Por Félix Antonio Rojas.
En los años 60tas del siglo pasado y en las décadas siguientes, los sectores más progresistas, liberales y bohemios después de la postguerra encontraron en el beso espontáneo en lugares públicos y eventos festivos, una forma de expresión contra el pensamiento conservador de la politica y la rigidez moral del ser humano de la época; ese gesto de afecto, amor, amistad y camaradería fue elevado a su máxima expresión con el movimiento hippy y el feminismo incipiente que reclamaba en sus performance la igualdad entre hombres y mujeres por las calles del occidente civilizado y transgresor. Algo muy lógico por las diferencias sociales muy profundas de esos tiempos del peace freedom and love y el lógico choque entre una parte de la sociedad entre la inflexibilidad conservadora de la política y el discurso y la narrativa de los intelectuales de la izquierda guerrillera de Sudamérica, y principalmente por intelectuales y artistas made in Spain con el puño en alto, el Guernica y su devoción a los nuevos indígenas con barba… Por cierto esa misma intelectualidad hipócrita guerrillera que exigía besarse en las calles y la igualdad del hombre y la mujer como un derecho apoyaban con su silencio cómplice la represión y el encarcelamiento de homosexuales, lesbianas y mujeres por tener un pensamiento libre bajo dictaduras comunistas sin delito alguno en regímenes totalitarios como el de Fidel Castro, mientras esos mismos intelectuales en La Movida Madrileña, por ejemplo, aceptaban absolutamente todo en términos sexuales, sin limites alguno, hasta el amanecer y el más allá de la Sierra Maestra o el Valle de los Caídos…
Y de esos intelectuales y feministas guerrilleras del pasado aún muy presente en estos días distopicos y de esquizofrenia social con hedor a sobaco morao, llegamos a los lodos de las Talibanas de la actualidad; ese feminismo rancio creado en las Mádrasas de las universidades y los centros educativos dominados por las doctrinas radicales de extrema izquierda, donde al hombre se le señala como el causante del mal, la estigmatización del sexo masculino basado en una fe ciega al sexo militante de las muyahidines de la Sharia socialista, bajo las sombras de los burqas de la intolerancia, y a la espera como drogatas de fentanilo, el salah de las Mullah Irene Montero y Yolanda Díaz para decapitar al infiel.
Los juicios ejemplarizantes al más estilo de las purgas de Mao, Stalin y Kim Il Sung de las talibanas españolas del feminismo radical ha comenzado con la lapidación de la verdad y las evidencias de querer convertir un beso espontaneo en una agresión sexual…
… Calzonazos y machirulos: si se dejan meter esa película soviética estarán embarca’os de por vida, aunque tengan los martes y los miércoles la Champions League.
Irene, Yolanda: ¿Un piquito?
Félix Antonio Rojas es friki freelancer.
Excelente escrito.