Relato Mundial

PP. ¿Hitler era o no socialista? Lo que escribió el mismo líder del partido Nacional Socialista en Mi lucha

Por Marcelo Duclos/PanamPost.

Luego que Javier Milei recordara que el máximo referente del nazismo era, efectivamente, «socialista», la izquierda puso el grito en el cielo.

Si uno analiza la doctrina nacional socialista de Adolf Hitler y compañía, no sorprende que los nazis consideraran al liberalismo como la ideología más peligrosa para sus fines. Es que, por donde se analice la filosofía que reconoce la libertad individual y la necesidad de un Estado limitado, queda en evidencia su antítesis absoluta con el nazismo.

También es muy claro que, de socialistas, el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán tenía bastante más que el nombre. Sin embargo, cuando Javier Milei dijo que los socialistas tenían que hacerse cargo de Hitler, ya que era “uno de los suyos”, los izquierdistas argentinos no solo pusieron el grito en el cielo, sino que lo trataron de ignorante. No debería llamarle la atención a nadie esta actitud, ya que ni siquiera se hacen cargo de su carnicero contemporáneo, Iósif Stalin, que sí tenía explícitamente la bandera roja del martillo y la hoz.

Claro que, aunque reniegan de la dictadura stalinista y de la opresión de la Unión Soviética, salen a esta discusión recordando que los que entraron a Berlín, antes que los aliados occidentales, fueron los soldados del Ejército Rojo. Como si se tratara de una distinción de clase entre burgueses y proletarios. Pero, en este recorte arbitrario, tampoco dicen nada del Pacto Ribbentrop-Molotov, en el quedó más que claro que los comunistas no tuvieron problemas con negociar con los nazis en 1939, cuando todo el mundo ya conocía perfectamente las aberraciones del régimen de Hitler.

Pero, más allá de las variantes de los distintos tipos del socialismo (ya sea en la versión “nacional” de los nazis o del peronismo de izquierda de los setenta o en su versión clasista e internacionalista del comunismo tradicional) existen algunos denominadores comunes a todos los regímenes socialistas. Todos antagónicos al liberalismo. Solamente para mencionar algunos básicos además de la “administración colectiva” a la que hace referencia la Real Academia Española, podemos coincidir en que todas las versiones socialistas consideran que:

  • Las libertades individuales tienen que estar supeditadas al “bien común” que está interpretado por el gobierno, que vela mejor por los intereses del conjunto que las personas en su ámbito individual.
  • Que la propiedad privada no es inviolable. Una ley que va desde los que fomentan su eliminación por completo (que en realidad termina en manos del Estado, es decir, de los burócratas que lo ostentan) hasta su aceptación limitada, que requiere la vista buena del gobierno. Algo que se ve en la actualidad con los empresarios que sobrevivieron al chavismo en complicidad con el Estado, las “empresas mixtas” como las cadenas de hoteles europeas que operan en Cuba o la industria alemana que les sirvió a los nazis en su guerra delirante, que terminó como todos ya sabemos.
  • La planificación centralizada, que dispone cómo debe regirse la vida en sociedad, desde la economía hasta los ámbitos educativos y culturales, que reemplaza las manifestaciones espontáneas de los individuos. Éstas, para los socialistas (de izquierda o derecha) son peligrosas y disolventes, enemigas de la cohesión social que buscan los planificadores. Se produce lo que el gobierno considera, se aprende lo que se estima relevante y hasta se establece lo que las personas pueden ver en sus momentos de ocio. Nada nuevo bajo el sol. Lo hicieron los comunistas de la URSS hasta la “Alemania Democrática”, lo hicieron los nazis y hoy todavía lo hacen los regímenes como Corea del Norte.

Yendo concretamente a la pluma del mismo Hitler, vemos cómo hasta el color rojo de la bandera nazi tiene que ver con los principios “sociales” del partido que anuncia que es socialista, ya desde el nombre: “Como socialistas nacionales, vemos en nuestra bandera nuestro programa. El rojo es la idea social del movimiento”, dice Hitler en el capítulo 7 de la segunda parte del libro…

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