Por Carlos M. Estefanía.
El pueblo de Cuba tiene razones suficientes para lanzarse a la calle. No sólo porque lleve más de 60 años bajo una férrea dictadura, sino también porque en los últimos tiempos, además de los excesos de la represión social justificada con el coronavirus, el Gobierno parece hacer todo lo posible para incomodarlo aún más de lo necesario, como si fuera un animal enjaulado al sádicamente se le molesta con un palo.
El régimen le ha quitado al ciudadano, por ejemplo, el acceso a la moneda dura, haciéndose de cuanto dólar entra en Cuba. Les ha cerrado negocios, perseguido fiestas, encuentros religiosos o deportivos y prácticamente incomunicado con los parientes que le visitaban del extranjero, creándoles a estos últimos situaciones caras e incómodas cuando viajan a la isla. Ha reprimido, sin contemplaciones, a los revendedores de productos que solamente a través de inhumanas colas pueden adquirir en sus mal abastecidos mercados.
En otras palabras, ha creado una situación que justificaría de por sí las altas cifras de contagios de Covid19 que el propio gobierno difunde. Digo, en el caso de que tales números sean ciertos y no una maniobra para sensibilizar a la comunidad internacional y luego pedir ayudas que nadie sabe a dónde irán a parar.
Es por lo anterior que no debería extrañar lo ocurrido este 11 de julio de 2021 cuando miles de cubanos salieron a las calles, a lo largo de su país, a protestar contra la situación imperante.
Los youtuberos del exilio se entusiasmaron con la situación, creyendo que, por fin, se había iniciado la revolución contra la revolución. Es como si fuera verdad el mito de que los pueblos hacen su historia. El hecho triste y comprobado es que las grandes transformaciones históricas son el resultado de conflictos y rupturas dentro de las élites, más que el resultado de protestas sociales. Aquellas triunfan solamente cuando quienes deben controlarlas deciden no reprimirlas.
Si miramos en detalle los vídeos, nos percatamos de que algo raro está pasando para ser un “estallido social” sin más ni más, por muy predecible que fuera en Cuba.
En general se ve demasiado orden en los manifestantes, quienes por general avanzan patrullados por una policía en la mayoría de los casos “contemplativa”.
Esto no tuvo lugar durante el famoso maleconazo de 1994. Aquello si fue sin dudas una verdadera revuelta popular, marcada por la violencia, el lanzamiento de piedras y la puesta en marcha de los mecanismos de contención y autor represión popular que el régimen tiene montado desde que nació.
Alguien ha gritado abajo los Castros, pero ha sido la norma. En cambio, se ha visto muchas más consignas antigubernamentales, centrada más en la figura de Díaz Canel que en la de la familia que, como todos los cubanos saben, en realidad detentan el poder.
Lo que se repite es una parte del estribillo del famoso rap de Al2 y Silvito El Libre
“Diazka”. Ese que reza: “cuando yo diga Díaz Canel ustedes dicen singao (sodomizado)”:
Sin embargo, ninguno de los que protesta parece recordar las canciones del rockero, también opositor, Gorki Ávila, tituladas:” El General” y “El Comandante”, en clara alusión a Raúl (quien sin duda alguna y pese a su avanzada edad sigue teniendo la última palabra en Cuba) y a su hermano Fidel Castro, cuyo nombre evocan permanentemente los comunistas como legitimador de su poder en las calles cubanas.
Así avanzaban las multitudes de inconformes, en pueblos y ciudades, tranquilamente sin vandalizar tiendas ni edificios del gobierno, mucho menos derribar una estatua de ese símbolo que es Che Guevara, al que desde niños les han obligado a imitar como señal de fidelidad revolucionaria. Eso sí en todo caso iban vigilados atentamente por un personal policíaco y militar con el que apenas hubo choques.
Es más, en los pocos casos de violencia que se observaron podía adivinarse que era como resultado de la transgresión de algún demostrante demasiado exaltado, en comparación con el resto, o el acercamiento a determinado edificio particularmente custodiado.
No se vio, ni la voluntad, ni la típica carga de policías y para militares revolucionarios, dispuestos a poner coto a la mariconga independiente: la manifestación de homosexuales reunidos por cuenta propia que fue disuelta cerca del malecón habanero en el 2019.
En resumen, se ha visto más policías dando palos durante un carnaval autorizado, que durante las protestas masivas de este verano.
Luego entonces, se pueden aventurar varias hipótesis sobre la “cosa en sí” detrás de las imágenes de los cubanos indignados que han conmovido al mundo y en particular a nuestro exilio el domingo pasado.
Primera hipótesis: la apariencia coincide con la esencia. La gente salió a las calles, en tantos lugares diferentes, el mismo día y la misma hora, espontáneamente. Ello sería el indicio de la crisis estructural que vive el comunismo, siendo el anuncio de su caída inminente. Es lo que desean y por tanto quieren ver la gran mayoría de los oponentes al régimen.
Segunda hipótesis: Esto ha sido una acción esperada (y por tanto planificada), para la cual el régimen habría preparado expresamente. Es lo que declaraba ese mismo día, en su canal de YouTube, Liber Barrueta. Se trata de uno de los líderes de las caravanas que se organizan en Miami para manipular en favor del gobierno de Cuba a los exiliados que genuinamente se oponen al embargo norteamericano contra el estado cubano. Es presumible que sus fuentes dentro del régimen sean de fiar.
