Por Thomas Morales.
“… ¿Quién mejor que Philippe de Broca (1933-2004), encajero de cine, para captar esta lenta desintegración y hacer brillar sus mil fragmentos? “Dear Louise”, su película estrenada en 1972 adaptada de un cuento de Jean-Louis Curtis, fue proyectada en Cannes entre la indiferencia y la amargura de los profesionales del negocio atónitos ante los falsos valores. Demasiado pesado, a esta gente solo le gusta la ostentación y el engaño, la demagogia y la venganza, la condena y el espíritu de manada. Broca, he escrito muchas veces, sobresalió tanto en la cabalgata despeinada como en el registro agridulce, el del toque de los sentimientos. Hay en él un toque de cine que debería enseñarse en todas las escuelas de cine. En las Américas, su obra es reverenciada y su leyenda mantenida por los cinéfilos. Mientras que en casa sólo queremos ver en su filmografía la impronta de un buen realizador adherido a grandes producciones con Belmondo, Noiret o Rochefort como cabezas de cartel…”