos no existe un método infalible, único, universal y científicamente comprobado para enseñar inglés.
De acuerdo con la psicóloga, el inglés es uno de los idiomas más difíciles de aprender, dada la peculiaridad de su ortografía, pronunciación y estructuras gramaticales. El reto que se le presenta a los estudiantes, aprender a escuchar, a hablar, a leer y a escribir, abarca todos los niveles de la lingüística: fonología, morfología, sintaxis y semántica. En el proceso se entrena al cerebro para pensar, hablar y escribir en otro idioma. Una educacion bilingüe ideal capacita al estudiante no solo en inglés y en español, sino con una serie de destrezas que lo convierten en un individuo competente en dos sociedades y culturas. Como se dice en el medio: una persona bicultural y bilingüe vale por dos.
El choque cultural
En el capítulo Hispanic Family Minister, en su autobiografía Finding Myself (2011), la Dra. Márquez resalta el papel de la educación en ayudar al inmigrante a recobrar su sentido de pertenencia. Cuando la persona entra en una sociedad que le resulta extraña, tiene que adoptar comportamientos nuevos y apropiados para adaptarse e integrarse a la comunidad. La familia debe entonces, crear un ambiente educativo e informativo, y activar la comunicación, para evitar la confusión y la ambigüedad que resulta en el choque natural de culturas. Tanto padres como hijos, y en muchos casos los abuelos, necesitan mantener un sentido de autoestima y valor, para lidiar con los retos del nuevo ambiente. En ese caso, los dos sistemas de apoyo más importantes para ayudarles en esa transición son la escuela y la iglesia.
Es, de hecho, natural que la confusión, la ambigüedad y la ignorancia generen hostilidad mutua entre culturas, especialmente entre adolescentes. Los jóvenes inmigrantes experimentan en la escuela la agresividad que se vive en las comunidades menos sensibles. Por otra parte, las inadecuadas iniciativas de salud mental en el sistema público no ofrecen al estudiante una capacitación efectiva para enfrentar las dificultades emocionales y espirituales de la sociedad. Es por ese motivo que la presencia de la Iglesia es crucial, no solo como apoyo espiritual y moral sino porque sirve de puente de comunicación entre las familias inmigrantes, su comunidad y el resto de la sociedad.
En su tesis doctoral, Hacia un modelo integral para acompañar a las familias hispanas inmigrantes en la transición cultural, la Dra. Márquez se basa en su experiencia personal y estudiosa observación, para analizar los problemas y ofrecer soluciones duraderas.
Aunque las familias hispanas inmigrantes deben involucrarse en el proceso de modificación interna para responder a las demandas de la sociedad anfitriona, –continúa la experta– deben además asegurar un sentido de continuidad con su propia cultura y tradiciones. Así la familia gana en articulación social y sentido de pertenencia y reconocimiento en la cultura anfitriona sin perder la conexión histórica con sus rices étnicas. Las familias inmigrantes se hayan entre dos ambientes culturales diferentes, mientras encuentran el camino de una cultura a la otra. Esta transición es solo posible a través de la interacción cumulativa entre las familias y ambas culturas.
Explica la profesional que “Los cambios y ansiedades normales, así como las reacciones e interrupciones en los patrones familiares que se suscitan, traen como consecuencia la necesidad de estas familias de reestructurarse, reintegrarse y realinearse para cubrir las expectaciones de sus miembros, antes, durante y después del evento de migración de una cultura a otra. Cuando las ansiedades son extremas, el sistema de apoyo de las familias es insuficiente y resultan entonces las crisis severas. La falta de resolución a los conflictos conlleva a la disfuncionalidad en el sistema familiar”. En una necesidad de armonía que no saben reconocer, se refugian en el materialismo y a rodearse de objetos que a la larga contribuyen a sus carencias espirituales y morales.
Concluye diciendo la psicóloga que “La necesidad de restructurarse y no perder la comunicación es particularmente importante porque es dentro de la familia y con su apoyo que los miembros familiares desarrollan el balance interno necesario para relacionarse con la nueva identidad cultural y raíces tradicionales”.
La vida de Gelasia Márquez ha girado siempre en torno al cambio y a la adaptación, ya no como inmigrante, o exiliada o la profesional que es, sino como la misionera que siempre ha sido. Después de toda una carrera guiando con su experiencia, a familias como la suya, rehaciendo y modificando una y otra vez su vida, el progreso es evidente y reconfortante. Mas que a lo económico, es a la evolución espiritual a lo que realmente aspira el inmigrante con sentido común. En el caso de la Dra. Márquez y su familia, es su logro de libertad para actuar, para pensar y hacer el bien de corazón, sin opresiones ni imposiciones.
Un vistazo a la realidad educativa en EE.UU.
El sistema de educación pública estadounidense no ha sabido afrontar el problema migratorio y como consecuencia, ha causado más división que integración en su población escolar, al reducirlo todo al problema racial. De paso, en la politización del sistema, se le ha arrebatado el poder de decisión a los padres, maestros, consejeros y trabajadores sociales. El magisterio como vocación ha desaparecido y en cambio, se ha incentivado la competencia económica y el acondicionamiento de gratificación instantánea. A falta de maestros, se entrena en cursos rápidos a ejecutivos desempleados, que se aventuran temporalmente y sin éxito en las aulas, en detrimento de la enseñanza.
Por otro lado, el programa bilingüe, destinado a cubrir las diferencias, nunca ha sido tomado en serio por las administraciones y más bien constituye una piedra en el zapato del sistema educativo. Como resultado se han ido adoptando métodos de educación más doctrinarios y deficientes con el consecuente aumento de insatisfacción y violencia entre estudiantes. Los antiguos altos estándares educativos en la educación norteamericana han caído al nivel más bajo de su historia.
En una época de confusión extrema ante los cambios rápidos y profundos como los que enfrenta la sociedad actual, es de suma importancia que el inmigrante y su familia no actúen como el paracaidista o el torero espontáneo, que se tira al ruedo sin la preparación necesaria para la supervivencia. Los riesgos son mayores y en ocasiones fatales.
Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos.