Por Carlos M. Estefanía.
A partir del 1 de julio de 2025, Suecia lanzará una de las reformas más profundas de su sistema educativo en décadas. Su nombre técnico es Gy25, pero su verdadero significado va mucho más allá de un simple cambio administrativo: es un rediseño de cómo se entiende el aprendizaje en la educación secundaria. Y su mayor revolución se centra en una materia clave para los tiempos que vivimos: Ciencias Sociales.
El nuevo modelo no solo reescribe los planes de estudio. También cuestiona algo que muchos sistemas dan por sentado: que calificar por cursos individuales es la mejor forma de evaluar lo que los estudiantes saben. En Suecia, esa idea tiene los días contados.
Menos exámenes, más comprensión
Uno de los grandes pilares de Gy25 es eliminar la lógica de calificación por curso —en la que cada materia se divide en pequeñas unidades evaluadas por separado— y reemplazarla por un sistema de calificaciones por asignatura. Esto implica que los estudiantes recibirán una sola nota final por cada materia, basada en su desempeño global al finalizar el recorrido completo.
En palabras simples: menos presión por exámenes frecuentes y más foco en el aprendizaje sostenido y profundo. El objetivo es reducir el estrés tanto de alumnos como de profesores, fomentar una enseñanza con visión de largo plazo y dar tiempo real para comprender, reflexionar y madurar ideas.
Esto aplica no solo para la educación secundaria superior tradicional (gymnasieskolan), sino también para la secundaria adaptada (anpassade gymnasieskolan) y la educación de adultos (komvux).
¿Cómo cambia la enseñanza de Ciencias Sociales?
La materia de Ciencias Sociales (Samhällskunskap) ocupa un lugar estratégico en este nuevo enfoque. Más que una simple lección sobre política o historia, se plantea como una herramienta para formar ciudadanos informados, responsables y críticos.
Bajo Gy25, la asignatura se organiza por niveles de progresión, cada uno con contenidos más complejos y exigentes. Esta es la nueva estructura:
- Nivel 1a1 (50 puntos): Introducción a la democracia, derechos humanos, instituciones suecas y europeas, defensa, ley y medios de comunicación.
- Nivel 1a2 (50 puntos): Análisis de las condiciones de vida, desigualdad de género y origen, exclusión e identidad social.
- Nivel 1b (100 puntos): Unifica 1a1 y 1a2 en un solo curso más extenso, con preguntas sobre poder, ciudadanía y participación.
- Nivel 2 (100 puntos): Comparación de sistemas políticos, análisis ideológico, cooperación internacional, derechos humanos y crítica de fuentes.
- Nivel 3 (100 puntos): Política internacional, globalización, conflictos, desigualdad económica y desarrollo sostenible.
Esta organización también tiene un efecto directo sobre las calificaciones: si un estudiante alcanza una nota alta en el Nivel 3, esta reemplaza cualquier nota anterior obtenida en los niveles más bajos. En cambio, una nota no aprobada (F) no borra las anteriores, y el estudiante puede continuar avanzando si así lo desea.
Evaluación más holística, menos fragmentada
A diferencia del sistema anterior (Gy11), Gy25 establece criterios de calificación más generales. Por ejemplo, ya no se habla simplemente de si el estudiante “participó”, sino si su producción fue «parcialmente funcional» o «muy simple», según el nivel alcanzado.
Para aprobar, se necesita cumplir todos los criterios del nivel correspondiente. La evaluación será integral: se valorará el recorrido completo del estudiante, no solo una suma de notas parciales. Esto implica un cambio radical en la forma de enseñar y de aprender.
¿Qué se espera del estudiante?
Se espera que los estudiantes no solo acumulen información, sino que desarrollen habilidades ciudadanas:
- Comprender el poder, la equidad y la democracia.
- Analizar conflictos, derechos humanos y sistemas sociales.
- Formular y defender sus puntos de vista con evidencia.
- Participar activamente en debates sociales abiertos.
Todo esto con una mirada crítica, curiosa y comprometida. Una meta ambiciosa, sí, pero profundamente necesaria en un mundo en el que la información abunda y la verdad escasea.
Las voces del aula: entusiasmo y escepticismo
El cambio, por supuesto, no es recibido de manera unánime. Según una encuesta reciente:
- El 62% de los profesores cree que Gy25 mejorará la enseñanza de Ciencias Sociales.
- Un 51% considera que las nuevas calificaciones por asignatura serán más justas que las anteriores.
- Pero también hay alertas: un 62% teme un aumento en la carga de trabajo, y el 73% duda de que este sistema aumente la motivación estudiantil.
Muchos docentes expresan preocupación por la falta de claridad en la implementación, el aumento de responsabilidades y la dificultad de seguir la progresión de estudiantes que cambian de grupo o ritmo. También se teme que algunos alumnos se relajen tras obtener buenas calificaciones en los primeros niveles o que acumulen presión si todo depende del tramo final.
Transición: cinco años de doble sistema
Para que el cambio no sea abrupto, habrá un período de transición hasta 2030. Los estudiantes que inicien su educación secundaria superior antes del 1 de julio de 2025 seguirán recibiendo calificaciones por curso. Solo los nuevos estudiantes se incorporarán directamente al sistema de Gy25.
Durante ese tiempo, los docentes deberán convivir con dos esquemas de enseñanza y evaluación simultáneamente, lo que exigirá planificación, flexibilidad y, sobre todo, mucho apoyo institucional.
La Agencia Nacional de Educación de Suecia, Skolverket, ya ha emitido normativas de equivalencia, guías didácticas, materiales explicativos y una serie de conferencias pedagógicas para facilitar la transición. Aun así, queda un largo camino por recorrer.
¿Una reforma que mirar desde fuera?
La apuesta sueca por Gy25 no es perfecta ni definitiva, pero ofrece lecciones importantes para cualquier país que esté repensando su modelo educativo.
El cambio más profundo no está en los contenidos ni en los métodos, sino en el paradigma: pasar de enseñar para aprobar a enseñar para comprender; de calificar cada paso a evaluar la totalidad del proceso; de segmentar el saber a articularlo con sentido.
En tiempos donde lo urgente suele aplastar lo importante, Suecia decide hacer una pausa y preguntarse: ¿Qué significa realmente aprender sobre la sociedad?
Y la respuesta, al parecer, no cabe en una sola calificación, pero sí puede construirse a lo largo de un camino más largo, más humano y, quizás, más justo.
Carlos M. Estefanía es disidente cubano radicado en Suecia.
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”La vida es una tragedia para los que sienten y una comedia para los que piensan”
Redacción de Cuba Nuestra
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