Por Zoé Valdés.
La portada del diario de izquierdas Libération ha causado polémica en Francia. Muestra a seis mujeres (todas de la ultraizquierda), como posibilidad única para salvar la reputación por los suelos de la izquierda francesa. Ni una sola mujer de centro izquierda. No, todas de ultraizquierda, aunque algunas hayan sido ministras socialistas, o supuestamente del centro socialismo, no hay una que verdaderamente no provenga de la izquierda más rancia y ortodoxa, militantes claras unas, o de manera solapada otras del extremismo de la gauche caviar, o sea, del comunismo. Entre ellas están incluso varias que adoran a ciertos tiranos, y que hasta los reciben en sus predios, como fue el caso de la alcaldesa Ana Hidalgo, quien le dio la bienvenida a bombo y platillos en la alcaldía de París, con honores inmerecidos, a Raúl Castro. Ahí se terminó mi relación con esta hipócrita que en años anteriores había apoyado un homenaje a las Damas de Blanco que yo había propuesto y que se realizó gracias al anterior alcalde de París, Bertrand Delanoë y en el que ella participó siendo como ella era la subteniente, además asistió ¡vestida toda de blanco!
Pero volvamos al tema de las mujeres de izquierda para salvar tal o mas cual cosa. Con este nuevo feminismo extremista en el que la propuesta principal es la del odio y el desprecio contra el hombre, imitando eso sí, lo peor de lo masculino, y en el que encontramos manifestaciones tales como que habría que quitarse el apellido de los padres por el mero hecho de ser hombres, y usar sólo el de las madres, como si el apellido materno no viniera de los abuelos, hombres, qué duda cabe; en todo este barbarismo salta siempre el altísimo nivel de estupidez de mujeres muy poco inteligentes y preparadas para defender su causa, y que anhelando de manera vehemente y pasional defenderla sólo la hunden y la pisotean más.
¿Qué tal una presidente de magistratura sólo porque es mujer aunque no sea la mejor capacitada, se pregunta el diario independiente Causeur? ¿Qué tal otra fémina para salvar el mundo, ahora que tanto lo necesitamos, sólo por que tenga un sexo y no una competitividad? ¿No es esto una manera espantosa de cosificarnos y codificarnos a la inversa? ¿No es una forma de abuso a la inteligencia del resto de las mujeres que nos oponemos a esta cosificación y codificación que más sexista no podría ser?
Pero lo más inquietante del diario Libération resulta que no haya despachado una portada con seis mujeres todas de derechas, muchísimo más capacitadas que esas que aparecen en la cubierta, que por el sólo hecho de ser feministas de izquierdas creen merecer favores (como en la antigüedad las meretrices más astutas en sus oficios eran favorecidas por los que las mantenían), lo más indecente es que no tengan el coraje, como periodistas y como prensa libre, de mostrar a seis mujeres de la derecha que hoy mismo pudieran no sólo salvar la derecha francesa, a Francia misma, y sobretodo al mundo, que es lo que mayormente necesitamos; en lugar de seguir con el cuentecito de las feministas comunistas que, por otra parte, no son capaces ni poseen la valentía de defender a las mujeres iraníes frente al islamismo y tampoco a las saudíes de las lapidaciones y latigazos, y lo que es muchísimo peor, callan ante las ablaciones de los clítoris de las niñas abusadas por lo absurdo de una creencia.
Zoé Valdés es escritora y artista. Fundadora y Directora de ZoePost.
Grande ¡¡¡
Excelente
Excelente artículo