Por Gloria Chavez Vásquez.
Como si no hubiera suficientes contradicciones en este mundo, los izquierdistas de ahora, pueden ser a la vez marxistas, santeros y satánicos. Al despelote de una ideología atea, se añade la superstición, por si acaso, elemento en la fórmula de la política tercermundista modelada por Cuba. Fidel Castro, un creyente de las fuerzas ocultas, descubrió un aliado útil en la santería (que nada tiene que ver con el espiritismo) para distraer turistas, disfrazar los problemas sociales y manipular la mentalidad del pueblo.
David Placer, autor de El dictador y sus demonios (2019), afirma que el régimen venezolano es “un arroz con mango en todos los sentidos: espiritual, ideológico, y en sus propias vidas”. El común denominador es como siempre, el hambre de poder y de dinero. Para conseguirlo los necios, déspotas y bravucones están dispuestos a vender su alma y la de su país, al diablo o al mejor postor.
En declaraciones para el autor de Los brujos de Chávez (2016), la santera venezolana Elisabeth Sánchez, aseguró que el fallecido dictador estaba obsesionado con las supersticiones y los rituales por eso ella lo conectó con Cristina Marksman, la santera que le predijo al comandante que moriría de una terrible enfermedad antes de cumplir 60 años.
David Placer ha descrito con lujo de detalles, los cimientos de un infierno, creado primero por Chávez y continuado por Maduro. El periodista venezolano radicado en España reveló que “Tras su llegada a la presidencia, Chávez se acercó a todas las condiciones [políticas] y creencias, se bañó en las cascadas de Sorte, se dejó leer el tabaco, pidió en televisión el poder de los rayos de los brujos de la revolución y celebró un ritual santero frente a los huesos del libertador Simón Bolívar”.
Al tiempo que Placer lanzaba su libro, la periodista y activista venezolana, Sebastiana Barráez, publicaba en Infobae el mensaje en audio de Emiro Antonio Brito Valerio, a uno de sus amigos de armas, acerca de su última comunicación con el difunto gobernante. Brito, hombre de máxima confianza de Chávez, fue su secretario privado, ministro consejero en la Embajada de Venezuela en Cuba y embajador de Venezuela en Brasil. Este hombre asegura desde la clandestinidad, que Fidel Castro deslumbró a Chavez “con mujeres y brujería” y por eso alertó al comandante diciéndole: “Fidel no quiere nada bueno para ti”.
Según Brito Valerio, Chávez estaba “contaminado” con las ideas izquierdistas de su hermano Adán, que era miembro de la Liga Socialista y Ruptura. Como secretario del comandante, Brito notó que en el Consejo de ministros “Teníamos un mosaico de ñángaras” como Francisco Javier (alias Pancho) Arias Cárdenas, un individuo de la guerrilla que había sido seminarista. Pancho que tenía relación con Mario Moronta “el Obispo”, había conseguido estudiar becado en la Universidad Javeriana de Colombia. Allí sus amigos eran los del M19 que habían tomado el Palacio de Justicia, como Gustavo Petro. Fue Pancho quien le presentó a Chávez a Manuel Marulanda, Raúl Reyes y El Mono Jojoy.
Mientras Castro quería que Chávez trabajara para él, el venezolano ambicionaba reconstruir la Gran Colombia. Fidel tenía en su mente la Gran Cuba “y ahí no podía haber dos jefes”. Cuando Brito llegó a la Habana como consejero, se dio cuenta de que “Fidel todo lo urdía desde Cuba. Todo aquel carajo del mundo que quería hablar con Chávez, llegaba a Cuba y quien hacía el lobby era Fidel, quien conseguía las entrevistas, los negocios de los medicamentos y de la refinería Cienfuegos, todo eso”, recuerda el exministro.
Los brujos de Chavez
Inseguro de sí mismo, Hugo Chávez terminó siendo un fanático de los conjuros y los rituales santeros. Cuando empezó a conspirar, él y sus compañeros golpistas consultaban con la ouija. Una vez en el poder, mandó a traer una hueste de santeros cubanos y los dispersó por oficinas públicas, ministerios y estamentos militares. S. Barráez documentó en la prensa internacional, el despliegue de altares santeros, dentro de la Dirección General de Contrainteligencia Militar que era a la vez un salón de torturas.
