Por Félix de Azúa/The Objective.
Da pena asistir a las desdichas de la oposición ocasionadas por la pusilanimidad y escasa formación de sus dirigentes. No saben a quién se oponen. Todavía creen estar compitiendo con un demócrata europeo y no comprenden que se las tienen que ver con un aventurero del género déspota latinoamericano. Levantan sus palmas del martirio frente a un tipo que lleva una daga entre los dientes.
El último episodio ha sido de lo más revelador. Unos narcos asesinan a dos guardias civiles y el personaje que desmanteló la unidad de lucha contra los narcos, el increíble Marlaska, se ríe de la oposición. E incluso Feijóo anuncia tímidamente que, si no destituye a su empleado, el responsable de los asesinatos será Sánchez. ¿De verdad es necesario destituir a ese incompetente para culpar a Sánchez? ¿Acaso no es el presidente quien lleva a cabo una usura feroz contra la Guardia Civil? ¿No han observado que los socialistas catalanes ni siquiera han autorizado en la Generalidad de Cataluña un minuto de silencio por los asesinados? No se puede ser más vil.
Es Sánchez y nadie más que él quien lleva a cabo ese trabajo de ruina del instituto armado. ¿O acaso no recuerdan a los pobres guardias civiles sudando para encontrar un hotel o un acomodo en Cataluña cuando los trasladaban a aquel paraje? Son los facciosos catalanes y vascos quienes imponen la destrucción de la Benemérita sin otra finalidad que la de tener las manos libres en sus feudos. Puro servilismo del codicioso Sánchez. Eso sí, en cuanto hay un fuego, una inundación, un terremoto o un robo violento, son los primeros en salir a dar gritos exigiendo ayuda a los guardias civiles…
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