Por Lucimey Lima Pérez.
En mi ejercicio profesional y en mi quehacer he conocido a muchos sabios sin títulos, pero que han podido balancear sus malestares y disfrutar de la vida. Por eso dedico estos breves comentarios a la sabiduría y a la inteligencia emocional, como un regalo de fin de año.
Sofía ¿Quién es Sofía? Diosa griega de la sabiduría. El nombre ¨Hagia Sophia¨ significa ¨Holy Wisdom¨, esto es Santa Sabiduría. Sofía es sabiduría espiritual y entendimiento del alma, llámese cómo se quiera, nuestro componente existencial. Este atributo lo conocemos como ¨gnosis¨. El saber objetivo lo aprendemos de familia, maestros, profesores, libros o de la observación del entorno. El conocimiento gnóstico es interno, proviene de la intuición, de la existencia misma. No tiene nada de sobrenatural o misterioso, a mi juicio y el de muchos, es producto de la observación y de la comprensión del humano con un cierto grado de intuición.
Varias tendencias religiosas, místicas, mitológicas tienen a Sofía representada. Houston (1992) describe las posiciones de Sofía en forma magistral. Bolen (2002) remarca la intuición femenina. No entraremos en la evolución histórica de la diosa Sofía. Diosa de la Mitología Griega y arquetipo de la sabiduría, quien favorece la búsqueda de significados. Así, nos atrevemos a relacionarla con el relativo joven concepto de inteligencia emocional.
Las emociones y la inteligencia fueron consideradas opuestas por años (Lloyd, 1979). Sin embargo, la teoría de la inteligencia emocional propone y aplica que las emociones influyen sobre los procesos cognitivos (el pensamiento, las ideas), lo que conlleva a que las emociones sean más racionales y por ende conduzcan a conductas más adaptativas.
Un vuelco ocurrió con la publicación del libro ¨Emotional Intelligence: Why it can Matter More than IQ¨ (Inteligencia Emocional: Por qué puede importar más que el coeficiente intelectual) (Goleman, 1995). Varias explicaciones y modelos surgieron luego del libro citado. Entre ellas el modelo de inteligencia emocional de Mayer y Salovey (1997). El mismo abarca cuatro habilidades mentales en relación con las emociones: i) percepción – la capacidad de identificar y evaluar las emociones propias y de otros; ii) uso – el empleo de las emociones para favorecer el pensamiento orientado hacia el razonamiento, la solución de problemas y la comunicación; iii) comprensión – el entendimiento del lenguaje emocional y de los fundamentos de la expresión de los sentimientos; y iv) regulación – la habilidad para modular las emociones, ya sea prevenirlas, reducirlas, aumentarlas o balancearlas, lo cual comprende sentimientos agradables y desagradables.
La sabiduría intuitiva de Sofía y la inteligencia emocional se dan la mano amistosamente como basamento para el análisis de la cotidianidad y de los momentos difíciles de la vida.
Mis buenos deseos para un disfrute sabio y emocionalmente inteligente en el fin de año y en el venidero 2021.
Lucimey Lima Pérez es Psiquiatra, Psicoterapeuta, Máster y PhD en Neuroquímica.