Para cuando Chávez Frías hizo pública su enfermedad, los rezos y rituales, pidiendo por la salud del comandante eterno, se convirtieron en una prioridad para el canal del Estado y para el gobierno. “El grito a los orishas debía ser difundido a todo el país”.
En su audio, Brito Valerio refiere, que Chavez le pidió que lo relevara porque estaba muy enfermo y “necesitaba a alguien de confianza”. Brito se negó porque los hombres a quien el comandante había empoderado, habían “cogido mucho vuelo” y él mismo temía por su vida. Mas bien le dio un consejo: “Búsquese un buen médico, en Alemania o donde los gringos. Esa gente son los más avanzados. No se vaya a meter allá en Cuba”. Chavez “intentó irse para Brasil, pero allá llegaron los cubanos a querer adueñarse del hospital. Que querían no sé cuántas alas, no salas, alas del hospital desocupadas porque iban a instalar cosas de espionaje y seguridad para Chávez”. Pero el hospital “no les aceptó las condiciones y por eso terminó en Cuba”.
Si el chavismo adoptó la fórmula castrista, añadiendo las prácticas indígenas del Amazonas, el régimen de Maduro le agregó las dudosas ideas de una secta hindú. En “El dictador y sus demonios”, David Placer examina la confusión de ideologías que han llevado al régimen venezolano a pactar tanto con países comunistas como fundamentalistas, poniendo así, en peligro, a todo el continente americano.
El dictador y sus demonios
La convivencia de una secta hinduista con la santería y el ocultismo, es un fenómeno peculiar que ha servido al régimen comunista de Maduro para ejercer control sobre los dirigentes políticos y militares venezolanos.
En Venezuela el saibabismo existe desde la década de 1970, y actualmente tienen unos 200.000 seguidores. A comienzos del siglo, Nicolas Maduro, su mujer Cilia Flores y su brujo, Cirilo Enrique Rodulfo, viajaron en varias ocasiones a la India, para visitar al gurú que decía ser un avatar del dios Visnú y la reencarnación del santo Sai Baba.
A David Placer le sorprendió ver en Puttaparthi gran cantidad de latinoamericanos, mayormente argentinos y venezolanos. Se enteró además de que las primeras traductoras de sus libros al español habían sido la argentina Adelina del Carril de Güiraldes, amiga del gurú desde la década de 1950, y la venezolana Arlette Meyer, asidua del ashram desde 1972. Cuando Sai Baba murió en 2011 la Asamblea Nacional, liderada por Maduro, decretó un día de luto en Venezuela. Sus devotos continuaron venerándolo en 113 países, sin mencionar las denuncias de abuso sexual y escándalos financieros que acompañaban la fama del gurú.
Activista de la izquierda venezolana, entrenado en Cuba, Maduro conoció a Chávez en la cárcel y desde entonces trabajó para recoger la antorcha de manos de “el comandante” aspirando a convertir a su jefe, en una figura divina y ser él mismo, sacerdote máximo del chavismo.
Tras el fallecimiento de Hugo Chávez, Maduro, convertido en hombre poderoso, se amparó en la secta para captar a los venezolanos predicando por un lado el amor y la paz mientras por otro construía “las más horrendas mazmorras para aniquilar a los opositores.”
Una de las primeras acciones de Maduro como presidente fue nombrar a Capaya Rodríguez, la máxima dirigente del saibabismo en Sabana Grande, como embajadora de Filipinas.
La inteligencia de los Estados Unidos no ignora la influencia de la secta en la política venezolana. Aun así, el gobierno norteamericano actual, negocia con el régimen por conveniencia de sus propios intereses políticos.
Entre las figuras más siniestras del régimen, está Iris Varela, ministra del Servicio Penitenciario, creadora del “pranato”, organización delictiva constituida por criminales. Un pran es, —por sus siglas— un preso rematado, asesino nato. Los pranes gobiernan en las prisiones. La ministra les concedió privilegios como el de construir piscinas, discotecas y mantener un negocio millonario del robo de vehículos, secuestro y vicariato, a cambio de su servicio. En “El dictador y sus demonios” Placer recoge las confesiones de sicarios del régimen, que describen sus salidas de la cárcel por orden de la Guardia Nacional para matar opositores. El crimen permanece impune.
En cuanto a Cirilo Eduardo Rodulfo el “brujo de Chavez” que conectó a Maduro con Sai Baba, éste vive en Miami, pero viaja con frecuencia a Caracas para atender las consultas de Maduro. Rodulfo trabajó en Telemundo, lo cual le ganó la confianza de personajes famosos e influyentes en el mundo hispano.
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Gloria Chávez Vásquez, escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos.
Exhumación de los huesos de Simón Bolívar, lo que fue muy polémico, nótese la cantidad de santeros y santeras.
Pulse aquí para ver el vídeo.
Nota de Redacción ZoePost.
Artículo de prensa, romántico como verán, aparecido hace años, a mediados de los noventa:
LA CARA OCULTA DE FIDEL CASTRO //// EL MAGO NEGRO //// (fragmento).
Por Richard Broussard.
Castro fue encomendado en su infancia a las deidades guerreras de las creencias afrocaribeñas . El influjo de estos dioses ha dibujado en el mandatario cubano una personalidad poderosa, autoritaria y prácticamente invencible.
¿Cómo es posible que Fidel Castro haya escapado a más de nueve atentados a su vida física, fraguados -se dice y se entiende- por parte de la Agencia de Contrainteligencia Americana? ¿Cómo es posible que haya podido sobrevivir a la avalancha de cruentos ataques psíquicos que ha recibido por parte del verdadero pueblo de paleros, santeros, nigromantes, parapsicólogos, espiritistas y otros oficiantes del cielo ecléctico y mezclado de aquél país?
¿A que se debe que su trayectoria embravecida hacia un culto cada vez mayor a su personalidad se haya mantenido impertérrita capeando, en esencia, todos los temporales que en su camino se ha encontrado?
¿De que modo se explica que suceda esto en un país donde hasta los muertos piden porque ocurra algo que al menos suavice el camino que el “comandante en jefe” hace recorrer al pueblo a marca forzada y contra viento y marea – condiciones que la mayoría de las veces son creadas por el mismo – como consecuencia de su voluntad de poder a toda costa o simplemente por decisión deliberada para mantener a la población exangüe de energía que se le pueda oponer?
¿No es sorprendente que este abogado de una pequeña isla haya puesto al mundo entero al borde del cataclismo nuclear en 1962, durante la tristemente celebre crisis de los misiles? ¿Cómo se entiende que la prensa de todas partes – hasta la derecha – haya permanecido en silencio durante tantos años? ¿Qué mágico encantamiento ha obrado en torno a Castro y su dictadura que los ha hecho “intocables” en los foros internacionales?
Desde luego, después de su desaparición física no faltaran los que expliquen eruditamente esos porqués basándose en los conocidos mecanismos socioeconómicos que aparentemente crean la historia visible de las naciones. Pero, igualmente, cuando una vez extinguido su régimen comiencen a salir a la luz las andadas de sus agentones en los lugares más inverosímiles del mundo, será imposible justificar tales explicaciones racionalistas.
Las fuentes en las que nos hemos basado para este reportaje proceden, en parte, de personas que aun viven en Cuba y, en otra parte, de exiliados cubanos diseminados por todas las riveras del mundo. Siempre que ha sido prudente, hemos mencionado a los protagonistas de estas prosas por sus nombres verdaderos, y cuando no, los hemos velado con la sombra protectora del pseudónimo.
HIJO DEL PALO
Cuentan los entendidos que la perdición de Cuba es hija de un milagro, pues desde su más temprana infancia Fidel Castro fue consagrado a una deidad africana, que milagrosamente lo salvó de una muerte segura.
Nacido en una finca en las afueras de Santiago de Cuba, a los 6 años el niño Castro fue presa de una enfermedad que le llevaba la vida.
Una negra “conga” que era ayudante de la criada de su madre, la señora Ruz, le dijo que si quería salvar al pequeño Fidel tenia que “rayarlo en palo”. Aunque la madre, que era española, igual que su esposo, “no creía en eso”, al no haber otra esperanza, accedió a llevarlo al lugar.
En el transcurso del oficio y como parte del ritual, el pequeño Fidel fue sometido a un “registro” espiritual, es decir, a una indagación de su destino individual por parte del oficiante palero, a los efectos de establecer si la obra de curación era factible y permitida por las potencias africanas.
En medio de la alucinante ceremonia, le comunicaron a la madre que ese niño traía unas líneas en las manos que lo marcaban con el destino de una persona que iba a cambiar el mundo, pues venía con una misión muy grande que realizar en este planeta, y que no debía morir.
Así el ritual en cuestión lo dejó unido de por vida, y más allá, a una hueste de fuerzas elementales que lo protegen de todo mal y todo accidente. De más está decir que el niño se salvó, milagrosamente.
Desde ese momento, para expresarnos “técnicamente”, la cabeza de Fidel Castro perteneció a una entidad supernatural que lo protegería y lo guiaría. Concretamente, dicen los paleros que Castro fue consagrado a “Ayáguna” – uno de los 16 tipos, o manifestaciones, o caminos, del dios máximo Obatalá, de entre los que están en contacto con el ser humano. Se dice que es el peor camino de Obatalá, y es el dios de la guerra por excelencia. De él derivan “Ogún”, “Changó”, “Argayú”, “Ochosi”, es decir, todos los dioses guerreros.
En dos palabras, el futuro guerrillero quedó desde su más tierna infancia bajo la tutela de la esencia preternatural de la guerra, bajo todas sus manifestaciones, en lo personal y en lo nacional.
SU FORMACIÓN OCULTA
Como es sabido el ritual del rayado en palo penetra hasta los estrados más profundos de la mente y, aunque la persona reciba ulteriormente una educación cualquiera, los mecanismos en ella establecidos inconscientemente la conducen junto a su medio ambiente, por una senda que no haga menguar, sino que acreciente el poder de la deidad en cuestión, en este caso Obatalá Ayáguna, dios de la guerra. Note el lector, que, consecuente con esto, Fidel Castro nunca ha perseguido descarnadamente a ninguna de las prácticas afrocubanas sincréticas – la santería y el palo – como sí lo ha hecho con otras religiones protestantes y católicas.
Como es de conocimiento general, Castro cursó sus estudios básicos con los Jesuitas. Sin embargo, pocas veces se ha recalcado la influencia de esta orden en la formación del futuro orador, demagogo y manipulador de la mente del ser humano.
Sin la menor duda, el ansia de poder de Castro, incrustada en los circuitos neurológicos de su cerebro por el dios Ayáguna, fue tan feroz, que entre los 14 y los 17 años ya había escrito a la rama AMORC de los Rosacruces en Los Ángeles, donde luego llegó a alcanzar un grado alto, según nos informó un amigo de José Luis Riera, avanzado ocultista que alcanzó el grado de Illuminatus, y quien desde 1923 fuera director fundador de la Orden Rosacruz Amorc de Cuba.
EN LOS AÑOS DEL “BONCHE”
Es poco lo que se sabe de las andanzas ocultistas de Castro después de haber dejado a los Jesuitas y en los años universitarios.
La naturaleza revoltosa, majadera, “jorocona”, y subversiva que lo animaba desde los estrados más profundos de su mente hizo que en la universidad de La Habana estuviera al frente de un grupo de estudiantes simplemente revoltosos – algunos menos peligrosos – y quasi gangsteriles los demás – entre los cuales todo el mundo concuerda en clasificar a Castro por diversas razones concretas – y que en aquella época recibiera el sobrenombre de “Bonche”, regionalismo criollo que quiere decir: desorden, disolución, relajo.
