Cultura/Educación

Sobre la Feria del libro de Tampa

Por Luis de la Paz.

Cuando comencé a escuchar sobre los preparativos para la Primera Feria internacional del Libro de Tampa, le presté atención como información general. Luego despertó cierto interés, por lo que realicé una búsqueda sobre los organizadores y posibles participantes. En las redes sociales ya había quienes anticipaban con entusiasmo su presencia, por lo que se iba bosquejando el programa, desde luego, no oficial, pero brindaba una idea entre cubanos escritores que viven en libertad.
Semanas después recibo una invitación de Alberto Sicilia para que acudiera con mi Editorial El Ateje, algo que no me era posible, pues por el formato de edición que empleo, yo no tengo libros. Me era engorroso acudir como “editor”. Sicilia me extendió entonces la invitación como escritor, algo que me resultaba más práctico. Acepté.
Mientras la organización de la Feria se acercaba a su inicio el 7 de marzo, le pedí a Sicilia el programa. Me dejó saber que no estaba confeccionado del todo. Le propuse hacerle una entrevista para Diario Las Américas donde escribo, y le entusiasmó la idea. Le envié unas preguntas y le pedía nuevamente el programa. Una vez más, señaló, que no estaba listo. Le expliqué que yo no podía escribir y publicar un artículo sobre la Feria sin aportar nombres de participantes y expositores. Son reglas elementales del periodismo.
Recibí el programa con los detalles de los eventos y sus horarios. Lo analicé, agrupé a los autores que viajaríamos desde Miami y de otros que llegarían de diversas ciudades de La Florida, otros estados y de Canadá. Me alegré: nadie de la Isla.
Comienza la Feria con el entusiasmo del encuentro de escritores alrededor de sus libros. Todo, en general, muy armónico, La mayoría de los participantes éramos cubanos. Todo dio un giro el sábado cuando de repente se comenzó a hablar de que habían llegado los invitados desde Cuba. ¿Qué invitados de la Isla?, me pregunté y comencé a buscar información.
Como es natural, al primero que consulté fue a Alberto Sicilia, quien me dijo que se invitaron a escritores de Cuba pero estaban pendiente de las visas norteamericanas, las cuales aprobaron el día anterior.
Todo cambió en la Feria a partir de ese momento, caras largas, comentarios de desaprobación, incluso de malestar, en particular por la presencia de funcionarios del Ministerio de Cultura, en particular Francisco López Sacha y Rigoberto Rodríguez Estenza. ¿Quién invitó a esos comisarios políticos que firmaron una carta redactada por la censora UNEAC apoyando la represión brutal y las largas condenas a quienes salieron a protestar el 11J pidiendo cambios en Cuba? ¿Cómo un ser como Francisco López Sacha se presenta en el foro libre de Tampa, cuando la escritora María Cristina Garrido está en estos momentos en prisión, condenada a siete años de cárcel por salir a la calle el 11J? ¿Quién invitó a López Sacha y a Estenza, por qué? Esto es algo que solamente Alberto Sicilia, que ha sido la imagen visible de la Feria, puede y debe responder.
Desde luego, hubo quienes se alegraron mucho al ver a sus colegas de la Isla. Se les veía juntos, riendo, triunfantes, lo que me hizo pensar que ellos sí sabían que había gestiones para esa delegación y aguardaban el momento del arribo a Ybor City. ¿Por qué esa callada complicidad? El resto, no teníamos idea de que formábamos parte de una encerrona.
Yo me hubiera podido alegrar que escritores de la isla lograran viajar a Tampa (y de paso tener la oportunidad de quedarse para salir de esa tiranía de 65 años), pero no eran escritores, sino funcionarios de alto nivel del aparato cultural castrista. Vuelvo con otra pregunta a los organizadores ¿por qué se ocultó hasta el último instante la posible visita de escritores de la Isla, que más que escritores son la avanzada cultural del castrismo?
Personalmente tengo por principio no participar en encuentros de las dos orillas, ese eufemismo que establece claramente la diferencia de los serviles al castrismo y el exilio, me sentí utilizado por la Feria, vilmente engañado por Alberto Sicilia, con el que intercambié correos, luego hablamos por teléfono y al final conocí durante la Feria.
Si había problemas para las visas a quienes procedían de Cuba, los nombres de estos autores debieron estar en programa, con un asterisco señalando, “pendiente de visado” De la misma manera que hubo cancelaciones de escritores que estaban en el programa, debieron estar los oficialistas. Eso es transparencia. Lo que ocurrió es manipulación. Y eso es algo grave, bajo y mezquino.
El silencio sobre los esbirros de la cultura cubana, tenía como propósito evitar reacciones antes de la apertura de la Feria. Temían divulgar los nombres de ese grupo por temor a cancelaciones por parte de los escritores exiliados. Yo hubiera cancelado, sin lugar a dudas. De manera que hubo dolo.
La Feria de Tampa es un foro independiente, pero necesita recursos de anunciantes e instituciones. Tal vez si se hubiera divulgado desde un inicio la participación de autores vinculados al castrismo, no hubieran recibido fondos públicos.
Los escritores que se presentaron del 7 al 10 de marzo del 2024 en Tampa, se pagaron sus pasajes, estancia y alimentación. Arribaron de Miami, Ft. Mayer, Orlando, Tallahassee. Otros llegaron de Nueva York, New Jersey, Texas y Georgia. Incluso desde Canadá. Cada uno de ellos con sus propios medios. Otra pregunta para Alberto Sicilia, ¿quién sufragó los costos de visa, pasaje, hospedaje y alimentación de los que llegaron de la Isla? Si la respuesta es “La Feria”, entonces ¿por qué a ellos se le paga y los que estamos en el exilio debemos usar nuestros propios recursos? ¿Fue la invitación directa e individual a cada uno de los participantes de la Isla, o se canalizó a través de las autoridades que reprimen, encarcelan y fuerza al destierro a los opositores?
Es bochornoso que dos firmantes de la represión a los manifestantes del 11J, Francisco López Sacha y Rigoberto Rodríguez Estenza estuvieran en Tampa. Es un insulto, un ultraje a los presos del 11J., a cada uno de los cubanos que luchan por su libertad.
Fue curioso para mí ver el movimiento de público en las distintas sesiones. Los visitantes de la Isla, no asistían a las presentaciones de otros escritores del exilio, solo estuvieron en aquellas de quienes corrieron a auparlos en cuanto entraron al Ybor City Conmmunity College. No había interés cultural, ni curiosidad por conocer lo que escriben los cubanos del exilio.
Lo mismo puedo decir de los escritores de Miami que acudieron a Tampa. Muy pocos estaban en las sesiones de otros colegas del patio. Esa falta de respaldo deja claramente establecido que hay dos bandos. Los que apoyan al castrismo, y los que aspiramos a la libertad para todos los cubanos.
La Feria del Libro de Tampa es ya historia. Lo que allí aconteció es responsabilidad total de los organizadores. Cada cuál sacará sus propias conclusiones. Mientras tanto, como participante traicionado, espero una aclaración pública de Alberto Sicilia.
Lo que yo sí puedo decir es que en el futuro, no podrán contar conmigo si se realiza otra vez la Feria de Tampa.

Luis de la Paz es escritor cubano, poeta y narrador. Presidente del Pen Club cubano en el exilio.

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