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LGI. La estrategia del Viet Cong: de Saigón a Gaza, la manipulación de imágenes moldea el suicidio de Occidente

Por Karina Mariani/La Gaceta de la Iberosfera.

La imagen del pequeño Aylan Kurdi, un niño sirio de origen kurdo, fotografiado muerto en septiembre de 2015 en una playa de Turquía se convirtió en el ícono de la crisis migratoria que durante la siguiente década reconfiguraría completamente al viejo continente.

La fotografía del pequeño se volvió viral, escalando a las portadas de todos los medios del mundo. Casi toda la familia de Aylan murió en aquella tragedia, signada por la guerra civil siria y el tráfico de personas, que derivó en su muerte en las costas turcas. Sin embargo, las miradas de la prensa y la narrativa política rápidamente se dirigieron, con reproches, a Occidente, particularmente al occidente europeo.

La imagen vino a apuntalar la política de apertura indiscriminada de fronteras que promovía la entonces líder alemana Angela Merkel que sostenía que acoger a una enorme ola de refugiados era la única manera de ser fiel a los «valores europeos». Frente a la imagen de Aylan, pocos políticos se atrevieron a contradecirla, temerosos de ser señalados como futuros asesinos de futuros Aylan. La celebrada política de “puertas abiertas» de la canciller alemana alentó la inmigración de más de un millón de refugiados entre 2015 y 2016.

Esta política fue elogiada como un triunfo del humanitarismo, pero la situación era claramente insostenible. El entonces presidente francés, François Hollande, respaldó lo que Merkel venía solicitando: repartir a los inmigrantes en cuotas en todos los países de la Unión Europea. Este era el objetivo de Bruselas. En la clase dirigente europea flotaba ya el dogma de que el colapso migratorio era consecuencia del hundimiento de los Estados de los cuales los inmigrantes provenían, a causa de las intervenciones armadas de Occidente.

Los dirigentes de la Unión Europea reaccionaron culposos. El entonces presidente del Consejo Europeo Donald Tusk aprovechó el incidente para estigmatizar a Victor Orban, que siempre se decantó por proteger sus fronteras de estas oleadas migratorias: Tusk dijo que «algunos Estados miembros sólo piensan contener la ola de inmigrantes, lo que se simboliza en la controvertida alambrada construida por Hungría, mientras otros quieren más solidaridad”. El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans pidió “encontrar respuestas europeas a un problema que no puede ser solucionado de manera individual por los Estados”.

Si bien dos sirios fueron declarados, por un tribunal turco, culpables de la muerte de Aylan por tráfico de personas, el presidente Recep Tayyip Erdogan también acusó a las naciones occidentales por la tragedia de los refugiados. La noticia de que Canadá había rechazado acoger a la familia de Aylan impactó de manera directa en la campaña electoral canadiense,  el entonces dirigente opositor Justin Trudeau hizo un uso político descomunal de este dato y terminó ganando las elecciones de ese año…

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