Por Gloria Chávez Vásquez.
El poder no se sienta a los lados sino en el medio.
Desde el punto de vista de la psicología, la triangulación ocurre cuando dos personas en conflicto incorporan a una tercera para aliviar la tensión entre ellas. En la política, es la estrategia de adoptar una posición que se encuentra entre dos lados opuestos en un espectro, lo que permite a un político aislarse de ataques sobre un tema específico y apoderarse del mérito de las ideas de su oponente.
El origen de la triangulación política se le acredita a la derrota que tuvo el Partido Demócrata en las elecciones legislativas de 1994. Asimilando el debilitamiento de su partido como institución ante el Contrato con América de Newt Gingrich y el Partido Republicano, Bill Clinton contactó a Dick Morris para delinear el plan que lograra controlar la fiebre conservadora que contagiaba a los Estados Unidos. La estrategia ha sido utilizada desde entonces en la arena política. La triangulación se define como “probar que eres mejor en el tema del adversario y resolver el problema de ese adversario”.
La táctica de la triangulación siempre ha tenido un impacto importante en las relaciones personales, laborales o jerárquicas. Ha sido utilizada por los narcisistas, manipuladores e ideologías maquiavélicas para alterar el equilibrio emocional de un individuo o grupo, creando celos, inseguridad y rivalidad. Esta táctica se oculta tras frases aparentemente inocuas, pero su efecto es calculado en la intriga y la propaganda. La triangulación activa mecanismos profundamente arraigados en el cerebro humano relacionados con el rechazo, la comparación social y el miedo a perder relevancia. A largo plazo esta dinámica se vuelve disfuncional, afectando la estabilidad emocional y la resolución de problemas dentro de la sociedad.
Cada miembro influye en la dinámica del grupo. la triangulación es un fenómeno común en las relaciones familiares que puede generar conflictos y afectar el bienestar emocional. Identificarlo es clave para mejorar la comunicación y fortalecer los vínculos.
El concepto de triangulación fue desarrollado por el psiquiatra estadounidense Murray Bowen (1913-1990), creador de la Teoría de los Sistemas Familiares. Algunas situaciones en las que puede darse la triangulación son: El uso de un tercero como mediador: Una pareja en conflicto utiliza a su hijo o a un familiar como confidente o intermediario, evitando enfrentar directamente el problema. Proyección emocional en un hijo: Uno de los progenitores vuelca sus ansiedades en un hijo, formando una alianza que excluye al otro progenitor. Lealtades divididas: Durante una disputa, dos personas involucran a un tercero, forzándolo a tomar partido y afectando su neutralidad.
Algunos signos que pueden indicar la presencia de este patrón en la familia son: a) Presión para tomar partido en conflictos ajenos. b) Hijos que asumen las responsabilidades emocionales de los adultos. c) Conflictos que se prolongan en el tiempo. d)Tensión constante entre las partes en conflicto.
Si alguna vez ha pensado: “Algo no anda bien, pero no sé qué es…” Es probable que ya esté dentro del efecto de la triangulación. Es la estrategia oculta detrás del conflicto que nunca vio venir. Así es como se fracturan las alianzas. Cómo se desvanece la certeza. Cómo su mente comienza a defender a la persona equivocada y a dudar de la correcta.
Estos patrones son modificables con conciencia y trabajo terapéutico. La terapia familiar y de pareja ofrece soluciones eficaces para mejorar la comunicación y fomentar relaciones más equilibradas y saludables. Reconozca las fuerzas silenciosas que dan forma a la confianza, la percepción, y el poder eidentifique las líneas invisibles.
El investigador educativo británico (1938) Alain Smithersve el concepto de triangulación como una herramienta importante para discernir lo que es verdad. Cuantos más vectores apunten a la misma afirmación, más confianza podrá tener en esa afirmación. La mayoría de los sabotajes emocionales ocurren sin intención. La conciencia es su única defensa; La claridad es tu ventaja silenciosa.