Lo que pasa es que ninguno de los grupos opositores se ha atribuido la medalla de haber montado esta protesta de nivel nacional, lo cual sería cosa extraña, en medio de las competencias que existe entre ellos. Por otro lado, el gobierno norteamericano que al igual que su predecesor, tanto asco le hace a la inmigración latina, ni puede ni quiere que se de en Cuba un estallido social. que desestabilice a la Isla Se le llenarían de nuevo las costas de balseros, en este caso de comunistas. Los cuales a juzgar por el mismo movimiento caravanero se adaptan muy bien a la vida “capitalista”
Tercera hipótesis: todo ha sido organizado desde el mismo gobierno, el cual, a través de sus agentes en la sociedad civil, y utilizando, claro está, el descontento de la población es quien ha coordinado los acontecimientos desde un primer momento. ¿Cuáles podrían ser los motivos de tan peligrosa jugada? El primero fuera quizás preparare para enfrentar un verdadero estallido, como haría con una maniobra militar. Lo habría hecho con un estallido controlado, que a su vez funcionara como trampa cazabobos, de modo tal de poder registras que cubanos saldrían a la calle, cuales serían neutrales, y cales se mantenían fieles, bajo una situación de control.
Además, el costo de la mala imagen se podría equilibrar con las de los exiliados, agitados por agentes de la Habana, pidiendo en ese momento una intervención militar pura y dura, ni siquiera humanitaria o quirúrgica, (como matizan los anticastristas más inteligentes) y con las convocatorias hecha ese mismo día por Díaz Canel a la toma de las calles por los comunistas, con todos los recursos que tiene el estado para movilizar en su favor a millones de cubanos, sean estos fieles o no al gobierno.
Cuarta hipótesis, que haya sido un acto organizado, pero no por la cumbre visible del poder, sino por un “estado profundo” que conspira contra este. Ese mismo que, en señal de las guerras internas que existen dentro del “aparato”, permanentemente envía las infidencias sobre las miserias de la elite actual, que luego difunde en su canal con gran audiencia incluso dentro de la dictadura, Juan Juan; el hijo disidente del comandante de la revolución Juan Almeida.
Sería esa misma “estructura” descontenta, la que pudiera estar planificando darle a Diaz Canel, un final similar, aunque incruento, al de Ceaușescu. Recordemos que el dictador rumano fue depuesto, juzgado y ejecutado por sus propias fuerzas armadas, poco después de haber ordenado disparar contra la población civil que se manifestó en la ciudad Timișoara. el 17 en diciembre de 1989 . Hasta ese extremo no ha llegado Diaz Canel, pero eso no lo salvaría de ser utilizado como cabeza de turco por todo lo que ha pasado desde que le designaron presidente. De ahí a una revolución “democrática”, gatopardiana, que cambie lo necesario para que no cambien nada, no habría más que un paso.
Quinta; Desatar, a continuación de las protestas, un nuevo éxodo de balseros como modo de presionar a Biden para que acabe de destrumpizar la política norteamericana hacia Cuba. Justificando la medida con la presunta implicación norteamericana en los disturbios, algo para lo que ha resultado de utilidad la bandera estadounidense que ha paseado algún manifestante, como se ve en las imágenes de las protestas difundidas internacionalmente. Eso de tener una bandera como esa no deja de resultar raro en un país donde al ciudadano común le resulta difícil conseguir hasta una enseña nacional de ese tamaño. El trabajo podría ser completado con las indiscretas declaraciones de cualquiera de los infiltrados que tiene el Ministerio del Interior dentro de la oposición.
Última hipótesis: otras razones que por ahora se nos escapan.
¿Cuál de estos motivos nos da la explicación de lo que ha ocurrido? Es temprano para saber. Sigamos en observación sin que el deseo, la pasión, el optimismo o el desengaño nos haga convertir estas hipótesis, en tesis demostradas antes de tiempo.
PS: Ya habíamos terminado esta nota cuando la situación cubana dio un giro brusco. La llamada de Diaz Canel a que los comunistas tomaran la calles se ha convertido literalmente en orden a las fuerzas represivas de apalear y disparar contra las demostraciones pacíficas de la población¨
En otras palabras, el presidente designado es el máximo responsable de la violencia entre cubanos que hoy recorre la isla. Con esto, el comunismo en Cuba parece abocarse a una salida a “la rumana”.
Carlos Manuel Estefanía Aulet. Nacido en La Habana en 1962, realizó estudios de Filosofía en las Universidades de La Habana y Moscú, licenciándose en 1987 en la especialidad de Materialismo Histórico. Posteriormente realizó estudios de postgrado en materias tales como, economía, relaciones internacionales, periodismo, lingüística, teoría de la comunicación y semiótica. Así mismo recibió cursos por encuentro en la Facultad de Derecho en la Universidad de La Habana, en materias tales como: Historia del Estado y el Derecho, Teoría del Estado, Derecho de Familia, entre otras. En mayo de 2009 recibió el título de Magister en Pedagogía del Español y de las Ciencias Políticas por la Universidad de Estocolmo.
Radica en Suecia desde 1993, donde es fundador e integrante de la directiva de la Sociedad Académica Euro cubana, así mismo, es presidente de la Asociación de Graduados Extranjeros en Suecia. Es además miembro de la Asociación de Corresponsales Extranjeros en Suecia (PROFOCA) y del Colegio Nacional de Periodistas de la República de Cuba en el Exilio.
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