Por Felipe Lázaro.
Conocí al poeta cubano David Lago González en el año 1982 cuando llegó como exiliado a Madrid. En esos años, nos reuníamos con frecuencia un nutrido grupo de escritores exiliados, entre otros José Mario y Pío E. Serrano. Benita C. Barroso y Roberto Cazorla, y asistíamos a las reuniones-fiestas en la casa-estudio del pintor cubano Waldo Balart en la calle San Cosme y San Damián (y después en San Ildefonso).
Durante tres décadas (desde los alegres años 80, pasando por los 90, hasta principios de este siglo) coincidíamos siempre en los actos del exilio cubano en Madrid (presentaciones de libros, lecturas de poesía o exposiciones de pinturas de artistas plásticos cubanos) en Casa América, El Ateneo, Círculo de Bellas Artes, Centro Cubano, la Fundación Hispano Cubana, en la calle Orfila, y los primeros domingos de cada mes en la tertulia cubana que coordinaba la Dra. Martha Frayde en el Café Central. Siempre recuerdo al bueno de David Lago en la Tertulia que organizaba nuestra casa editora en el bar SUNSET BOULEVARD (cerca de la SGAE) donde nos reuníamos escritores y artistas cubanos exiliados junto a otros hermanos latinoamericanos y españoles. Esa infinidad de actividades culturales (cubana exiliada) de esos años madrileños nos permitieron soñar que aún seguíamos en nuestra patria o que, al menos, estaba más cercana.
Cuando comencé el proyecto antológico Poesía Cubana Contemporánea (Catoblepas, 1986) como coordinador internacional de esa casa editora, seleccioné cinco poemas inéditos de David Lago, que aún no tenía ningún libro publicado. Los poemas eran: «Camagüey», ·Matajíbaro», «Aire frío», «Aditamentos», y «La víspera» . Años más tarde, al año de fundar Betania, también lo incluí en la antología Poetas Cubanos en España (Betania, 1988) donde incluí seis poemas: «Júbilo (desde la Plaza del Mercado de Abastos de Santa Rosa», Being There «, «Una idea dividida», Desde un pueblo de España», «La mano cae al igual que la hoja» y «La blanca meseta azulejada».
Con posterioridad, como editor, le publiqué sus primeros dos poemarios: Los hilos del tapiz (Betania, 1994) con Prólogo de Rolando D.H. Morelli; libro que Gastón Baquero considerara entre los diez mejores títulos leídos por él en ese año (La Esfera del periódico El Mundo:Madrid,17 de diciembre de 1994) y La resaca del absurdo (Betania, 1998) con Prólogo de Carlos Victoria. También seleccioné tres largos poemas de él en la antología Poesía cubana: La Isla Entera (Betania, 1995 y 2024): «Tríptico de la noche musical en la isla del siguaraya», » La tertulia de los fantasmas roza el nombre de otra noche» y «Performance».
Años más tarde, David Lago funda dos editoriales artesanales, caseras, donde publica sus próximos libros. En las Ediciones Timbalito publicó sus poemarios: La fascinación de lo difícil (1999), La mirada de Ulises (2000), Tributos (2000), Jazz Session (2000), Lobos (2000). y en la editorial OFFOFFShores Unlimited otra entrega suya: Hilos, tapices y telares. Ebriedades y resacas ( 2001). Es de destacar que en las Ediciones Timbalito pubicó poemarios de otros poetas cubanos, como: El lado humeante (2000) de Antonio Desquirón Oliva, Foxtrot. Sombras y variaciones (2000) de Raúl Ibarra Parladé y Coral Reef. Voces a la deriva (2001) de Rolando H Morelli.Sobre la obra poética de David Lago recomiendo la lectura de un excelente artículo sobre la poesía de David Lago que merece ser leído: «El exilio del paisaje y el paisaje del exilio: la poesía de David Lago y Felipe Lázaro» de la profesora cubana Mirza L. González (De Paul University, de Chicago) y publicado en la Revista Hispano Cubana (Madrid, Nº 33, 2009, págs. 145-160…