Por Carlos Manuel Estefanía.
Los primeros 100 días del segundo mandato de Donald Trump han sido descritos por The Economist como los más “trascendentales” del siglo. Pero lejos de reconocer el respaldo democrático detrás de ese impulso reformista, el semanario británico opta por el alarmismo. En su artículo “Solo faltan 1.361 días”, publicado el 26 de abril, advierte sobre un supuesto proyecto autoritario que amenaza con subvertir la democracia estadounidense. Lo que en realidad describe es una reacción legítima —y largamente esperada— frente a un sistema que millones de ciudadanos sienten que ya no les sirve.
Desde luego, Trump no es un político convencional. Cuestiona a la burocracia, se enfrenta sin rodeos a la prensa y desafía instituciones que muchos consideran capturadas por una élite ideológica. Pero eso no lo convierte en un dictador en ciernes, como sugiere el artículo. Las órdenes ejecutivas no son nuevas ni ilegales; todos los presidentes las utilizan. La retórica incendiaria no sustituye a los hechos: Trump ha operado dentro del marco constitucional y ha sido validado en las urnas, no una, sino dos veces.
La acusación más insistente —y menos fundamentada— es la del supuesto autoritarismo. The Economist llega incluso a compararlo con Viktor Orbán. La analogía, más efectista que rigurosa, pasa por alto que Estados Unidos es una república federal, con una separación de poderes real, prensa libre y tribunales independientes. De hecho, muchos de esos tribunales han fallado contra decisiones de su administración, y él las ha acatado.
Tampoco se sostiene la crítica económica. ¿Acaso no fue Trump quien impulsó la repatriación de empleos industriales, renegoció acuerdos comerciales desventajosos y mantuvo la inflación contenida durante su primer mandato? ¿No fueron los mismos mercados que ahora se inquietan los que celebraron su primera victoria con alzas récord? Los aranceles y las tensiones comerciales con China responden a una estrategia de reequilibrio, no a un capricho.
Lo que realmente molesta a ciertos sectores no es lo que Trump hace, sino lo que representa. Para ellos, cada reforma que descentraliza el poder, cada agencia que pierde privilegios, cada periodista que es cuestionado, es una afrenta personal. Pero para millones de votantes, es justicia poética.
Estados Unidos no está al borde del colapso institucional. Está en medio de un ajuste de cuentas democrático. Puede ser incómodo, polarizante, incluso ruidoso. Pero es legítimo. Y si bien los críticos podrán contar los días que restan del mandato como una cuenta regresiva, otros tantos los ven como una oportunidad para seguir recuperando el control sobre un país que sentían cada vez más ajeno.
Desde afuera, podemos cuestionar cuánto nos afecta, sobretodo en términos de economía o seguridad, la implementación en Estados Unidos de esta revolución nacional-capitalista; desde adentro, miles de inmigrantes ilegales —en su mayoría iberoamericanos— no pueden esperar nada bueno de ella, como tampoco la burocracia del establishment, los politicastros demócratas, mucho menos las industrias importadoras o culturales y los medios asociados a los poderes globales. Y, por supuesto, ya se quejan de sus efectos quienes temen las enseñanzas éticas transmitidas por las religiones abrahámicas, problemáticas sobre todo para la conciencia de esas sectas de batiblancos, implicadas con sus retóricas y acciones anticientíficas en cosas tan variadas como la mutilación de pacientes con disforia de género, la implementación de protocolos asesinos y ruinosos en tiempos de pandemia, o la destrucción de la economía bajo el mantra no demostrado de que los cambios de temperatura que cíclicamente sufre la Tierra ahora tienen causas antropogénicas. Pero, del mismo modo que enumeramos a los afectados, hay que reconocer que, para el ciudadano estadounidense de a pie y no pocos hombres de empresas y, por tanto, creadores de empleo, Trump no es una amenaza: es la corrección que el sistema necesitaba.
Carlos M. Estefanía es un disidente cubano radicado en Suecia.
—
”La vida es una tragedia para los que sienten y una comedia para los que piensan”
Redacción de Cuba Nuestra
Visita las secciones de Cuba Nuestra en
https://tertuliastockholm.wixsite.com/tertulia/inicio
http://cubanuestrasecciones.wordpress.com/
https://www.youtube.com/user/CubaNuestra
https://www.facebook.com/CubanuestralaprimeradeEscandinavia
http://www.ivoox.com/podcast-podcast-cuba-nuestra_sq_f177460_1.html