Cultura/Educación

¿Quién traicionó a Ana Frank? -Una nueva pista sale a la luz-

Ana Frank

Por Manuel C. Díaz.

El 4 de agosto de 1944, la Gestapo alemana descubrió el lugar donde se escondía Ana Frank y su familia en Ámsterdam. Después de ser detenidos fueron trasladados al campo de concentración de Auschwitz donde, a excepción de su padre, todos murieron.

Aunque siempre se sospechó de algunas personas amigas de la familia, nunca se supo quién los había delatado. Hasta ahora que acaba de salir a la luz una nueva pista sobre la identidad del presunto traidor: Arnold van den Bergh, un notario judío que falleció de cáncer de garganta en 1950.

Leyendo esta noticia he vuelto a recordar un viaje que realicé a Ámsterdam hace ya algunos años en el que, sin esperarlo, la historia de Ana Frank -que ya conocía por haber leído su diario- me tocó de cerca una vez más.

Fue durante un paseo en barco por el llamado Canal del Príncipe, el más largo de los cuatro que rodean la ciudad. La embarcación, aunque pequeña, tenía una amplia cubierta desde la que podían verse, entre los árboles de las orillas, las iglesias, monumentos y edificios que se levantaban a lo largo de ellas.

Cuando ya estábamos llegando al final del recorrido, justo antes de pasar por debajo de un puente, el barco se detuvo por un momento y el guía anunció por los altoparlantes: “Si miran a la izquierda pueden ver la casa de Ana Frank”.

Todos en el grupo miramos hacia un edificio color marrón de tres pisos frente al cual varias personas esperaban para entrar. Y mientras lo hacíamos, escuchamos una breve explicación de cómo Ana, una niña judía de 13 años había estado escondida en esa casa hasta que fue detenida y enviada junto a sus padres y su hermana a un campo de concentración.

Cuando el barco continuó su navegación, le dije a mi esposa: “Tenemos que regresar mañana para visitarla”. Pero nunca llegamos a hacerlo. Ni siquiera recuerdo lo que hicimos al otro día. Lo que sí recuerdo es que siempre lamenté no haberla visitado.

Y hoy lo lamento todavía más al enterarme por la prensa de todos los pormenores de la investigación realizada por Pieter van Twisk, un productor de medios de comunicación holandés, quien encabezó el equipo que logró (aunque otros expertos creen que no hay pruebas suficientes) descubrir al traidor.

Esta noticia pronto dejará de serlo. Otros titulares ocuparán las primeras páginas. Quizás nunca se sepa quién realmente delató a Ana Frank y su familia. Pero lo que sí se sabe es que -y los detalles de esta nueva investigación lo han vuelto a demostrar- no hay en la historia otro crimen tan atroz ni tan meticulosamente calculado como el que aniquiló a millones de seres humanos en los campos de concentración nazis.

En su inocencia infantil, Ana Frank escribió en las páginas finales de su diario: “Querida Kitty: es un milagro que todavía no haya renunciado a todas mis esperanzas porque parecen absurdas e irrealizables. Sin embargo, sigo aferrándome a ellas pese a todo, porque aun creo en la bondad interna de los hombres”.

Pobre Ana. Tres días más tarde los nazis llegaron y se la llevaron detenida. Y su habitación quedó vacía y en silencio para siempre.

Manuel C. Díaz es escritor, crítico de arte y literatura y cronista de viajes.

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3 Comments

  1. Bueno recordar estas cosas querdio Manuel, para que no ocurran nunca más. Buena crónica de viaje desde la actualidad. Oportuna siempre en cada aniversario del Holocausto

  2. silvia yera

    Estuve en esa casa , hoy museo, me impresiono mucho, ya habia leido el libro y pude sentir aun las vibraciones de las personas que alli vivieron, aun conservo algunas fotos.

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