Por Redacción
Tras la pandemia diseminada mundialmente por el Partido Comunista Chino las economías se han visto seriamente afectadas. Salvo en Estados Unidos, que solamente en el mes de septiembre se crearon más 500 mil empleos. Y, por supuesto, en la misma China, que como era de esperar ha sabido sacar partido del horror en el que nos ha hundido. El resto del mundo enfrenta una “rentrée” económica con enormes dificultades y la recuperación será más larga que después de la crisis del 2008.
Desde la Segunda Guerra Mundial la población europea no se había tenido que enfrentar a la inestabilidad e inseguridad que se avecina a pasos agigantados.
En Francia el presidente Emmanuel Macron y en Alemania Ángela Merkel han anunciado un plan de ayuda de unos 500 mil millones para pequeñas y grandes empresas. Una vez más la asistencia socialista, en lugar del impulso económico capitalista a profundidad y definitivo tan necesario.
Para colmo, los tests del Covid-19 se ofertarán próximamente a precios módicos (siempre fueron cobrados, no como en Estados Unidos, que son gratis), y las vacunas, cuando se sitúen en el mercado, también se podrán adquirir bajo receta y por una cantidad ínfima.
Habrá que esperar.
Europa continúa con su método regalón, y ya sabemos que a “caballo regalado no se le miran los cascos…” ¿El fracaso lo servirán caliente o helado?
Ufff. Políticos cobardes.