Cultura/Educación

New York en tiempo de Balada

 

Por Gloria Chávez Vásquez.

 

Like any great love, it keeps you guessing

Like any real love, it’s ever-changing

Like any true love, it drives you crazy

But you know you wouldn’t change anything, anything, anything

Taylor Swift.

 

Como en el béisbol, en la vida lo que importa nos son las derrotas o las victorias de los juegos pasados sino disfrutar el presente. O por lo menos es el lema del narrador y la filosofía de George Medina, el protagonista de la nueva novela de Alister Ramírez Márquez (1965).

A diferencia de Mi vestido verde esmeralda (2003) su primera novela, ganadora del Premio Círculo de Críticos de Arte de Chile (2005), el escenario de Jonrón, no es el territorio andino cafetero, sino los ghettos, las calles y los rascacielos de Nueva York.

Ya en 2009 Ramírez exploraba el impacto de la inmigración, en personajes que partían de Medellín en el siglo XIX, hacia la ciudad de Nueva York en Los sueños de los hombres se los fuman las mujeres. En su nueva novela, el escritor quiso enfrentar la inmigración desde el punto de vista y la percepción de los puertorriqueños, ciudadanos de Estados Unidos bajo la ley Jones-Shafroth desde 1917. 

En Jonrón: La Balada de Nueva York, nos cuenta la vida de un Newyorican motivado por los recuerdos de su infancia en El Bronx. Criado por su abuela María Luisa, nativa de la isla del encanto, George resiente la discriminación y la disfuncionalidad de su familia y por tanto quiere “romper el círculo de pobreza” que le rodea. Su madre, Carmen, ha muerto joven; su hermano menor, Rubén, es autista; su padre, Luis Manuel, es un veterano, víctima de la guerra de Vietnam, que alivia sus pesadillas con el alcohol y la droga.

La vida de los personajes, quienes narran sus experiencias en primera persona, coincide con episodios históricos de la ciudad, como la Gran depresión, las guerras del siglo, los ataques al World Trade Center, las protestas violentas y destructoras de Blacklivematters, la pandemia del Covid19, o de la Isla, en su etapa azucarera. En este relato unos ganan, otros pierden, otros se resignan. Pero es posible observar, a vuelo de pájaro, las demás culturas y sus contrastes con la sociedad anfitriona, incluyendo la ilusión u obsesión de marcar su espacio con elementos que llenen el hueco de su nostalgia, aunque solo sea con el lenguaje, una bandera, la música o la comida.

 

 

En Nueva York, como en otras capitales metas de la inmigración, se vive por etapas. La primera es la de la sobrevivencia física y emocional en la que sobrevive el que lleva consigo una buena dosis de sentido común. Progresa quien supera la primera etapa trabajando y consolidando su economía individual o colectiva, lo que permite al individuo o a la familia, una educación y con ella, el progreso material e intelectual. Es lo que hace George, quien apuesta su futuro en la Academia de Policía y a la muerte de su abuela María Julia, se hace cargo de Rubén, su hermano autista. Junto al cubanoamericano, Ramón, (dueño de un restaurante en Queens y su compañero sentimental de muchos años) y Fidel, el gato, George logra conformar la tan ansiada estructura de un hogar “normal”.

New York, Nueva York

Ni bachata, ni salsa, ni rumba. Alister Ramírez, escogió Balada, porque es una canción de amor y un homenaje a Nueva York. Otros como Sinatra, Billie Holiday, Billie Joel, Bob Dylan y hasta Madonna, le han cantado a ritmo de jazz, soul, rock, canciones que se han convertido en himnos.

En cuanto a Jonrón, (el spanglish de Home run) es la jugada cumbre en el beisbol después de que un bateador afortunado lanza la pelota tan lejos que los jugadores de su equipo pueden avanzar de base en base para ganar puntos. George ve la vida así. Desde la perspectiva del beisbol. Le interesa la jugada del presente, no el pasado, lo que no se hizo.

Se trata de mirar al mundo desde el punto de vista de un policía hispano y sus valores asociados con el orden y el respeto. George es un personaje muy complejo. Experimenta el cambio de siglo sin comprender lo que ha pasado. Vive una crisis existencial porque todo lo que él creía y pensaba que era la verdad, se desbarata. La carrera de policía representa para él una mejoría económica y status social.

Alister Ramírez lleva casi cuatro décadas viviendo en Nueva York. Se describe como un ciudadano emocional que ve en la Gran Manzana, una ciudad seductora, desbordada de historias delirantes, ilusiones fallidas y violencia; llena de contradicciones. Pero, una ciudad donde a pesar de la alienación en la que viven muchos de sus habitantes, siempre hay un hálito de alivio que flota sobre el laberinto que es la Gran Manzana.

Es lo que busca el autor y académico cuando camina por Central Park o visita el Museo Metropolitano.  En Manhattan, donde reside con su esposa Alicia, (tienen dos hijos) practica la natación y sus temas de interés son la Pintura holandesa (Vermeer) y del Renacimiento, la arquitectura clásica y botánica.

 

Escritor colombiano Alister Ramírez Márquez

 

Hijo de una tradicional familia cafetera, de quienes heredó la memoria oral y popular de su país, el periodista, viajero, investigador y novelista, alimenta su vida intelectual en los escenarios culturales. Escribe porque tiene la necesidad de contar lo que ha visto, escuchado, saboreado, tocado e imaginado.

El autor quindiano, asegura que sus personajes son ficticios, y que las experiencias migratorias son similares. No importa la cultura, el origen ni la raza. Siempre hay desarraigo, nostalgia, pérdida y nuevas generaciones que cargan con la cultura, la lengua de los antepasados. María Julia podría ser cualquier inmigrante colombiana, ecuatoriana, mexicana.

Alister ha escrito la mayoría de sus relatos en Nueva York. Como en el caso de su novela Mi vestido verde esmeralda, lo hace a partir de apuntes, entrevistas, conversaciones, recuerdos de infancia, y consultas. Pide a amigos que lean el manuscrito y tras los cambios, rechazos y reniegos, cuando piensa que ya está terminada, la envía para publicación. El Comunicador social, doctorado en literatura Hispanoamericana, profesor universitario y secretario de la Academia norteamericana de la Lengua Española ha escrito además ensayos, cuentos y artículos periodísticos.

En 2020 Alister Ramírez Márquez ganó el Premio de Literatura Infantil y Juvenil Campoy-Ada, instituido por la Academia Norteamericana de la Lengua Española, por La asombrosa historia de Sixto Salinas y otros relatos.

Jonrón, Balada a Nueva York consta de 318 páginas, publicado bajo el sello Museum Mile Press, impreso en Colombia por Carvajal Soluciones de Comunicación S.A.S. Diseñado y diagramado por Claudia Vargas, la producción editorial estuvo a cargo de Piélago Perpetuo (Armenia Q).

Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora, reside en Estados Unidos.

 

 

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