Por Carlos Carballido.
En este nuevo mundo tan ideologizado en la industria del entretenimiento, es difícil encontrar un producto que no esté viciado por la politiquería o la propaganda de lo políticamente correcto. Sin embargo, existen excepciones, casi siempre cuando el argumento responde biografías (biopic) o basados en hechos reales.
The Serpent, una producción británico francesa a cargo de la productora BBC One, apunta a ser un éxito de audiencia ya que basa su historia en la vida Charles Sobhjaj, el famoso asesino en serie de hippies en las décadas de 1960 y 1970, que aprovechó el escenario corrupto del sudeste asiático para lograr un turbio negocio del contrabando de gemas preciosas que estructuró, hábilmente, utilizando lo que robaba a sus víctimas asesinadas, la mayoría viajeros occidentales que acudían a esa región atraídos por la cultura del opio y el consumo abierto y tolerado de otras drogas.
La serie, estructurada en una primera temporada de 8 capítulos (la segunda tuvo que interrumpirse por las limitaciones impuestas por la Pandemia del Covid) es una narración bastante equilibrada, entre retrospectivas y tiempo presente, que utiliza además de una fotografía y ambientación de la época muy cuidada, recursos que se pasean entre el docudrama y el lenguaje cinematográfico llevado a la pequeña pantalla.
The Serpent tiene tras de sí el respaldo de actores excelentes que dan vida a cada uno de sus personajes. Tahar Rahim, francés de origen argelino, encarna al personaje principal, Charles Sobhjaj, de una manera fría, pero al mismo tiempo seductora que permite dibujar, con mucha credibilidad, cómo el asesino en serie pudo burlar la justicia y cometer al menos una veintena de crímenes, apoyado por su amante franco canadiense, Marie-Andrée Leclercz, interpretada por la bellísima actriz británica Jenna Coleman.
Los productores de The Serpent aclaran siempre que es una obra cuyos personajes y diálogos han sido modificados por respeto a las víctimas y sus familiares. Sin embargo, el relato de algún modo ilustra muy bien cómo en esa época la juventud occidental alocada era presa fácil para criminales como Sobhraj quien, finalmente, fue capturado gracias a los esfuerzos de un diplomático holandés en Tailandia que se negó a cerrar un caso de asesinato de dos ciudadanos de ese país bajo europeo en la ciudad capital de Bangkok, la meca de la perdición hippie en el sudeste asiático. Este esfuerzo – que ha continuado hasta nuestros días y que le costó la carrera al diplomático- fue determinante para que finalmente Charles Sobhjaj fuera encarcelado en el 2003 en Nepal, por voluntad propia, según citan algunos reportes investigativos.
Esta serie intenta demostrar, entre la ficción y la realidad, la falacia del mundo diplomático foráneo que asegura proteger los derechos legales de ciudadanos de un país que deciden viajar a zonas remotas de conflictos políticos o sociales.
Charles Sobhjaj, sabía aprovechar las circunstancias que lo rodeaban en un mundo donde la habilidad del escapismo le permitían pasar de un país a otro falsificando los documentos de sus víctimas fatales y gracias también a su nacionalidad francesa. Su captura fue posible también gracias a varios reportajes de periodismo de investigación iniciados por un diario local de Tailandia que, finalmente, logró captar la atención de la Interpol y los gobiernos occidentales cuyos ciudadanos habían sido víctimas de este personaje que, en algún momento, recibió también la atención del expresidente Nicolas Sarkozy.
La producción de esta serie es interesante porque comenzó en Tailandia pero finalmente y debido a las restricciones del Covid, se filmó en Hertfordshire, una ciudad en las afueras de Londres con una similitud arquitectónica del sudeste asiático dónde se cuidó mucho el aspecto estético de ambientación para darle al producto final una autenticación muy favorable.
The Serpent, dirigida porTom Shanklandz, ha dibujado muy bien la personalidad fría y criminal de Charles Sobhjaj, quién después de protagonizar varios episodios de escapes de cárceles asiáticas, guarda finalmente cadena perpetua en la ciudad Nepalí de Katmandú, aunque sigue siendo un personaje mediático que vive de su propia historia, en la cual ninguno de sus juicios han podido ser definitivamente probatorios.
Muchos investigadores han estudiado la personalidad de Sobhjaj a quien califican de ser un asesino que responde más bien a un trastorno de inadaptación social, marxismo militante y odio hacia la cultura hippie con la cual hilvanó un temperamento astuto y de celebridad que llegó a exhibir y alardear en sociedades occidentales, como la Parisina de los años 70. La serie, sin remarcarlo mucho, así lo deja entrever durante el timeline de su personaje principal.
Los productores anunciaron que será proyectada en Netflix próximamente. Para el público hispanohablante se comercializará bajo el nombre de La Serpiente, pero en realidad es inadecuado porque Serpent es el término que casi siempre se utiliza para describir a una persona astuta o traidora, especialmente quien se aprovecha de una posición de confianza para traicionarla tal y como hizo Sobhjaj durante toda su vida.
Amén de lo anterior vale la pena. Bien contada y con poca propaganda. Pero sobre todo muy bien actuada.
Valoración 8 de 10.
Carlos Carballido es periodista y Vicedirector de ZoePost.
Gracias. Siempre muy acertadas sus recomendaciones.