Algunas personas encuentran difícil enfrentar conflictos directamente. Triangular a una tercera persona es una estrategia para evitar el enfrentamiento directo, especialmente en situaciones emocionalmente cargadas. En ocasiones, uno busca involucrar a otra persona para obtener su apoyo o validación frente a un conflicto o problema con alguien más. Esto puede reforzar la sensación de estar en lo correcto o de no estar solo en una situación difícil.
La triangulación es además, una forma de dispersar la ansiedad que se siente en una relación bilateral intensa. Al involucrar a una tercera persona, se diluye temporalmente la tensión. La tendencia a triangular puede originarse en patrones de comportamiento aprendidos durante la infancia. Si una persona creció en un entorno donde la triangulación era común, repetirá estos patrones en sus relaciones adultas.
Nuestros cerebros están programados para hacer juicios rápidos, especialmente ante la incertidumbre. Si alguien hace una pausa o mira hacia otro lado, podríamos suponer que está ocultando algo, incluso cuando no lo está. Esto se llama heurística de la agencia: asumimos que alguien está haciendo algo a propósito, incluso si es al azar.
Los seres humanos también tendemos a centrarnos en la información que confirma lo que ya creemos. Si comenzamos a pensar que no se puede confiar en alguien, cada pequeña acción que realiza el otro, puede parecer sospechosa. Esto se llama sesgo de confirmación. Otro error común es culpar a la personalidad de alguien en lugar de a la situación, lo que se conoce como error de atribución.
La verdad es que los humanos no siempre somos lógicos: somos criaturas naturalmente irracionales; sin embargo, tendemos a ser irracionales de manera predecible. A menudo creamos historias en nuestras cabezas para explicar lo que no entendemos. Pero el hecho de que algo no encaje no significa que haya un plan oculto o que cada situación o interacción humana esté amañada de alguna manera. A menudo, nuestro propio cerebro nos está jugando una mala pasada. La verdadera claridad proviene de revisar nuestros pensamientos, no de culpar a una “tercera persona”. Es importante preguntarse si el problema proviene de las acciones de alguien o de cómo funciona nuestro cerebro. ¿Somos el ladrón que juzga por su condición?
Cuando malinterpretamos el lenguaje corporal, asumimosmalas intenciones o inventamos patrones que no existen. En lugar de buscar chivos expiatorios, resulta más productivoaprender a comprender las emociones, hacer preguntas claras y verificar nuestras propias suposiciones. A largo plazo, pensar con claridad y mantener la calma ayuda más que tratar de encontrar jugadas secretas de poder.
Jeremy Griffith, biólogo australiano, recomienda trabajar para mejorar la condición humana. Ni nuestros lideres ni nuestra propia autenticidad, conducen a soluciones basadas en la integridad y la humanidad. La «premisa» de ser «el más poderoso» implica que esta es la «preferencia» y que el «poder» es el objetivo. La autenticidad es calificable y cuantificable. Esta premisa también se apoya en muchos sistemas teosóficos.
“Los narcisistas que se valen de la triangulación son difíciles de detectar a menos que hayas vivido con ellos y los hayas amado”, cuenta un miembro de estos grupos en terapia. “Mi padre y ahora mi ex esposa eran dos tipos diferentes. Y aunque sabía que las cosas no estaban bien, no entendía nada sobre el narcisismo hasta que me acerqué al final de un matrimonio de 20 años y comencé a tratar de entender por qué nuestra relación no funcionaba. Nos desmoronamos cuando (finalmente) tomé el control de mi vida y dejé de permitir que me controlara. Tenía una autoestima muy baja, pero una vez comencé a amarme a mí mismo, no permití más que me trataran de esa manera. El estudio finalmente me llevó a comprender qué era una víctima del narcisismo de otros. Me tomó años desconectarme de eso”.
Gloria Chávez Vásquez, escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos















