Política

Oración en lugar de huelga: un 1° de mayo para repensar a Estados Unidos

Por Carlos Manuel Estefanía.

Cada 1° de mayo, millones de trabajadores en todo el mundo conmemoran el Día Internacional del Trabajo. La fecha recuerda la huelga de 1886 en Chicago y la lucha de los mártires de Haymarket, en su mayoría inmigrantes, que exigieron una jornada laboral de ocho horas. Paradójicamente, en Estados Unidos —el país donde ocurrieron estos eventos— el 1° de mayo no se celebra como el Día del Trabajo. En su lugar, se ha convertido en una fecha marcada por otra manifestación social y espiritual: el Día Nacional de Oración.

La elección no es casual. En lugar de agitar banderas obreras o recordar la represión de los trabajadores inmigrantes del siglo XIX, Estados Unidos ha optado por promover, ese día, una unidad nacional en clave religiosa. Y aunque esto ha sido criticado por algunos como una forma de despolitizar la historia del trabajo, la edición de 2025 nos ofrece otra mirada: una recuperación del ethos moral y espiritual, quizás más necesaria que nunca en una nación culturalmente fracturada.

Un llamado espiritual desde la Casa Blanca

El evento de este año, liderado por el expresidente Donald Trump en la Rosaleda de la Casa Blanca, reunió a cientos de líderes religiosos de múltiples credos: cristianos, judíos, musulmanes, hindúes, entre otros. Fue un acto solemne, emotivo y también políticamente cargado. Bajo el lema de que Estados Unidos debe ser siempre “una nación bajo Dios”, Trump hizo una enérgica defensa de la fe como pilar del orden social y espiritual de la nación.

Entre los anuncios más destacados estuvo la creación de una Comisión Presidencial sobre Libertad Religiosa, que tiene como objetivo denunciar las amenazas contra la libertad de culto, proteger a comunidades vulnerables y combatir lo que sus impulsores consideran un sesgo anticristiano creciente. También se busca fortalecer el papel de la religión en la educación, la familia y el espacio público.

El presidente fue acompañado por oradores que lo elogiaron como un líder de fe. Paula White, responsable de la Oficina de Fe de la Casa Blanca, lo calificó como “el mayor defensor de la fe que hayamos tenido”. Otros, como el vicegobernador texano Dan Patrick, resaltaron que ningún otro presidente ha mencionado tanto a Jesús como Trump. Más allá del personaje, el mensaje fue claro: el renacimiento religioso está en marcha.

Reacciones divididas: nacionalismo cristiano o libertad espiritual

No faltaron, por supuesto, las críticas. Organizaciones como Americans United for Separation of Church and State acusaron al evento de promover una agenda de nacionalismo cristiano que erosiona la separación entre Iglesia y Estado. Otros señalaron que Trump ha tenido una relación ambigua con la religión y que instrumentaliza la fe para fines políticos.

Sin embargo, más allá de los debates ideológicos, lo que resalta es la reactivación de un lenguaje ético y espiritual en el debate público estadounidense. En un país marcado por el individualismo extremo y la polarización política, la religión reaparece como un marco moral capaz de unir, consolar y orientar.

Fe como respuesta al vacío moral

En tiempos en que la violencia, la desigualdad y la desconfianza en las instituciones parecen crecer sin freno, no es menor que los estadounidenses estén redescubriendo en sus tradiciones religiosas una guía ética. Las oraciones ofrecidas por líderes de distintas confesiones no solo pidieron protección para el presidente, sino también sabiduría para gobernar, paz entre los pueblos y dignidad para los más pobres.

En lugar de un grito obrero, este 1° de mayo resonó un susurro espiritual: un llamado a restaurar la conciencia colectiva, a recordar que la libertad no solo es política o económica, sino también interior. Tal vez, mientras el mundo recuerda luchas laborales con marchas y pancartas, Estados Unidos ha optado por un gesto distinto: reunir a su gente en oración. No como evasión, sino como fundamento.

Carlos M. Estefanía Aulet es un disidente cubano radicado en Suecia.

La ceremonia se realiza meses después de que la Administración estableciera un grupo de trabajo y una comisión presidencial para proteger a los cristianos de la discriminación religiosa.

”La vida es una tragedia para los que sienten y una comedia para los que piensan”

Redacción de Cuba Nuestra
Visita las secciones de Cuba Nuestra en
https://tertuliastockholm.wixsite.com/tertulia/inicio
http://cubanuestrasecciones.wordpress.com/
https://www.youtube.com/user/CubaNuestra
https://www.facebook.com/CubanuestralaprimeradeEscandinavia

http://www.ivoox.com/podcast-podcast-cuba-nuestra_sq_f177460_1.html

Compartir
Compartir

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*