Por Fernando Savater/The Objective.
En las elecciones de hoy domingo en Euskadi van a faltar muchos votos de ciudadanos que bien quisieran poder participar. Pero no lo harán, precisamente porque no pueden: los que lo tienen radicalmente imposible son los asesinados por la banda terrorista ETA, a la que el joven candidato Ochandiano llama asépticamente «grupo armado», quienes tendrían el mayor interés en hacerse oír en el tumulto sectario y frívolo de los comicios pero ya nunca volverán a ser escuchados. Tampoco votarán las decenas de miles que han debido abandonar el País Vasco –tan verde, tan bonito, donde se zampa tan bien- porque no querían sufrir más amenazas, o el ambiente de verbena sanguinaria se les hacía irrespirable o no soportaban la idea de que sus hijos se educasen entre jaleadores de asesinos y enemigos de su lengua materna. Y muchos no votarán porque, ¿saben ustedes?, ya para qué, si todo el pescado está vendido, si los oportunistas que son siempre mayoría saben que para prosperar hay que poner cara triste ante las víctimas –siempre que no sean demasiado de derechas- pero hacer negocios con los verdugos o sus amigos, que son los que van ganando. Ahora son otros tiempos, ETA ya no mata a sus adversarios (ahora los «cancela» socialmente, se han hecho más modernos) y Bildu –con su Sortu dentro- ya es visto por los jóvenes como un partido perfectamente normal, lo que pone muy contento a Azpiolea…