EDITO

Cuba: del éxodo y el terrorismo

Por Zoé Valdés/El Debate.

Es triste, más que triste, es insólito, ¿hasta cuándo tendré que seguir escribiendo sobre lo mismo?
Cuando en ocasiones me preguntan qué significa el exilio siempre termino dudando si debiera escribir extenso sobre el tema para que no existan segundas interpretaciones. Debemos distinguir la diferencia entre éxodo y exilio: éxodo es la idea de la expulsión fundida con el vagabundeo o marcha infinitos, un irse hacia un sitio sin parar, toda la vida o por tiempo indefinido. Un esperar errabundo.
El exilio contiene al éxodo. En el exilio están comprendidos varias situaciones, el exilio impuesto y el voluntario. El obligado muestra la expulsión explícita, o el impedimento de esa misma expulsión por parte del poder, una tortura mental en resumen que obliga al marginado a sentirse exiliado en su propia tierra. En absoluto ostracismo, el pensamiento ya inició la huida. Exilio define que se ha llegado a alguna parte donde se piensa pernoctar, a un puerto en cuyo muelle se anclará la nave con el deseo de hallar un efímero reposo, hasta con el sueño de fundar, entonces, las fuerzas se multiplican mientras pensamos que cualquier mañana llegará el día del regreso. Es ahí que la experiencia se convierte en enriquecedora. Cuando se dice adiós al país natal el viaje del imposible es interminable; aquél que parte, aunque regrese, nunca podrá volver del todo, vivirá expuesto a ese punto en que su vida se detuvo.
Queda el consuelo del poema de K. Cavafis, se andará hasta el día final a la búsqueda de Ítaca, posponiendo con conciencia el viaje: ten siempre a Ítaca en tu pensamiento. Tu llegada allí es tu destino. Presiento, aunque se haya encontrado una tierra donde arar huellas, mientras el exilio sea impuesto, mientras se tropiece con la prohibición de la entrada a la tierra de origen, continuará royéndonos la eterna fuga, el deambular a la caza de reminiscencias, de olores, sabores, reinvenciones de una realidad severa. El país es una maleta que pesa demasiado, aunque se carga con gusto. Sé de personas que hace cuatro décadas viven con el equipaje preparado para el retorno, luchando por no borrar de sus mentes un sólo trazo de la geografía de sus raíces.
Los primeros exiliados cubanos de Estados Unidos nunca se sintieron totalmente exiliados; tuvieron el coraje y crearon las posibilidades de refundir una prolongación de su tierra en Miami; esto fue una ventaja y un daño inconsciente. Y, si los primeros chocaron con los trabajos más duros, empezaron de cero a reconstruir sus vidas, las generaciones que les secundaron y las últimas oleadas tuvieron un acceso menos dificultoso, aunque aclaro que en cualquier caso angustioso y desgarrador. Por demás, los cubanos son trabajadores, logran avanzar en medio de conflictos, pero por otra parte también somos bambolleros y palucheros.
Tal vez, de ahí que hayamos caído en la trampa de la izquierda manipuladora, oportunista; la colaboracionista del terror castrista. La prensa es además cómplice de este abuso al enmascarar la verdad. Al situarnos entre la izquierda y la derecha, nos convierten en un orden obsoleto… Castro jamás correspondió a ninguna de los dos modelos, lo suyo fue el gangsterismo, el terrorismo, el guerrerismo, camuflados en revolución…
Zoé Valdés. Escritora y artista cubana e hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vermeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.
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One Comment

  1. Félix Antonio Rojas G

    Grandioso texto Zoé Valdés

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