Por Zoé Valdés/Diario Las Américas.
La Batalla de Sebastopol, más conocida como el Sitio de Sebastopol, fue uno de los episodios militares más prolongados e importantes de la Guerra de Crimea, desarrollándose entre octubre de 1854 y septiembre de 1855. Enfrentó a las fuerzas del Imperio ruso con una coalición formada por británicos, franceses, otomanos y más tarde sardos, en torno a la ciudad portuaria fortificada de Sebastopol, Crimea. Las estrategias empleadas por ambos bandos reflejan no sólo el arte de la guerra de mediados del siglo XIX, sino también la transición hacia conflictos modernos, donde la tecnología y la logística comenzaron a tener un peso decisivo.
El objetivo central de la coalición aliada era capturar Sebastopol, principal base naval de la Flota del Mar Negro rusa. La ciudad representaba un enclave de valor estratégico para Rusia, ya que desde allí podía proyectar poder sobre el Mar Negro y amenazar rutas comerciales y territorios otomanos. Por ello, la caída de Sebastopol significaría un golpe devastador para la influencia rusa en la región.
Las potencias aliadas, especialmente Gran Bretaña y Francia, planearon una acción conjunta que combinara fuerzas terrestres y navales. La estrategia se basó en el asedio prolongado, con bombardeos sistemáticos y ataques sobre puntos fortificados, evitando en la medida de lo posible un asalto frontal masivo que pudiera acarrear enormes bajas.
Las fuerzas aliadas desembarcaron en Eupatoria, al norte de Sebastopol, en septiembre de 1854. Desde allí marcharon hacia el sur, enfrentándose a las fuerzas rusas en la Batalla del río Alma. Gracias a una mejor organización y apoyo artillero, los aliados vencieron y continuaron su avance hasta las inmediaciones de Sebastopol. Sin embargo, en vez de intentar un asalto inmediato a la ciudad, los comandantes aliados optaron por un asedio sistemático.
Esta decisión estratégica fue influida por varios factores: la fortaleza de las defensas rusas, la falta de información precisa sobre la ciudad y la preocupación por las bajas, así como la necesidad de consolidar líneas de suministro desde sus bases de operaciones en el mar.
El asedio de Sebastopol se caracterizó por la construcción de extensos sistemas de trincheras y fortificaciones tanto por parte de los aliados como de los defensores rusos. Esta guerra de posiciones supuso un hito en la historia militar, anticipando tácticas que siglos después serían habituales en la Primera Guerra Mundial.
Redes de trincheras: Los aliados construyeron complejas líneas de trincheras para proteger a las tropas del fuego enemigo y acercarse gradualmente a las defensas rusas, mientras que los rusos excavaron contratrincheras y reforzaron bastiones.
Baterías y bombardeos: La artillería jugó un papel central. Los aliados establecieron poderosas baterías que sometieron a la ciudad a un bombardeo constante, buscando debilitar las defensas y abrir brechas en las murallas.
Asaltos localizados: En vez de lanzarse a una ofensiva general, los aliados realizaron ataques limitados sobre fortificaciones específicas, como el Bastión Malájov y la Torre del Gran Redán, buscando desgastar al enemigo.
El mando ruso, al frente del príncipe Menshikov, comprendió que la ciudad debía resistir lo máximo posible para desgastar a los aliados y provocar el cansancio político y material de la coalición. Para ello, los rusos recurrieron a varias tácticas defensivas clave:
Fortificación de posiciones: Sebastopol se dotó de una serie de bastiones, reductos y líneas de fortificación que fueron reforzadas continuamente conforme avanzaba el asedio.
Defensa en profundidad: La ciudad se preparó para resistir la caída de sus primeras líneas, disponiendo defensas sucesivas para ralentizar el avance aliado.
Uso intensivo de la artillería: Los rusos emplearon baterías bien ocultas y protegidas, que respondían al fuego aliado e infligían daños continuos sobre las trincheras enemigas.
Contraataques nocturnos: Un método utilizado por los defensores rusos fue el lanzamiento de asaltos nocturnos o «sortidas» sobre las líneas de asedio aliadas, buscando destruir baterías y fortificaciones avanzadas.
Bloqueo y destrucción de la flota: Los rusos hundieron parte de sus propios buques de guerra para bloquear la entrada al puerto e impedir el ataque naval directo.
El asedio de Sebastopol fue escenario de importantes innovaciones tecnológicas y logísticas…
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