Por Eleggua Irossoumbo.
Desde que tengo uso de razón siempre estuve en una lista, desde el pase de lista en la escuela, hasta el pase de lista dos veces al día en las prisiones de Cuba. Recuerdo también la lista en la que estaba incluido en el año ’89 de la Cruz Roja Internacional, que en mayo de ese año la tiranía la dejó entrar en el Combinado del Este a entrevistarnos durante una inspección, que -dicho sea de paso- todos los que fuimos entrevistados, cuando los miembros de la Cruz Roja salieron por la puerta de la prisión, todos los de esa lista terminamos apaleados y enviados a las celdas de castigo llamado el 47; ahí en esa celda de castigo también nos pasaban lista.
El exilio cubano y la oposición teníamos una lista de represores, criminales y responsables directos de toda la destrucción de la nación cubana, no era una lista escrita en piedra, pues muchos de esos que estaban en esa lista con el tiempo fueron sacados de ellas, ya sea porque salieron al exilio, como los que la propia tiranía se encargó de ellos, fusilándolos o suicidándolos, o de una “penosa” enfermedad como dicen ellos, y otros desaparecidos en un avioncito como Camilo…
Pasaron los años y me tocó llevar en el 2001 una lista de presos políticos a Washington, esa lista se les entregó a varios congresistas y senadores. No llevamos lista de artistas, ni pachangueros de la tirania, porque el reconocimiento a los cómplices jamas debe superar al reclamo por la justicia de aquellos que luchan.
Pasaron los años y reaparece otra lista, pero a diferencia de las antes mencionadas, pareciera que ya la gran cacareada unidad se logró. Se logra una lista roja hecha por las dos orillas, como un acuerdo macabro, los pachangueros ponen nombres de sus colegas de la pachanga y la tiranía pone nombres de sus opositores. En ella no están los nombres de los presos políticos, en esa lista están los nombres de opositores que denuncian el crimen contra esos presos políticos, al igual que la lista de los esbirros de la prisión, en donde los nombres de un violador o chivatos aparecían junto a los que estábamos por enfrentarnos a la tiranía. Por ejemplo, en el combinado estuvo preso Formelito, el hijo de Juan Formell, el de Los Van Van, en la misma época que estaba ahí también Mario Chanes de Armas. Sin dudas, la lista de Otaola y comparsa panchanguera es una lista muy parecida a la de la prisión en donde aparecen ¡culpables e inocentes!
Y, aquí seguimos, “sin patria pero sin amo”, y ahora algunos pretenden que semejantes a alumnos obedientes esperemos al pase de lista para solo levantar la mano y decir “presente”. Sin cuestionar al listero y obligándonos a auto censurarnos debido al miedo a aparecer en la lista, que ya es esa especie de espada de Damocles que nos persigue, que nos apunta, ¡que nos señala! Pórtate bien, no te marques, ¡no caigas en la lista! ¿Les recuerda algo eso?
Eleggua Irossoumbo es ex preso político y freelance.
Suscribo todas las palabras del hermano Eleggua Irossoumbo …