Por Zoé Valdés.
Una de las razones por las que me quedé en Francia, aquí la vulgaridad todavía resulta distante e imposible, gobierne quien gobierne. Ni una mujercita disfrazada de tienda de campaña, ni otra proyectándose con sus problemas personales; aquí la ciudad y la vida son la protagonistas absolutas, además de esa diversidad que se puede advertir en los rostros de la gente que colmó los Campos Elíseos.
París no se toca, Francia no se toca. Para los charconios que dicen que viajaron a París y que es un desastre… Observen la diferencia con otras ciudades:
