Por Lucimey Lima Pérez.
El término personalidad se mal utiliza con frecuencia. Durante el desarrollo infanto-juvenil nos referimos a temperamento y ya en la adolescencia tardía hablamos de carácter, comparable a personalidad, pero sin una completa estructura. Se refiere a una forma de pensar, sentir y actuar particulares. Como persona somos únicos, sin embargo, las clasificaciones de personalidad aún se encuentran agrupadas en los manuales competentes. Las características individuales incluyen factores biológicos y adquiridos que van moldeando la forma de ser con rasgos definidos. Por otro lado, cuando se trata de un trastorno, la persona presenta estrés clínico y puede asociarse con síntomas y signos que afectan el funcionamiento integral.
Dos aspectos destacan en el concepto de personalidad: i) las diferencias consistentes entre personas debido a sus características relativamente estables y propias en relación con sentir, pensar y actuar; ii) el segundo enfatiza las cualidades que hacen a los humanos seres semejantes.
Las personas con rasgos narcisistas son prepotentes, arrogantes, necesitan ser admirados constantemente, carecen de empatía, esperan que los consideren superiores, exageran sus habilidades y sus logros. Sin embargo, muchas veces se sienten solos, se deprimen con cierta facilidad y tienen dificultades en sus relaciones interpersonales.
Los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico 5 de la American Psychiatric Association (APA) consisten en nueve hechos, de los cuales deben cumplirse al menos cinco.
Conocerse a sí mismo no es una tarea fácil para algunos, más bien muy difícil para muchos. La introspección nos ayuda analizar nuestras características, nuestros rasgos, y durante el proceso de reconocimiento nos mostramos capaces de regular muchos aspectos. De esta manera somos dueños y patrones de nosotros mismos, con logros en el bienestar.
Caso clínico. Ramón de 37 años trabaja en una empresa como Ingeniero. Su interacción con pares es muy restringida y no es muy apreciado por sus subalternos. Estaba muy confiado en pasar su evaluación para ascenso, sin embargo, ese no fue el caso. Su primera reacción consistió en descalificar al jurado y decir que no estaban capacitados para examinarlo a él. Quedó fuera del concurso, desempleado y afectado en su ánimo. Esto le hizo consultar con un profesional de la salud mental. En la primera cita solicitó las credenciales de este y pensó que no tenía suficiente altura académica para ser su terapeuta. Ramón fue referido a otro psicoterapeuta que actuó con cautela y el paciente comenzó a tener conciencia de sus deficiencias internas y externas, estuvo, entonces, dispuesto a realizar cambios. No afirmo que quedará libre de rasgos narcisistas, pero apunta hacia cambios positivos.
Psiquiatra, Psicoterapeuta, Neurocientífico
Investigador Titular Emérito del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)
Especialista en Psicoterapia y Educador en CatholicCare, Hobart, Tasmania, Australia
lucimey.limaperez@aohtas.org.au
Si tiene cura, no creo entonces que se trate de un TPN. Podría muy bien ser el prototipo de “especialista” destacado o con facilidades para los números como se suele decir y con carencia de la apropiada información en otras manifestaciones de la vida social que se alcanzan básicamente leyendo y de la que suelen rehuir porque suponen que todo lo saben. Todos conocemos a muchos “contables” incluso médicos que “no se enteran de la mitad de la película”, pero con el título suficiente para no escuchar a nadie y opinar sobre todo. Un trastornado narcisista o TPN es otra cosa. Si no se entiende bien el concepto de “Combustible” desarrollado para comprensión del lector común por H.G. Tudor, no comprenderemos jamás a tantas de las muchas personas que pasan por nuestras vidas haciendo estragos emocionales sin comprender sus razones y lo peor sin aprender a defendernos por desconocimiento de la contaminación tóxica que suelen esparcir a sus alrededores sin dejar rastros. de culpabilidad…