Fueron también los años del “Bogotazo”, en que por un pelo escapó a una muerte prematura y, más tarde, en 1953,el asalto al cuartel Moncada, donde de nuevo, salvó inexplicablemente su vida, aunque sus compañeros, en su mayoría, sí la perdieron, o bien en el asalto o bien en medio de inenarrables torturas.
Finalmente, el desembarco del yate Granma en la costa norte cubana, donde de 80 expedicionarios solo quedaron 12, Castro entre ellos, dio lugar al famoso episodio en el que tras haber comprobado hasta que punto estaba protegido por poderes que sobrepasan la naturaleza humana, y reuniendo a los sobrevivientes del combate, Castro les dice: ¡Ahora sí le gano la guerra a Batista!
Luego siguió la etapa guerrillera de la Sierra Maestra, cordillera al Oriente de Cuba, y que lo lanzó a la gloria mediática, y por lo tanto mundial.
La personalidad intrínsecamente sincrética e insaciable de Fidel Castro hizo que, estando en la montaña y siempre velando desorejadamente por su seguridad personal, se pusiera en contacto con unas indias brujas de la Sierra que le construyeron a él, a Raúl su hermano, y a un grupo selecto, unos “resguardos” o talismanes protectores, hechos de plantas y productos del lugar, pero con la condición de que después del triunfo tenían que entregarlos.
Así fue, y nosotros conocemos personalmente a quien los devolvió, persona que actualmente vive en el exilio. Pero Castro no paró ahí y algún tiempo después se hizo construir otros resguardos que las mismas indias le cosían en el forro de su sempiterna chaqueta verde olivo, de la que jamás se separaba.
EL PODER CARISMÁTICO
La atracción que Fidel Castro ejercía sobre la gente no se reduce a su capacidad de provocar la histeria en las masas sino que forma parte de un fenómeno de magnetismo irracional que producía los mismos resultados a nivel personal.
A esos efectos, un capitán del ejército nos contaba que tan solo la presencia de Fidel Castro lo avasallaba de tal forma con el impacto de su personalidad que a veces iba a verlo con la intención de hablarle de algún asunto – confesaba – pero al hallarse frente a él “quedaba desarmado, se me olvidaba todo y quedaba indefenso ante su poder de sugestión”.
Era un poder que convencía a los hombres. Tanto es así, que si bien es cierto que al principio su poder de convencimiento se basaba en el aura de innegable héroe guerrero que la victoria sobre el régimen de Fulgencio Batista le otorgaba, del mismo modo, acercándose ya a su fin, en la década de los 90,cuando sus errores recurrentes tanto políticos como económicos habían dejado al país en ruinas, seguía poseyendo un cierto don de convencer a los demás para que aceptasen sus deseos sin protestar.
Al principio no pocos de los intelectuales que hoy en día han partido al exilio hubieran suscrito, sin vacilar, las palabras de uno de ellos, que por guardar su privacidad conservaremos en el anonimato: “Castro ha logrado un prestigio que nunca pudo lograr ningún personaje público de la Cuba republicana. Se ha convertido en un mito viviente, una leyenda, un semidiós encarnado. Para mucha gente, Castro es un ser remoto aunque visible, irreal, aunque palpable, no del todo humano”.
Es natural pues, que corran los rumores en círculos ocultistas y bien ocultos de intelectuales ajenos al régimen en el sentido de que “el poder de Fidel Castro para fascinar a cualquier audiencia es comparable a las artes ocultas de los paleros, de los babalaos – los sumos sacerdotes de la Santería – y de los brujos chinos”.
Algunos han querido ver en esto el efecto del poder hipnotizador del magnetismo animal que Fidel Castro emanaba a su alrededor.
Redacción ZoePost: No se entiende esa interpretación de la pesadez notable del tirano de Cuba por “poder carismático” para ciertos extranjeros. No había nadie más pesado y pujón que este asesino. el artículo tómenlo sólo a modo de ilustración del magnífico artículo firmado por Gloria Chávez Vásquez.