Cultura/Educación

RAMÓN UNZUETA. La sublime obsesión de un artista exiliado

Por Gloria Chávez Vásquez.

Le poète du pinceau/L’acrobate immobile, /Le funambule rêveur, /A peint/Un film muet.

Il est un scénariste/de la couleur, /Un musicien du tracé, /C’est lui, /le poète du pinceau,

qui m’appelle.

(El poeta del Pincel, fragmento del poema original en francés de Attys Luna Vega)

La vida de Ramón Unzueta, Rami, como le decían sus familiares y amigos se conjuga en tres artistas: el pintor y las dos mujeres que hicieron posible la materialización de una obra maravillosa. Unzueta plasmó a colores sus magníficas obsesiones en colaboración con sus musas terrenales: Enaida y Zoé.

Enaida y Ramón Unzueta, Zoé Valdés, Malecón, La Habana, 1980

Hijo de padre español y madre cubana, Ramón Unzueta nace en La Habana el 14 de julio de 1962, bajo un régimen que priva de aire al arte libre. Cuando cumple diez años, su padre le regala una tempera y un cuaderno de dibujo. A falta de otros elementos artísticos disponibles, su madre le trae las cartulinas desechadas de las camisas que vende en el almacén donde trabaja. Rami ya sabe cuál es su vocación. Estudia en la Escuela Nacional de Artes Aplicadas, en la Habana y se gradúa en 1984. Trabaja como ilustrador y dibujante para varias editoriales y revistas educativas, hasta 1992 cuando se exilia para poder pintar en libertad.

Necesito salir de los libros e ir a los museos para ver las pinturas de verdad informa a su familia. Hasta entonces se siente, como lo describe su amiga Zoé, un peregrino inmóvil. Ya en Europa, visita con su hermana, los museos de Portugal, Francia, Italia y Alemania estudiando el expresionismo. Con la fuerza instintiva que lo impulsa a trabajar, pinta todo lo que ve. Quiere eternizar la vida cotidiana en sus pinturas.

Las escenas de sus cuadros emergen, luminosas, de la sombra. Es como si quisiera exorcizar su isla nativa con los colores. Pero algo de esa sombra está impregnado, más que todo en las pupilas de sus figuras favoritas, las mujeres. Recrea las actrices de un cine al que ama y está agradecido, porque le concede la ilusión de libertad. El cine mudo, sobre todo, se le parece al mundo de los sueños.

Desde su perspectiva, la sociedad es una aldea ingenua y caricaturesca. Sus personajes son duendes que habitan en la fantasía. Los colores del mar subliman la miseria de sus náufragos. A través de sus pasteles primero, luego las acuarelas y el óleo después, le devuelve el color perdido a su isla. Una isla que solo habita en su alma y su memoria, porque la real le deja un sabor amargo. Es en los escenarios del recuerdo desde donde Unzueta evoca la belleza y el temperamento caribeños.

El aire bajo sus alas

Rami, Enaida y Zoé, conforman un trio empírico y artístico. El pintor y sus dos musas se desdoblan en fenomenal equipo: el artista, sus telas y pinceles en la dimensión creativa, habitada de memorias e imágenes compartidas con la entrañable amiga, ahora escritora; y en el mundo real y material, la hermana, galerista, critica y mecenas; Tres artistas exiliados cuyo motor es el arte. Enaida es la acción: realidad y disciplina; Zoé, la inspiración y la complicidad artística. Inspira al pintor con su poesía, su ficción, su valentía y sentido del humor. Para Enaida, cada uno es un oasis para el otro, primero en La Habana luego en París, Tenerife y Miami donde establecen sus centros de actividad.

Desde España, Rami colabora con Zoé, establecida en París, en la ilustración de sus textos para revistas y sus libros infantiles: Los aretes de la Luna, (Editorial Everest) y Luna en el cafetal, (editorial Gallimard). Ilustra además para la revista infantil Limón partido, de Miami. En París, exhibe en Ars atelier y en la librería-galería Les mots à la bouche.

La de Unzueta, se convierte en poco tiempo en una obra singular, distintiva y personal. Ha pagado un alto precio como exiliado, pero ya no es el peregrino inmóvil sino el artista itinerante, lo cual le da más exposición. Sus pinturas son imágenes en movimiento o pausa. Desde la humilde guajira que se intercala a la naturaleza, hasta la diva, trémula o coqueta que posa para el pintor o para una cámara invisible. Los rostros del sincretismo yoruba o el santoral católico contrastan con las figuras eróticas. La graciosa variedad de coladores de café, reales o imaginarios se asocian con las diversas frutas tropicales.

Enaida inaugura la Unzueta Gallery (2004) en Miami donde expone la obra de Ramón, que pinta con disciplina y fervor monástico. “Su estilo es riguroso – reporta ella–, perfeccionó la técnica del pastel y la acuarela hasta sus últimas consecuencias. Luego se aplicó al óleo al que consideraba “la madre del cordero”. Concienzudo, esmerado, prolijo, protocolar, severo consigo mismo, perfeccionista. Cuando uno pinta así, la obra que queda, es de calidad, – añade la experta galerista.

