Por Zoé Valdés.
Me llama una amiga para contarme que si he leído en la prensa que un avión lleno de peruanos deportados partió de Estados Unidos rumbo a España. “La prensa española dice que son los primeros deportados de Biden, y no es verdad, los primeros fueron cubanos, y no los mandaron a España, los devolvieron a Cuba”, comenta mi amiga con razón. Verifico acerca del avión de peruanos, en efecto; lo de ya a estas alturas dos aviones de cubanos deportados a Cuba ya lo sabía. Joe Biden, Kamala Harris, Barack Obama, y el cubanoamericano alejandro Mayorkas, Secretario de la Seguridad Interior de Estados Unidos, deportaron hace casi un mes a más de un centenar de cubanos, y hace dos días a más, entre ochenta y cien cubanos, como podrán ver en el vídeo siguiente:
Aquí pueden probar ustedes mismos la malignidad del comportamiento del gobierno de Joe Biden/Kamala Harris, en el tercer mandato obámico, frente al dolor de los cubanos.
Resulta curioso además que el gobierno de Pedro Sánchez, y su ministro José Manuel Albares, que están tan bien informados de lo que sucede en Cuba por más de 64 años: una férrea tiranía, no sólo no se den por enterados sino que no extiendan su apoyo a los cubanos en señal de protección y ayuda. Aunque, no me extraña, el gobierno de Sánchez es comunista y simpatiza con la Junta Militar castrocomunista, probado está de sobra, pese a las conversaciones que se han tenido con ellos, en las que me incluyo, han hecho de la vista gorda ante los abusos cometidos en la isla.
Si Estados Unidos vira la espalda y traiciona una vez más a los cubanos en este nuevo desaire inhumano, el régimen autocrático español no se queda atrás. No es una pena, es una vergüenza, y cuando Cuba sea libre no lo olvidaremos.
Zoé Valdés. Escritora y artista cubana e hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vermeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.
Testimonio de uno de los deportados cubanos:
Es evidente que ser un S como Canel es contagioso asi ahora tenemos a dos S Alejandro S. cuando digo que Cuba tiene una maldicion…estos cubanos comunistas no valen un kilo prieto y el Alejandro Mayorkas sigue mintiendo con su cara dura esto ya se pasò
Los cubanos quieren venir para USA para estar en la gozadera. Dicen malas palabras, son groseros y chusmas, quieren: informar al FBI lo que hace el prójimo, quieren jama (comida), quieren ron, drogas, música, bailar, fornicar, tener pacotilla y regresar a la isla para presumir de sus chucherías baratas y doradas ante los empobrecidos y miserables esclavos, los siempre contentos lugareños de la isla.
Si los amos yanquis no se lo permiten, con toda razón y los devuelven a su maravillosa isla de la chivatería sin fronteras, lloran con sus madres y tal vez compartan sus cuitas, algodones e íntimas sin importar su sexo.
Porque ahora los hombres imitando a las mujeres, lloriquean por todo, y le tienen un miedo inmenso al servicio militar.
Y esperan en caso de ser deportados, cáiganse de espaldas, ─QUE LOS DEPORTEN A ESPAÑA─.
Pudieron haberlos enviado también a España, como hicieron con los peruanos, que seguramente también algunos dicen malas palabras, son groseros, chusmas, y todo lo demás que usted cita… No todos los cubanos son como usted los describe, con todo mi respeto.
Esos son los cubanos. Lloran, gritan y patalean para que no los deporten, alegando que en Cuba les meterán presos, le harán la vida imposible, pero tan pronto le dan la residencia en la Yuma, regresan con gruesas cadenas de oro, rentan automoviles tur y le dejan a la dictadura las mejores utilidades de su mediocre turismo. El descaro de los cubanos es el que pone en entredicho la Ley de ajuste cubano.
“Huyen de la dictadura a la que le regalan año tras año 6 millardos de dólares “
Ahí tengo que darle la razón, aunque no todos regresan, a algunos ni siquiera nos lo permiten, y yo no pido permiso para entrar en mi país.