Por Álvaro Nieto/The Objective.
El informe de 233 páginas que la Guardia Civil ha remitido esta semana a la Audiencia Nacional es, probablemente, el documento más turbio al que se ha tenido que enfrentar un Gobierno desde el comienzo de la democracia. Los indicios y pruebas ahí contenidos vienen a confirmar que el Ministerio de Transportes que dirigió José Luis Ábalos entre 2018 y 2021 fue el epicentro de una trama organizada de corrupción.
Por si alguien tenía dudas aún, el relato de la policía judicial deja bastante claro que el cabecilla de la banda era el propio ministro: no en vano todos los miembros del clan le llamaban «el jefe». Su asesor Koldo García no era más que el chico de los recados y Víctor de Aldama, el tipo listo que hacía de intermediario entre Ábalos y los diferentes empresarios que iban pasando por caja.
Al equipo de periodistas que llevamos cinco años destapando todos los trapos sucios de Ábalos, y que he tenido el honor de dirigir, primero en ‘Vozpópuli’ y los últimos tres ejercicios en THE OBJECTIVE, el informe de la UCO nos suena muy familiar. Sabíamos que el Ministerio de Ábalos era una enorme fosa séptica, pero ahora la Guardia Civil ha conseguido aportar las pruebas documentales de ello y relacionar asuntos aparentemente inconexos como el ‘Delcygate’, el ‘caso Koldo’ o el rescate de Globalia. Y todo con un mismo hilo conductor: Ábalos…
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