Por Julia Nieto.
Ratzinger se va.
Vuelve a casa.
Al verdadero hogar que los hijos de Abraham consideramos como tal.
Y con él se va, no solo el mejor teólogo católico moderno sin discusión, sino un pequeño gran freno a la deriva de una Iglesia que fue el lugar donde tomé contacto por primera vez con Ds.
Y como intelectual siento pena. Nos deja huérfanos una mente brillante independientemente de la religión que profeses.
Pero como Papa, es aún más peligroso y lamentable.
Ignoro la relación con el montonero. Pero puedo imaginarme el rechazo del exquisito Benedicto a la ramplonería y vasallaje de Bergoglio frente a los grandes y repulsivos poderes que nos envuelven sin remedio.
Aún lúcido, hace tiempo que ya no puede hablar. Pero su mente se resiste a apagarse.
Quiero darle gracias por su tolerancia, su buen hacer, su diálogo permanente con los “hermanos mayores”.
Y también por su finesse, por su tacto, su profundidad y su visión certera de un mundo decadente.
Para mí, se muere el Papa.
Porque no hay otro digno de ser considerado así.
Suerte, amigos católicos.
La vais a necesitar.
Julia Nieto es escritora. Profesora de Historia y Filosofía en ESO y Bachillerato.