Durante esos años, Unzueta expone en galerías de Francia, España, Italia y USA. En 2001, Miami lo recibe como uno de los grandes. Sus líderes le otorgan las llaves de la ciudad. Los críticos internacionales lo consideran el pintor cubano más importante de su generación. Sin embargo, el pintor no tiene patria y su arte habla de libertad.

Vivió para pintar

Los autorretratos de Ramón Unzueta miden el progreso de su vida y de su obra. Son introspectivos porque, en la búsqueda de sí mismo, indaga en lo más hondo de su alma. Las imágenes postreras son un reflejo del temor a perder a su madre enferma; de la impotencia de no poder volver a una patria libre; el presagio de que no le queda mucho tiempo para pintar todo lo que tiene en mente, porque la muerte, en forma de infarto, lo sorprende al fin en su isla adoptiva, Tenerife, el 5 de octubre de 2012.

En el aspecto sentimental, Unzueta vivió un drama muy “lorqueano” –recuerda Enaida, quien compara a su hermano menor con Sísifo, condenado a subir la roca a la cima de la montaña para luego verla rodar cuesta abajo. –La búsqueda insistente por el amor ideal, en el fango o en el paraíso refleja la lucha intensa, borrascosa y el nivel de sacrificio en que vive el artista hipersensible– concluye.

Diez años después, en 2022, Enaida y Zoé inauguran la página web Vida y obra de una artista universal realizada por el periodista cubano y diseñador gráfico Carlos Carballido. En ella se recoge, además de sus pinturas e ilustraciones, sus datos biográficos, entrevistas y anécdotas, así como los comentarios de críticos especializados.

Entre las anécdotas, está la de la fijación de Unzueta por la carrera fílmica y la personalidad de Bette Davis, su otra musa. Fascinado como estaba por la mirada y maneras desenfadadas de la actriz, desde joven intentó emularlas en su pintura –nos cuenta Enaida –. El ángel que vio en aquella actriz desde niño, su lealtad a esa preferencia que nunca nadie reemplazó. Esa atracción lo motivó a incorporar la mirada y estampa de Davis en muchos de sus personajes. En el centenario de su nacimiento, Rami le dedicó 100 rosas mientras reflexionaba en el epitafio que ella misma escribió para su tumba: She did it the hard way (Lo consiguió todo trabajando).

De isla en Isla

 Durante la retrospectiva de la obra, la escritora Zoé Valdés declaró que la obra de su compatriota y amigo Ramon Unzueta es importantísima para entender el exilio cubano, y el tremendo sacrificio de las mujeres cubanas, esposas, madres e hijas; es sobre todo una causa de la libertad. Y la obra de Unzueta es una obra plena de libertad, pese a que, como cubano exiliado, murió sin ver a su país libre.

Ena, Rami, y Zoé. Unzueta Gallery, Miami, 2004

Por su parte, Enaida Unzueta expresó que esta exposición es la culminación de un sueño de poder mostrar la grandeza y el oficio del pintor, su hermano. Ese ha sido el cometido de mi vida desde que él era muy niño y empezó a pintar: divulgar, difundir y defender la obra de Ramón Unzueta.

Unzueta recreó el mundo con filosofía propia y una fórmula única dictada por sus gustos y aficiones, ilusiones y esperanzas y una intuición artística que abarcó la cinematografía. Nació y vivió para el arte. Como Theo van Gogh con Vincent, Enaida Unzueta propició el arte de su hermano. Gracias a su incondicional apoyo y el de su leal amiga, Zoé Valdés, la obra de Ramón Unzueta vive, como el legado de uno de los hijos exiliados de Cuba, para el arte universal.

El Museo Americano de la Diáspora Cubana en Miami, Florida, EE. UU exhibe una muestra de la obra de Ramón Unzueta con el título De Isla en Isla, (mayo 20-agosto 15, 2023)

Enlaces: ramonunzueta.us    https://thecuban.org   info@thecuban.org  www.ramonunzueta.com

Enaida, Zoe, y Toto, el perrito de Ramón Unzueta, en el AMCD, mayo, 2023

Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos. Es autora de Opus Americanus, Caliwood, y la trilogía de Akum, la magia de los sueños entre otros libros.

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6 Comments

  1. Esteban Alvarez-Buylla

    Excelente artículo para un extraordinario pintor y alma libre manifiesta en cada una de sus cuadros y dibujos.

  2. Mi hermano estará muy contento con tu excelente trabajo, Gloria. Gracias.

  3. Juanjose Martinez

    Siento como mía todas estas vivencias, Ramón en la memoria, Enaida y Zoé como musas perennes!!!.

  4. Luis Miguel Reynalt

    Talentoso pintor cubano, con una capacidad extraordinaria para plasmar la nausea de la tiranía y la falta de libertades. Efectivamente un cubano universal

  5. Luis A. Mac-Beath (Luant).

    Precioso artículo, querida Gloria Chávez Vásquez.
    Unzueta es sin duda, un artista de referencia que como Martí, necesitó salir a respirar para expresarse.
    Leyéndote entiendo mejor la mirada plástica de Zoé Valdés, que yo desconocía, pero desde el principio noté que tenía por sus observaciones.
    Gracias por escribir.

  6. Isabel Marin

    Muy buen artículo; Justo cuando pensaba una vez más en Van Gogh y Theo, la autora establece esa relación. “ Benditos los que escriben “ y saben hacerlo bien.!

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