EDITO

Por qué NO negocio con el castrismo

Por Guillermo “Coco” Fariñas Hernández.

La Chirusa, Santa Clara, 7 de febrero del 2025; (Cartero Antitotalitario). Cuando yo llevaba sólo unos 5 años como opositor público y no violento a la Dictadura Castrista, el movimiento anticomunista del que era miembro en La Habana se vio involucrado en una negociación política con la dinastía de los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz. Y la estafa de la que fuimos objeto, a mí me sirvió, para jamás confiarme en la buena voluntad hacia sus adversarios políticos del Castro-Comunismo.

Aquella negociación se denominó mediáticamente “Concilio Cubano” y se comenzó a gestar por opositores al Castrismo de dentro y fuera de la Isla, desde los primeros meses del año 1995. Tan Inocentes fuimos al concebir la celebración de “Concilio Cubano”, que se escogió hasta una fecha patriótica para su celebración, donde pudieran acudir hasta los castristas en ejercicio del poder y fue escogido el 24 de febrero de 1996.

Incluso, el hoy defenestrado dirigente pro-castrista Carlos Lage Dávila, en aquel momento Secretario del Consejo de Ministros, llegó a prometerle a algunos de los más conocidos y prominentes líderes opositores de aquella época, que hasta se reuniría con quienes estábamos en “Concilio Cubano”. Algo que fue tomado como una señal de aceptación y tolerancia de la Dictadura Totalitaria en medio del desastre económico, político y social que era el archipiélago en aquellos tiempos.

A partir de esa promesa trasmitida por uno de los hombres más cercanos al dictador Fidel Castro Ruz y quien había estado como Coordinador del todo poderoso “Grupo de Apoyo al Comandante en Jefe”, muchos fuimos quienes nos ilusionamos con encontrar una salida armoniosa y civilizada a la tragedia nacional, porque todo auténtico patriota desea el menor derramamiento de sangre o sufrimientos para sus compatriotas y la tierra que lo vio nacer.

Sin embargo, los que todavía nos hacíamos ilusiones respecto al castrismo, los castristas y los represores castristas para que la iniciativa “Concilio Cubano” terminase en buenos términos, auto bloqueamos las evidentes señales, de que quienes detentaban el poder absoluto por 35 años en Cuba, no iban a cumplir con lo prometido respecto a una reconciliación entre cubanos residentes en el exilio y en el inxilio.

Pues a pesar de lo prometido por Carlos Laje Dávila, quien sin lugar a dudas recibía orientaciones y órdenes directas del propio Fidel Castro, ya que era uno de sus hombres de mayor cercanía y confianza. Se podían observar el aumento de los arrestos y coacciones sobre los participantes en “Concilio Cubano”, el impedimento de las reuniones para votar en las formación de las distintas comisiones del evento democrático.

Dentro de “Concilio Cubano” fuimos demasiado cándidos al mirar aquellos actos represivos por parte de la Dirección de Contrainteligencia del Ministerio del Interior y no aceptar, que nos estaban tomando el pelo. Porque nuestra necesidad de “reconciliación pacífica” era tan perentoria, que no queríamos creer bajo ningún concepto, que todo era una trampa de los comunistas.

También nos negábamos a releer la Historia del Comunismo Mundial, donde se apreciaba que los comunistas en todas las veces que lucharon por el poder político, siempre se habían ayudado del engaño. Pues lo mismo le hizo Lenin a Kerensky en Rusia como Castro a Urrutia en Cuba. Donde todos los manuales de Marxismo-Leninismo publicados, estudiados y leídos, aseguraban una cosa: El Comunismo aspira al Poder Total.

Lo ocurrido con “Concilio Cubano” ya es parte de la historia de la lucha contra el castrismo en Cuba, pues desde horas de la noche del miércoles 21 de febrero de 1996, comenzaron redadas operativas de la Seguridad del Estado, contra todos aquellos opositores no violentos que participarían en el evento reconciliatorio. De manera premeditada los primeros en ser arrestados serían los más aislados y sin teléfonos en sus viviendas, recuérdese que no existían teléfonos móviles en aquella época.

Los arrestos de la Policía Política siguieron los días 22 y 23 de febrero, a mí me tocó permanecer detenido en la hoy extinta Unidad de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), que se localizaba en las calles M y Malecón, en la barriada El Vedado, La Habana. Allí hablamos entre anticastristas, gritándonos de celda a celda y los delincuentes comunes se reían y nos decían: “…de verdad que creían, que La Barba se iba a sentar con ustedes…”.

A mí jamás se me olvidará la expresión del opositor anticomunista, hoy exiliado, Orlando Morejón Vitón, a quien había sacado para ser interrogado y regresó con sus ojos llenos de lágrimas y cuando pasó junto a mi celda, le pregunté: “…¿qué te dijeron allá afuera hermano?… y él me respondió: “…mi hermano éstos hijos de puta derribaron a las avionetas desarmadas de Hermanos al Rescate, ojalá los americanos arrasen con Cuba, aunque nos muramos nosotros también…”.

Al igual que otros opositores anticastristas no violentos arrestados en la Unidad Policial de M y Malecón fui sacado a interrogatorio y allí el Capitán con nombre operativo “Boris”, me confirmó el derribo de las avionetas civiles de Hermanos al Rescate. Aquella estafa de la que fui víctima me enseñó que los comunistas nunca negociarán de buena fe y la única pactación posible es ¿cómo y cuándo entregarán el poder? Esto es por qué NO negocio con El Castrismo.

Guillermo “Coco” Fariñas Hernández es Coordinador General del FANTU. Preso Político en 3 ocasiones. Premio “Andrei Sajarov” a la Libertad de Pensamiento del Parlamento Europeo.

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