Sociedad

TO. Gisèle Pelicot y Samuel Paty, dos juicios, dos tratamientos mediáticos

Por Alejo Schapire/The Objective.

En estos días culminan dos juicios en Francia. El primero, muy mediatizado, con enviados especiales de todo el mundo, es el sórdido caso Pelicot, en el que, durante años, un hombre, Dominique, drogó a su esposa a su esposa, Gisèle, para ser violada por decenas de hijos de puta y/o degenerados. La justicia determina en este momento cuánto sabían o podían ignorar del alcance de sus actos, del estado de su víctima. La entereza y valentía de Gisèle Pelicot para enfrentar a sus victimarios es ejemplar, un modelo para que la vergüenza cambie de lado. Permite además alertar sobre el fenómeno de la «sumisión química» y habilitar a que otras víctimas encuentren fuerzas para contar sus propias experiencias y poner detrás de las rejas a sus responsables.

Existe un intento por buscar imponer desde cierto feminismo que el caso revela un machismo sistémico, una cultura de la violación que anida cada varón, que es un Monsieur Pelicot en potencia. Esto es absolutamente falso, y la mera idea de hacerle eso a una mujer es aborrecible para el común de los hombres. Pero, como suele ocurrir con estas consignas militantes, ninguna prueba empírica les hará cambiar de opinión.

El segundo juicio, del que probablemente ni hayan escuchado hablar, y que también se está celebrando, es el de los cómplices de la decapitación del maestro Samuel Paty en 2020 a manos de un islamista tras mostrar una caricatura de Mahoma en una clase sobre la historia de la libertad de expresión…

 

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