Por Philippe David/Causeur.
El actor encarnó una época en la que el cine francés se exportaba a todo el mundo y no necesitaba subvenciones para existir. Hoy, en la era de la “no binaridad”, representa un ideal masculino –seductor y viril– lamentablemente obsoleto. Homenaje de Philippe David.
El clan siciliano se ha reconstituido desde que Alain Delon se unió a Jean Gabin y Lino Ventura en el paraíso de las estrellas de cine. Pero más que Alain Delon, es una era bendita del cine francés y de la cultura francesa que está llegando a su fin y que ahora se resume más o menos en tres nombres: Brigitte Bardot, Catherine Deneuve y Pierre Richard. Una época bendita en la que el cine francés produjo buenas películas, muy buenas películas y obras maestras, una época que desgraciadamente ya ha terminado.
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Una época en la que las comedias populares o las películas de detectives atraían a millones de espectadores a las salas de cine. Es cierto que ver a Alain Delon y Romy Schneider casi desnudos en La Piscine , a Alain Delon y Jean-Paul Belmondo como gánsteres de los locos años veinte en Borsalino o incluso a Alain Delon, Anthony Quinn y Claudia Cardinale en la película de guerra Los centuriones fue mucho más atractivo que ir hoy a ver una comedia social en la que un hombre de más de 50 años, en paro de larga duración, se pasa los días viendo a su hámster girar en su rueda mientras se queja de las fechorías de la sociedad capitalista. Una época en la que el cine francés se exportaba a todo el mundo (la prensa de los cinco continentes hablaba de la desaparición de Alain Delon) y vivía de los ingresos de las salas y no de las subvenciones pagadas por las películas que funcionaban.
Masculinidad turbia o virilidad con clase
Una época en la que los actores eran hombres, reales, y las actrices mujeres, también reales. El tuit de Libération que anuncia la muerte del actor es también un modelo de wokismo asumido, ya que lo califica de “ símbolo de masculinidad turbia” . Es cierto que, cuando teníamos la apariencia de Alain Delon y habíamos seducido a algunas de las mujeres más bellas del mundo, fue gracias a esa masculinidad, una mezcla de virilidad, carisma, potencia física. ¿Habrías imaginado a Alain Delon interpretando el papel de un personaje no binario que se hace llamar Rocco por la mañana y Georgette por la noche? No, porque Alain Delon encarnaba la virilidad de los actores de esa época, abrazando a las mujeres y siempre dispuesto a sacar un arma, ya fuera policía o gánster. Una virilidad matutina con clase, su vestimenta siempre perfecta.
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La muerte de Alain Delon también dio pie a que los carroñeros se desbocaran en las redes sociales, atacando a este hombre de derecha, veterano de Indochina, amigo de Jean-Marie Le Pen, partidario de la pena de muerte y contrario al matrimonio para todos, que acumulaba todos los defectos de algunos que no pudieron contener la bilis mientras su cuerpo aún estaba caliente. Personas que a menudo surgen de la nada y que ya han regresado allí, cuyos nombres Francia desconoce en su mayor parte, mientras que el nombre de Alain Delon es conocido en todo el mundo y seguirá siendo conocido dentro de cien años como Charlie Chaplin o John Wayne. .
Alain Delon representó a Francia, la que tanto amamos porque, en el cine francés, como en tantos otros ámbitos, antes era mucho mejor. Y si pudiera, señor Delon, decirle a Jean Gabin, Lino Ventura, Jean-Paul Belmondo, Louis de Funès y los demás cuánto los extrañamos, ese sería, después de sus películas, el mayor regalo que podría hacernos.
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